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-Sí, joven Mendes. Tengo entendido que por el momento usted es el único cercano con ella... Sí... No, pero debe venir ahora. Ya le dije que sí. De verdad. Está bien, lo esperamos. Hasta luego. -dijo el director y colgó la llamada, mientras observaba a las 2 chicas, quiénes su aspecto no había mejorado en nada, es más, se seguían mirando mal.- ¿Quieren que les adelante su castigo? -Camila negó, con la mirada puesta en Lele y ella bufó.

-Todo esto es culpa de la modelito. -dijo la rubia, gruñendo. La castaña la miró indignada.

-Tengo mi nombre, por si acaso.

-En ningún momento te lo pregunté, modelito infiel.

-¡Basta! Sus apoderados ya están en camino y podrán terminar con esto de una vez, pero dejen de tratar de colmarme la paciencia o actuaré de manera diferente. -ambas chicas se callaron, pero no dejaban de mirarse con enojo.

La castaña apartó la mirada luego de unos segundos al notar que su cara le seguía ardiendo y había sentido un sabor salado en su lengua.

Sangre.

Ni siquiera las habían dejado limpiarse o que Lele se seque el uniforme o cabello, ambas seguían tal cual las habían encontrado peleando, solo que ahora en la oficina del director del colegio, una sentada al lado de la otra, frente a él.

Hasta que...

-¿Shawn vendrá? -preguntó, volviendo a la realidad de que llamarían a sus "apoderados" pero sus padres se encontraban lejos. Lele tosió indiscretamente y susurró un "infiel" hacia la castaña.- Oh, tú cállate, ¿si? -bufó cansada.

-No comiencen. -habló el director serio.- Y sí, señorita Cabello, el joven Mendes vendrá ya que sus padres no pueden venir. -la castaña asintió y Lele comenzó a reír forzadamente. -Señorita Pons, su hermano vendrá de parte de usted ya que sus padres trabajan en la mañana en su empresa, así que no se ría mucho. -La castaña sonrió y la rubia resopló.

-No la quieren, ¿cierto?

-¡Ugh! ¡Eres...!

-¡Cállense las 2!

(...)

-Señor director, están aquí. -indicó la secretaria por medio del altavoz del teléfono.

-Hazlos pasar, por favor. -dijo y después de unos segundos se paró de su asiento. Ambas chicas se quedaron sentadas, enojadas.

Sí, son un poco... enojonas.

-Buenos días. -entró primero un chico rubio, que saludó al director respetuosamente, con un apretón de manos, luego volteó a ver a las 2 chicas, observando primero a su hermana y luego a la castaña, quien lo observó encogiéndose de hombros. Negó y se sentó al lado de su hermana rubia.

-Joven Twan, buenos días. -saludó el director.

Seguido del rubio, entró Shawn con una camisa blanca que tenía desabotonados los primeros botones. Saludó respetuosamente al director con un apretón de manos y luego, como el rubio, observó a ambas chicas, quiénes no tenían una buena pinta.

Para nada.

Cuando la castaña vió que el chico entró a dicha oficina, rápidamente bajó la mirada, evitándolo a toda costa, sin siquiera saludarlo o algo por el estilo.

Estaba reciente el hecho de esa mañana, por parte de ambos.

Incómodo.

Lele sonrió al castaño y Camila la fulminó con la mirada inconscientemente.

Shawn se rascó la nuca y se sentó al lado de la castaña, inseguro sobre si eso era lo correcto, pero no habían otras sillas cerca.

(...)

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