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—  Jimin duerme un poco, yo voy a atenderlo, —se levantó de la cama rumbo a la habitación de su hijo—, ¿qué pasa Haeri, por qué no dejas dormir a tus papis?

El bebé estaba llorando a gritos con los puños apretados—, sé que duele, pero tienes que dormir, nosotros también, —lo tomó entre sus brazos, y se sentó en el sillón que había allí para cuando tenía que alimentarlo.

Oírlo llorar así le angustiaba.

Lo acurrucó para hacerlo dormir, sin embargo, su hijo no estaba pensando lo mismo porque se movió bruscamente, Yoongi vio como su espíritu salió y volvió a entrar a su cuerpo.

— Calma, calma, que es sólo un bebé, —se recordó colocándole la pequeña cabeza sobre su hombro y dando suaves palmaditas en la espalda.

— Haeri ya no llores, no es divertido llorar, quedas todo feo y húmedo, además que tu cara se vuelve todo rojo.

Cuando amaneció Yoongi tenía un dolor de cabeza insoportable porque no durmió nada, su bebé se había dormido tan sólo una hora atrás, ya eran las siete de la mañana y tenía que ir a trabajar a las nueve. Despertó a Jimin y le pidió que cuidara al niño mientras el trataba de dormir un poco. Tan solo pudo dormir una hora y no podía ir así al trabajo, tampoco faltar era la solución. Llamó a su padre para pedirle ayuda porque estaba a punto de lanzarse por la ventana, este lo calmó y le recomendó no ir al trabajo, que por último lo descontaran de su sueldo la falta.

— Hijo, no te ves para nada bien, —fue lo primero que le dijo su papá al verlo en la puerta con Haeri en un brazo durmiendo y en la otra una taza.

— Este es mi cuarta taza de café y sigo teniendo sueño.

— ¿Dónde está Jimin? —preguntó tomando a su nieto y entrando al departamento. 

— Se fue a trabajar, —murmuró cerrando la puerta, se acercó al sillón para echar una siesta ahí.

El padre de Yoongi fue a dejar al bebé en la cuna y regresó encontrando a su hijo dormitando—, ¿Estás bien pequeño garbanzo?

— Estoy muy cansado, hace días que Haeri está de mal genio porque le están saliendo los dientes, —las bolsas debajo de sus ojos daban crédito de lo que decía.

— ¿Probaste con darle paletas de helado? También hay unas especies de pomadas que funcionan como anestesia local.

— No sé porqué tardé en contactarlo, usted siempre tiene la solución, —cuando su cabeza no le doliera tanto como ahora iría a por esa pomada.

— Tu madre me había dicho que estabas un poco estresado.

Yoongi se acomodó mejor.

— No voy a mentirle, —sus ojos comenzaron a llenarse de lafrimas que no iba a permitir derramar—, es muy estresante, creo que nos adelantamos mucho porque ni siquiera puedo pasar el tiempo que quiero con mi hijo, ni siquiera Jimin. Me hubiese gustado tenerlo en otro momento. Además, la verdad no estoy seguro de estar haciendo un buen trabajo como papá. Mi paciencia está al límite, usted sabe que me costó mucho dominarlo y que se la pase llorando sólo hace que me den ganas de arrancarme la cabeza.

— A todos los padres les pasa eso, y más si son primerizos, hijo es normal sentirse así de frustrado, no saber si lo haces bien o no. Lo que tienes que tener en mente es que lo haces con todo el amor del mundo para Haeri.

— No quiero tener otro hijo, con este es suficiente, le compraré un hámster o adoptar un perro para que no se sienta solo,—aseguró tayando sus ojos.

— Ahora piensas así, pero quizás cambies de opinión.

Yoongi negó abruptamente una y otra vez—. No y no, ni uno más, con esta experiencia suficiente, me la pasé genial pareciendo una pelota de playa, pero no quiero volver a eso.

— Si te veías muy bien hijo, no tienes que hacerle caso a tu tía y a tu mamá, ellas estaban demostrando su amor a su manera.

— Sí claro, recordándome lo inflado que estaba.

El llanto de Haeri hizo que el dolor de cabeza de Yoongi se multiplicara por dos, ya estaba poniéndose de pie para ir a ver qué le pasaba cuando su padre lo mandó a dormir, que dejara a Haeri en sus manos. No pudo negarse, sabía que le encantaba los niños y que era muy buenos con ellos.
Lo primero que hizo fue cerrar la puerta y lanzarse a la cama. Su cuerpo se fundió con el colchón.

CebollitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora