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-¿Qué? -preguntó Alessandro, sin poder creérselo, mirándola fijamente a los ojos. Camila bajó la mirada al instante, sintiéndose peor aún.- No... -susurró el castaño, negándose.

Tomó aire.

-Ya no siento lo mismo que hace unos años, o bueno, unos meses incluso... -susurró la chica. El castaño bajó la mirada, sintiéndose mal.

-¿Te he hecho algo? ¿Has escuchado algo sobre mí? ¿Qué hice mal? ¿Aún me puedo disculpar? -preguntó el chico, buscando una razón. Camila cerró los ojos, negando.

-Ya te dije que no has hecho nada malo.

-¿Entonces qué nos ha pasado? ¿Por qué me estás diciendo eso? -susurró Alessandro. La castaña volvió a negar, pasando saliva, nerviosa.

El chico la observaba fijamente, mirando a su hermosa novia y cada facción que ella tenía con detenimiento. Es perfecta y es la que más lo ha apoyado en todo lo que ha pasado. Siempre ha estado con él y nunca nadie lo ha hecho tan feliz como ella. Han tenido sus problemas, sí, pero siempre han sabido como sobrellevarlo, juntos como pareja, siempre comunicándose.

Enserio espera que esto tenga solución, si no...

No se imagina cómo sería no tenerla a su lado ahora.

-Los tiempos han cambiado, Alessandro. No sé de donde viene todo esto, pero es lo que siento ahora. Tú me has preguntado y ya te respondí. 

Alessandro tenía los mismos sentimientos que cuando se conocieron, para él nada ha cambiado, y cada día se enamoraba más y más de su novia, siempre orgulloso de ella y enfrentando juntos muchos problemas, muchos rumores y muchos insultos.

Con ella, lo lograba todo.

-Lo siento...

-No es tu culpa, Ale.

El chico suspiró.

-Sé que aún podemos superarlo...

-No creo que puedas arreglar esto. He tratado yo y... no puedo...

-Sí, sí, lo sé. -susurró el chico, bajando la mirada, posando una mano en su mentón.

La chica sintió como su corazón se oprimía al ver a su novio, así, tan mal, tan triste...

Y ella era la culpable de eso.

Lo estaba haciendo sufrir de la nada cuando él lo único que le ha hecho es hacerla feliz, y no se merecía estar así, él menos que nadie.

Volvió el horrible silencio a ellos, siendo incómodo y sintiendo la tensión entre ellos al solo escuchar sus respiraciones como fondo, con algunos pequeños pájaros por ahí.

Ya no habían besos de por medio como lo estarían un tiempo atrás, cariños, abrazos, elogios, caricias... nada. Ahora estaban sentados en una banca, uno al costado del otro, observando el clima y recordando cómo se conocieron en dicho lugar cuando sus campañas los llamaron por una gran noticia.

Recuerdan cada sentimiento de ese día. Los nervios, las terribles mariposas en ellos al verse en persona, la timidez... todo. Tan solo se habían visto por revistas, en TV, en redes sociales, etc, pero nunca en persona. Esa fue la primera vez.

La primera vez que se enamoraron... o eso pensó Alessandro.

-¿Sigues enamorada de mí? -preguntó el chico, temiendo por la respuesta. Sabía que no debió preguntarlo, se sentiría peor de saberlo. Preferiría quedarse con la intriga a que le rompa su corazón más de lo que ya estaba...

Pero ya había hecho la pregunta y no había marcha atrás.

Osea, es Camila, su Camila, su novia, por la que ha dejado y sería capaz de dejar todo. Por ella hizo cosas de las que no sabía que era capaz de realizar. Sólo por ella y por todo el aprecio que le tiene a ese pequeño ser lleno de luz que ahora era el que más lo estaba haciendo sufrir.

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