Capítulo 44

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Pov Zidf:



-¡AAAAAAAAAHHHH...!

-Solo un poco más, ya casi.

Pujo una vez más y un llanto se escucha al mismo tiempo en el que me siento vacía por dentro. Estoy agotada, jadeante, pero feliz. Unos minutos después, una enfermera se acerca a mí con un bulto blanco en brazos y me lo extiende, sin embargo lo aleja al ver mis manos manchadas de rojo. Rápidamente las retraigo ante la cara de disgusto de la enfermera y las lágrimas inundan mis ojos al ver que alejan a mi bebé de mí.

La imagen cambia rápidamente y, al momento siguiente, estoy en nuestra casa, mas no estoy sola: Black está con dos nenes chiquitos, una nena y un nene, jugando en el piso mientras Midnight los observa desde el sillón como un halcón. La imagen es tierna y me llena el pecho de un sentimiento cálido y dulce; ansiosa de participar, me acerco a ellos con la intención de unirme, pero en cuanto me huelen, sus miradas se dirigen a mí con miedo y terror, solo para alzarse sobre sus pies y salir corriendo lejos de mí, gritando con pánico.

El dolor en mi pecho se acrecienta y la mirada de Black resuma tristeza hacia mí. Las lágrimas bajan por mis mejillas mientras estiro la mano, deseosa de poder alcanzarlos ya que no puedo mover los pies, pero en su lugar, parece que me estuvieran arrastrando más y más lejos. La luz me muestra que estoy manchada de sangre, toda completa, mis garras están extendidas y, tanteando con la lengua, siento que también lo están mis dientes.

-No, esperen, yo no... Yo no hice nada... ¿Qué está pasando?

-Lo lamentamos Zidf, pero sos muy peligrosa para estar suelta. Los atacaste, es normal que te teman. ¿No ves cómo estás?

-No yo... Yo no fui... Tienen que creerme.

No me responden, simplemente me encierran en una de las jaulas y cierran la puerta con llave. Corro hacia los barrotes, agarrándome de ellos, sacudiéndolos en un intento de salir.

-Por favor... No hice nada... Se los juro... Sáquenme.

-¿Cómo pudiste?

-¿Black?

Ante mí aparecen de las sombras él y los dos pequeñitos que estaban en casa, los tres lastimados, sangrantes, con rasguños...

-¿Yo... Yo hi...?

-Sí, ¿cómo pudiste?

Con los ríos de lágrimas cayendo por mi cara, estiro las manos intentando alcanzarlos, pero ellos se alejan, desapareciendo en la oscuridad.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOO...!




-¡ZIDF, NENA ESTÁS SOÑANDO, DESPERTATE!

Abro los ojos aterrada, respirando acelerada mientras mi respiración va al ritmo de una locomotora y las lágrimas empapan mi cara. Los brazos de mi compañeros me rodean y me presionan contra su cuerpo, permitiéndome descargarme a mi antojo. Sus dedos masajean con suavidad mi espalda, consolándome en tanto deposita suaves besos en mi coronilla.

-Tranquila nena, todo fue un sueño.

No confío en mi voz, por lo que simplemente asiento y me acurruco sobre él, absorbiendo el calor de su cuerpo que tanto me reconforta y que tanto lo necesito ahora mismo. Midnight nos mira desde la cama, con su peluda patita sobre mi pierna. Así es como pasamos los siguientes minutos (aunque no sé cuántos), simplemente abrazados en silencio hasta que consigo controlarme. Respirando hondo, saco la cabeza de mi escondite en el pecho de mi compañero y veo que, en el piso junto a la cama, está hecha pedazos la lámpara de la mesita de luz, debo haberla tirado en medio de mi pesadilla.

Amor en combateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora