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-¿Desde qué hora están aquí? -preguntó la castaña, mirando a ambos chicos, curiosa.

-Hace una o dos horas, aproximadamente. Quería conocer al chico con el que estás viviendo teniendo a tus padres lejos. -dijo Alessandro, sonriendo. Shawn sonrió levemente.- Es un gran chico.

Camila asintió encogiéndose de hombros.

-Pues sí. -Alessandro pasó su brazo por encima de los hombros de la castaña, atrayéndola a él y dándole un beso en la cabeza. Shawn observó todo y miró hacia otro lado, con la mirada de la castaña en él.

Se sentía incómodo, puede sentirlo.

Los dos chicos siguieron conversando por unos minutos más acerca de temas... de chicos. Carros, futbolistas, películas y esas cosas, mientras la castaña observaba a ambos sin perder detalle.

Se le hacía raro, pero ambos se estaban llevando extrañamente bien.

Congeniaron mucho.

Tenían gustos muy similares. Demasiado.

Camila se sonrojó de solo pensarlo. Eso había tenido un doble sentido.

Cuando se daba la oportunidad de reírse, Alessandro buscaba la mirada de la castaña para reírse con ella y así hacer que se sienta integrada a su conversación, ya que no la notaba muy animada.

-Alessandro... Cariño, estoy muy cansada. -dijo la castaña, mirando a su novio a los ojos. Alessandro volteó a verla y le dio un beso en la frente.

-Shawn me contó que estudiaste mucho para ese examen. Seguro te ha ido genial. -dijo sonriendo. La castaña abrió mucho los ojos.

¿Qué otras cosas ha contado el chico?

-Pues... no lo sé. Estoy muy nerviosa y muy cansada. -dijo, sincera, ocultando sus nervios. Shawn la observó fijamente.

Tendría que hablar con ella.

-Seguro lo has hecho increíble, no lo dudo. -dijo dándole un beso en los labios. Shawn volvió a apartar su mirada.- Bueno, entonces te dejo para que descanses, ¿sí? -la chica asintió, enamorada, no como antes, pero aún le brillaban los ojos.- Te llamo más tarde para ver cómo estás. Un gusto conocerte, Shawn. -dijo refiriéndose al chico, parándose y dándole la mano.

El castaño la aceptó, respetuoso.

-Lo mismo digo.

Camila observó aquel apretón de manos y también se paró.

Imaginaba una especie de Guerra Mundial entre ellos, sin embargo nada pasó.

Felizmente nada pasó.

(...)

Shawn se iba dirigiendo a su universidad mientras buscaba su cuaderno en su mochila, apurado.

Se le iba a hacer tarde. Todo es culpa de no haber dormido temprano.

Pero es que simplemente no lograba conciliar el sueño, no sabe por qué.

Iba tan rápido que no se dio cuenta cuando chocó con alguien, haciendo que los libros de esta chica caigan al piso.

-¡Dios! Discúlpame, no fue mi intención. -exclamó la chica, comenzando a recoger sus libros. Shawn miró confundido la escena y se agachó al nivel de la chica.

-Pensé que yo era el que había chocado contigo. -dijo sincero, recogiendo los libros de la chica. La chica sonrió, nerviosa.

-Yo iba literalmente corriendo, déjame asumir la culpa.

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