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-No quiero renunciar. -susurró, bajando la mirada.

-Hija... -comenzó su padre, mirándola.- La escuela no la puedes dejar de lado, ya sabes que lo más importante es tu educación, pero si te vas a poner así por tratar de hacer todo, lo mejor va a ser que hagas una actividad a la vez, ¿no lo crees? -dijo y Sinu asintió.

-Y ya estamos viendo que si intentas hacer ambas, vas a terminar mal. -continuó.

Camila suspiró. 

-Pero... -susurró. 

No quería renunciar. Es decir... hace eso desde que tiene memoria, desde que es muy pequeña ha sido imagen de muchas marcas... No se imagina su vida sin el modelaje.

-Piénsalo bien, Mila. Podrías terminar el año tranquila con tus amigos, centrándote en estudiar y nada más.

-Pero el modelaje es lo que a mí me gusta. -susurró.- Yo no tengo la culpa de que mi compañía quiera explotarme.

-Firmaste un contrato con ellos, flaca. -le dijo su mamá, tiernamente, tratando de que la chica no se exalte.- Deberías cumplir todo lo que dicen o tomarían cargos legales en tu contra.

Camila tomó aire, desanimada. 

No quería dejar su sueño así de la nada. Era imposible. Es lo que le gusta hacer y lo que ha hecho siempre... Además le ha abierto tantas puertas... ha conocido tantos lugares y tantas personas gracias a eso.

No quiere dejar eso detrás.

-Yo creo que podría organizar la escuela y el modelaje de manera que no me afecte. -susurró, volviendo a mirarlos. Sinu negó inmediatamente.

-No. -dijo segura.- No vas a volver a tener ansiedad por querer cumplir todo. 

-Pero me organizaré mejor. -dijo, mirándola.- Enserio lo haré. 

-Hija...

-Sé que mi educación es lo primero, pero los días que tengo que ir a la compañía mañana, tarde y noche podría faltar a la escuela y pedir los apuntes a mis amigos. -dijo, buscando soluciones.- O podría hablar con los profesores. Ellos saben que siempre me he dedicado a esto y seguro que lo van a comprender. -dijo, haciendo memoria que todos en su escuela la conocían.

-Pero Mila, vas a estresarte mucho.

-Estaré con mi ansiolítico. -añadió.- Además sigo escribiendo en mi diario y comenzaré a hacer los ejercicios que me dijo el doctor. -siguió.- Te prometo que voy a saber organizarme.

-No, Mila. Termina tu año tranquila. -dijo Sinu, mirándola.

-¿No dijiste que me apoyarían sea cual sea mi decisión? -preguntó.

Sinu y Alejandro se miraron.

-Eso era si esque decidías renunciar. -dijo la rubia.

Camila negó.

-No quiero hacerlo. Encontraré la manera de organizarme. -dijo, mirándolos.- Lo prometo.

(...)

Bufó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y dejaba el control de su TV a un costado.

Se encontraba... triste. Sin ninguna razón.

Era como si tuviera un vacío en su pecho pero no sabía por qué. Como si de repente se hubiera puesto triste pero no le había pasado nada como para estarlo... Es decir, estaba así desde que despertó en la clínica y pensó que con el tiempo esa sensación se le pasaría.

Nada.

Y no encontrar nada de su interés en Netflix le hizo sentir peor... Raro.

Pero así se encontraba en este momento, por más raro que suene, porque cuando se enfermaba o le pasaba algo parecido, se deprimía.

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