Capítulo 11*

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(Reproducir cuando se hable de una alarma)



Pov Black:



-Qué bueno que llegaste, te estaba esperando.

-¿A sí?

-Sí.

Una sonrisa lenta y sensual se forma en sus labios mientras mi cerebro se esfuerza por hilar dos palabras que coincidan. Está realmente sexy, ¿de dónde salió ese conjunto? Trago con dificultad y siento cómo la sangre se va a de mi cerebro y se acumula en otra zona de mi cuerpo con mente propia.

Zidf se baja de la mesada y se acerca lentamente a mí moviendo ligeramente la cadera a cada paso. Mis ojos se deslizan por su cuerpo con calma, admirando cada detalle de éste, incluso noto un tatuaje en un lado de su cadera.

 Mis ojos se deslizan por su cuerpo con calma, admirando cada detalle de éste, incluso noto un tatuaje en un lado de su cadera

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No puedo evitar sentir la necesidad de delinearlo con los dedos, con los labios, con la lengua... ¿Cómo fue que no lo vi antes?

"Fácil tonto, estabas demasiado preocupado por ella como para mirarla con detenimiento y, en estos días, no lo has visto sin ropa porque no has querido caer en la tentación"

"Cierto... Es tan hermosa y tan sexy que podría..."

Concentrate!"

Llega a mi altura y la conversación de mi subconsciente conmigo mismo se termina automáticamente. Apoya una de sus manos en mi abdomen que, al instante se pone como piedra, y la sube lentamente por mi pecho, por mi cuello, hasta mi cara. Mis manos salen como disparadas hacia su cuerpo atrayéndola hacia mí, pegándola a mi persona, con mi cabeza gritando por ella, clamando porque la haga mía.

-Estás hermosa.

-¿Así que te gusta?

-Sí... Más que gustar, estás muy sexy.

Zidf sigue acariciándome, sus dedos dibujan suaves círculos en mi cuello y hombros terminando de fundir las pocas neuronas funcionales que me quedan. Mis instintos se abren paso a través de mi cerebro como un cohete, dejando atrás toda onza de cordura. Mi mente grita que la haga mía, que la monte con fuerza y violencia, que me acople con ella por horas sin descanso.

-Bueno, si este te gusta, tengo dos más que te van a encantar.

-¿Más? Mmmm... ya lo veremos después. Por el momento me gusta este, pero me gustará más cuando te lo arranque y te haga mía.

Su sonrisa brilla y la beso con intensidad, acorralándola contra la encimera. La intensidad de los besos aumenta a cada segundo en tanto bajo por su cuello y sus manos pasean frenéticas por mi espalda, mis brazos, mi cuello, mi pelo... Siento sus garras por mi piel y me encanta la sensación que me produce. Mordisqueo su cuello, pasando mis colmillos por esa delicada columna perfecta. Mis labios acarician su hombro y su cuello con suavidad: su sabor es adictivo, la necesito casi con desesperación. Sus jadeos y suaves gemidos avivan mis instintos y mis ansias de fundirme con ella.

Amor en combateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora