17.

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-Buenos días. -saludó amablemente, entrando a la cocina, encontrando a la castaña desayunando rápidamente, con la mirada atenta en su desayuno.

-Buenos días. -saludó entre cucharada y cucharada de yogurt con cereal. Shawn observó que no había ningún boul con cereal para él como era lo usual y frunció el ceño, sorprendido.

Desde que había llegado a Nueva York la castaña le servía el desayuno como cortesía, agradeciendole por llevarla a sus sesiones de fotos, revistas, y a todos los lugares mientras se disculpaba por ser el único desayuno que sabía preparar.

Pero hoy no había nada preparado para él.

Se quedó observando toda la cocina sin saber exactamente qué hacer.

No quería parecer confianzudo o algo parecido. Un entrometido que se mete a tu cocina a sacar comida sin pedir permiso no es nada lindo.

-Hay jugo de naranja en la refrigeradora. -dijo la castaña, sin despegar su mirada del boul con su desayuno.- Y tostadas en la cesta de allá. -señaló hacia un estante dentro de su cocina, sin mirarlo, y siguió comiendo, atenta, observando su celular a cada segundo, expectante.

¿Jugo de naranja y tostadas?

-Bueno... -dijo el castaño, confundido, acercándose a la refrigeradora.

-Se me hará tarde. -susurró la castaña, viendo la hora en su celular y tecleando rápidamente.

-Desayunaré rápido y te llevo, no te preocupes. -dijo el chico, tomando un par de tostadas al instante.

-Eh... Andrés vendrá a recogerme, no es necesario que me lleves. -dijo la chica, limpiándose con una servilleta.

Shawn alzó ligeramente las cejas y se sentó frente a ella a comenzar a tomar su desayuno con el ceño fruncido.

-¿Andrés?

-Sí, mi amigo de la escuela. -dijo sin mirarlo. No lo ha mirado desde que entró a la cocina.

Y eso era raro.

-Está bien. -dijo el castaño, comenzando a comer de sus tostadas.

Se hizo un silencio incómodo en la cocina donde sólo se escuchaba al castaño comiendo su tostada y a Camila dejando la cucharada en el boul.

-Me olvidé de mi cuaderno de Filosofía. -gruñó después de leer algo en su celular mientras se levantaba de la mesa camino a su habitación en busca de su cuaderno, a paso rápido, corriendo.

Shawn la observó confundido y siguió tomando su desayuno.

Todo estaba muy callado, mejor encendía la TV a ver si así se alivia un poco la tensión de la que él desconocía totalmente.

Cogió una tostada y, mientras comía se dirigió a la TV para encenderla y acabar con el fastidioso silencio que se había formado.

Camila no era así. Bueno, no el tiempo que él la conocía. Algo le ha pasado. Luego le preguntará nuevamente.

Caminaba tranquilo y sin prisa, lo diferente a una castaña que bajaba a toda velocidad de las escaleras, corriendo con el cabello ligeramente desordenado y mil cosas en las manos.

Y, tal fue la casualidad de la chica, que sus pies se enredaron en sus audífonos mientras bajaba los últimos peldaños de sus escaleras, logrando que comience a caer y tropieze con la persona que iba caminando por ahí.

Con él.

La castaña no pudo dar un paso más a pesar de lo apurada que se encontraba y perdió el equilibrio debido a que no podía separar sus pies gracias al gran nudo que se había formado con sus audífonos bajo ella, soltando un grito, lo que causó que Shawn volteé a verla.

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