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— Joder Jimin, pueden contratarte para ser el próximo Jacki Chan, tu pie alcanzó a rozar la nariz de la enfermera.

— Por favor no me lo recuerdes, —pidió sorbiendo la nariz, se limpió las lágrimas con una toalla de papel que le había dado la misma enfermera a la que casi deja sin nariz, cuando fue a pedirle disculpas, muy arrepentido.

— Es verdad bebé, además, debemos dar gracias a todos los dioses porque naciste corto y no alcanzaste alto para golpear, porque o sino se nos venía una demanda, uff, íbamos a tener que hipotecar a Jungkook.

— Tenemos la misma estatura, ¿por qué dices hipotecar a Jungkook? —preguntó un poco más calmado.

Ambos estaban sentados en una banca de concreto tomando un helado. Luego de que literalmente, Yoongi tuviese que arrastrar a Jimin lejos de la pobre enfermera, le prometió que iba a comprarle un helado si se tranquilizaba.

— Porque él es todo un galán, ya sabes, deja loco a todo ser que tenga un deseo sexual, y si lo hipotecamos a cualquier persona interesada, podríamos pagar el juicio o llegar a un acuerdo.

— Estoy seguro que a Taehyung no le va a agradar la idea, —su rostro se contrajo en celos—, si dices a cualquier persona con deseo sexual, también te incluye.

— También a ti amor, así que estamos a mano, y respecto a Taehyung, estoy seguro que él va a ser el primero en pagar por él.

— Dios mío Yoongi, que locuras piensas.

— Oye, sólo estoy dando opciones, no te quejes luego de que no razono o que no tengo imaginación. Otra opción sería hipotecarme.

— Eso no va a pasar tonto.

Al llegar a la casa, Yoongi fue a la habitación del bebé, ya todo estaba listo. Los muebles eran de color turquesa pastel, y las paredes de un suave rosado, había varios stickers y fotos de las distintas etapas del embarazo. Gruñó al notar el póster del cantante favorito de su novio pegada justo arriba de la cuna.

— ¡Jimin ven aquí antes de que vaya rodando hacia tí!

Como si tuviese un poder de rapidez, su novio ya estaba ahí preocupado.

— ¿¡Ya viene en camino!? ¿¡Dónde está el bolso!?

— No, quiero que me digas porqué está en la pared de mi hijo un hombre semi desnudo, ¿por qué está en nuestra guarida?

— Eh, yo estaba seguro que se veía bien ahí.

Se tapó el rostro y asintió, no quería hacer un drama, ya estaba hasta la madre por ese día, aunque realmente no hubo tanto estrés, pero ni él se entendía así que lo dejó así.

— Si vas a dejar eso ahí, le dibujas sí o sí una camiseta o va a arder, ya te lo advertí, ahora—, se sentó en la mecedora y suspiró aliviado—, tu hijo tiene ganas de comer cerdo agridulce con papas fritas de ese lugar de comida rápida americana, que tiene como logo una "m", no voy a decir su nombre súper americano porque no me sale. Aparte, quiero helado, mucho helado, así que apúrate, tu bebé y yo vamos a esperarte aquí.

CebollitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora