Capítulo 36

1.4K 82 0
                                    

Pov Black:



Zidf salta y choca con los barrotes de la jaula, sacudiéndola con furia mientras pienso que qué hacer: no tenemos mucho tiempo, tengo que idear alguna forma de contenerla, de hacerla volver, me niego rotundamente a lastimarla.

-Les advierto que esas barras no los van a ayudar.

Dicho y hecho: Zidf las agarra y empieza a tirar con fuerza, causando que empiecen a doblarse y a abrirse una brecha entre ellas. Rápidamente me pongo en frente de Fury para cubrirlo y me pongo en posición de defensa: si ella lo lastima, cuando vuelva en sí se va a sentir muy mal (sí, ella va a volver, eso no lo dudo) y, al mismo tiempo, si ataca, él podría lastimarla al defenderse y no lo voy a permitir.

-No te acerques, mantenete lejos, ella es mi compañera, yo me hago cargo.

-Por esa misma razón sé que no vas a hacer lo necesario.

-Si yo no puedo controlarla y ella me mata, hacé lo que sea pero evitá que lastime a alguien más. Sin embargo, hasta que eso no pase, no intervengas, esto es entre ella y yo.

-¿Estás seguro?

-¿Estás seguro?

-Si fuera tu compañera, ¿vos no dirías lo mismo?

No dice nada más, simplemente asiente con la cabeza y se aleja pegándose a la pared, lo cual agradezco ya que me da mejor rango de acción. Vuelvo mi mirada a mi compañera en el momento exacto en el que ella arranca una de las barra y pasa a través del agujero que formó en el enrrejado que la mantenía alejada de nosotros. Su mirada depredadora se enfoca en mí y adopta una nueva postura de ataque, haciendo que to me ponga a la defensiva.

-Zidf, soy yo. No quiero lastimarte.

No me responde, ni siquiera parece reconocerme, en su lugar se gacha y pega un salto hacia mí, apuntando a mi persona con sus garras. Escapo de su agarre por los pelos y volvemos a posicionarnos uno frente al otro, dibujando amplios círculos mientras ella me acecha y yo mido su reacción y trato de anticipar su próximo ataque. Aún así intento volver a acercarme a ela, tratando de devolverle su persona, que me reconozca.

-Zidf, por favor, reaccioná. No quiero pelear con vos.

Ella vuelve a enseñarme los dientes y la risa de Rolan se escucha siniestra como un eco por todo el lugar.

-Animal idiota. No importa lo que le hagas o digas, estás perdiendo tu tiempo, ella no volverá, ahora es un simple animal que sigue mis órdenes.

-¡NO! Ella sigue ahí maldito infeliz. Y, cuando todo esto termine, voy a asesinarte con mis propias manos.

-No vas a tener oportunidad, te lo aseguro.

En ese mismo instante, mi compañera se tira de nuevo contra mí, clavando su hombro en mi estómago, robándome el aire de mis pulmones y se acomoda rápidamente sobre mi cuerpo. Intenta atacarme pero, como puedo, le freno las manos, alejando sus garras de mi persona entretanto ella lucha por liberarse e intenta morderme. No sé si es por la adrenalina que corre como el viento por mis venas o qué, pero consigo alejarla de mí a pesar de su fuerza, muy por encima de la mía y volver a ponerme en pie.

Fury no se ha acercado, tal y cómo se lo pedí pero puedo ver su angustia y su necesidad de ayudarme pintada en sus ojos, en sus rasgos. Esto le gusta tan poco como a mí pero no debe intervenir a menos que sea estrictamente necesario y él lo sabe, a pesar de lo que le dicta su cuerpo que debe hacer.

Zidf vuelve a atacar pero, antes de que impacte contra mi cuerpo, la atrapo en el aire; sin embargo su impulso nos empuja al piso y rodamos sobre nosotros mismos una y otra vez, luchando por el dominio de la pelea: ninguno quiere ceder. Trato de someterla, de mantenerla bajo mi cuerpo; ella se debate con fiereza, no se queda quieta y, contra todo lo que mi corazón me dicta, aprieto con mayor fuerza y hasta clavo la punta de mis garras en sus muñecas, haciéndola que suelte un fuerte grito de dolor. Veo la sangre brotar de los cortes que le hice y mi pecho duele pero sé que es necesario.

Amor en combateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora