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-No... respiro... -susurró, repitiendo lo que anteriormente había dicho, con más dificultad que antes y con la voz rota por las lágrimas. Comenzó a intentar darse aire con las manos, siendo inútil.

-Mila... ¿qué tienes? -preguntó Ariana preocupada, mirándola. Estaba muy blanca, más de lo normal.

No se veía nada bien.

-¡No respira! -exclamó Dove asustada.

-¡Está hiperventilando! ¡Denle más espacio para que pueda respirar! -exclamó Liam, tratando de que el círculo que habían formado a su al rededor se agrande para que la chica pueda tener más aire.

Nada. En lugar de mejorar solo empeoraba.

Joder.

La chica comenzó a hacer aún más esfuerzo por intentar respirar y quitarse esa terrible opresión, pero cada vez que lo hacía simplemente empeoraba y le dolía más el pecho, haciendo que las lágrimas aumenten en sus ojos.

Comenzó a ponerse nerviosa.

No podía respirar. No le llegaba el aire.

Y eso no se sentía nada bien.

-Mila, trata de tranquilizarte, estás muy nerviosa. -le dijo Justin, tomándole la mano. La chica negó varias veces abriendo su boca para poder respirar, comenzando a jadear y que su pecho comience a subir y bajar rápidamente.

Cada vez que lo hacía, sentía como dolorosas punzadas la atacaban en todo su pecho, por lo que respirar le dolía aún más.

Miró a sus amigos asustada, con los lojos llorosos.

¿Qué está pasando?

Todos sus compañeros de clase comenzaron a observar el pequeño círculo de amigos de la castaña modelo, intrigados.

¿Qué está pasando ahí? No se escuchaba nada bien.

La chica se sentía cada vez peor, y se veía cada vez peor.

Su blanca piel ahora era como un fantasma... y eso no era nada bueno.

Las lágrimas en sus ojos no hacían nada más que aumentar a cada segundo, hasta que comenzó a sentirse en una horrible burbuja.

-¡Se está poniendo peor! -exclamó Ariana, asustada de ver a su amiga así.

Sus amigos no sabían qué hacer, la profesora no estaba ahí porque aún no empezaba ni la primera hora de clases así que estaban solos.

Y no tenían ni idea sobre qué hacer.

¿No se suponía que pagaban mucho dinero para que en su escuela siempre esté presente en cualquier emergencia?

Bueno, ahora no había nadie.

-¡Está fingiendo! -exclamó Lele, riendo.

-¡Cállate, estúpida! -gritó Dove, volteando a verla, enojada. La latina abrió mucho los ojos al ver esa reacción de aquella ojiverde que solía ser muy tranquila y comenzó a acercarse a ella.

-¿Qué me has dicho? -preguntó desafiante.

-Estúpida. -repitió la ojiverde.- Estás viendo que Camila está muy mal y ni así te aguantas las ganas de molestarla. ¡Consíguete una vida! -gritó enojada, volteando a ver cómo seguía su amiga, quien poco a poco iba perdiendo fuerzas.

-Chicos, chicos... -habló Andrés, tan preocupado como sus demás amigos.- No está mejorando en nada, se le ve súper mal.

-¡Debemos llevarla a dirección! -dijo Liam, apurado.

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