Capítulo 32

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Pov Zidf:



Ya es de noche y yo no puedo relajarme: al final me van a operar mañana y esta tortura va a terminar en gran parte; voy a poder escapar definitivamente de Rolan, ya no va a poder encontrarme a donde sea que nos vallamos y, a su vez, van a poder rastrear su paradero utilizando el chip en frecuencia inversa. Al fin va a poder ser atrapado, va a pagar por lo que le hizo a tanta gente. Black está tan feliz como yo, aunque sé que está nervioso también: atrapar a Rolan sería poder curarme, averiguar la fórmula del suero, saber qué va a pasar conmigo, averiguar mi verdadero potencial.

Sin embargo, a pesar de tanta "cosa buena", también hay puntos negativos como mi esperanza de vida, la mutación incierta de mi cuerpo, mi otra mitad... El suero era un castigo en sí mismo pero ¿y si tengo que inyectármelo todos los días por el resto de mi vida? ¿Qué pasará si no lo hago? ¿Realmente viviré? ¿Cuánto soportaría mi cuerpo? ¿Cuánto más mutaré? ¿Me volveré completamente un animal? ¿Seguiré teniendo mi voluntad y pensamiento humano?

Todas esas preguntas y más no dejan de rondar mi cabeza, de atormentarme y, ahora, no me dejan dormir como debo. Son las doce de la noche y hace dos horas que estoy abrazada a Black intentando descansar, sin embargo no puedo, el sueño no llega a mí. Y otra cosa que no abandona mi mente es el hecho de que me siento observada: durante todo el día, mientras caminaba por el Homeland, iba al comedor por algo para la cena ya que no iba a tener tiempo para cocinar, al encontrarme con alguien o, incluso, cundo fui a hablar con las chicas al centro médico (que fue cunado me dijeron que la operación sería mañana), todo el tiempo he sentido una mirada en la espalda. No me refiero a que me miraran, porque es algo normal cuando te cruzás con gente o cuando pasás por lugares donde hay personas reunidas; esto que sentí era diferente: una mirada fija eh incisiva sobre mi persona, observando cada paso, vigilando todos mis movimientos...

Traté de convencerme de que solo era mi imaginación, paranoia, impresiones mías eh, incluso, intenté ignorarla,hacer como que no estaba ahí, pero me era imposible. Ni siquiera en casa se iba esa sensación; corrí las cortinas, cerré cada puerta y ventana, revisé cada pieza y resquicio de la casa, pero ni aún así pude relajarme y conseguir que la sensación se esfumara.

No le dije nada a Black, no quería preocuparlo con mi paranoia, pero eso no se iba y cada vez me siento más y más incómoda. Tampoco le avisé a mi familia de la operación, me pareció innecesario, se preocuparían inútilmente.

Inquieta y desvelada, me levanto con cuidado de la cama, separándome con sutileza del firme abrazo de Black y me encamino al baño. Prendo la luz y me apoyo en el lavatorio mientras miro los ojos que me devuelve la mirada desde el espejo: soy y no soy yo a la vez. Nunca me había puesto a pensar en todo esto, en mi persona, en el cambio o mutación que sufrí. Mis ojos estaban normales por ahora, pero sé perfectamente la apariencia que adquieren durante mi cambio, abro la boca y veo cuatro puntas alargadas y filosas sobresaliendo de las filas de dientes normales. Paso un dedo por una de ellas, notando la afilada punta bajo la yema de mi dedo, al punto de que me hago sangre. ¡MALDICIÓN!

Me chupo el dedo mientras espero que sane y continúo mi exploración; mis manos tampoco son como antes: si bien siguen siendo casi iguales en tamaño y forma, ya no son tan suaves; callosidades se me han ido formando desde hace tiempo en las palmas y en las falanges de los dedos del lado blando (por el lado de la palma), mis uñas ahora son duras y filosas y debo limarlas para que no destrocen todo lo que toco... Lo cual no sirve de mucho: cuando las hago crecer a voluntad vuelven a afilarse. En mis pies es lo mismo. Sé que hay muchos más cambios que no se ven a simple vista y, en parte, me da rabia lo que me hicieron pero, extrañamente, la otra parte está agradecida. Me costó darme cuenta pero amo a Black y, aunque sé que él me hubiera aceptado como humana, ser como él de alguna forma hace las cosas más fáciles... Y ser así tiene sus ventajas, ¿para qué negarlo?

Amor en combateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora