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Comenzó a navegar por redes sociales mientras los estilistas la arreglaban minuciosamente. Planchaban su cabello con mucha precisión, cuidando que cada mechón quede liso y en equilibrio con los demás. Los maquillistas pintaban sus ojos pasando un delineador negro líquido por encima de su párpado haciendo un "cat eye" favorito de la chica, pasando una sombra de color dorado encima de eso. Luego colocaron delineador por la parte baja del ojo, mientras ella miraba arriba.

Y más de maquillaje, base, rubor, iluminador, muchas cosas más, mientras ella no hacía ni el mínimo movimiento, acostumbrada a ser maquillada y arreglada desde que es muy pequeña.

Cuando el maquillaje estuvo listo, el peinado no tardó mucho en estar también listo.

-Perfecta. -sonrió la estilista que siempre maquillaba a las modelos de dicha compañía.

Camila sonrió y se dirigió al sofá donde habían dejado el vestido que le habían traído exclusivamente para ese evento. Estaba cubierto por una franela blanca y tenía un gancho del que colgaba prestigiosamente. Luego se encontraban los zapatos en una caja blanca a un costado, que también le habían traído para dicho evento. Y no olvidar la cajita pequeña de un costado que también se la habían traído, donde se encontraban los aretes, collar y algunas pulseras que se pondría.

La compañía a la que pertenece siempre le daba las mejores cosas.

-Ve a cambiarte. -dijo el que le había lisado el cabello, también uno de los representantes de su compañía, haciendo un ademán con sus manos.

La chica asintió obediente y tomó con ambas manos el vestido y los zapatos, dirigiéndose al baño de su living con algo de dificultad.

Al llegar, sacó con cuidado el vestido de dicha franela y sonrió, admirando el encaje, las piedras y la tela de este.

Estaba muy bonito... y brillante. De un lindo color rojo.

Era descubierto en la parte trasera y tenía un corte en la pierna derecha. Le encantaba.

Se miró en el gran espejo que había frente a ella y comenzó a desvestirse con cuidado de malograr su maquillaje o su peinado. Ya tenía práctica en eso. Luego, comenzó a colocarse el vestido encima de ella mientras lo bajaba lentamente y se amoldaba a su delgada figura. Trató de subir el cierre de este que se encontraba en la espalda y, después de muchos intentos, por fin lo logró.

Alisó el vestido con cuidado y sacó los lindos zapatos plateados brillantes de su caja color blanco.

Eran hermosos.

Con cuidado, se los colocó uno por uno y los abrochó, viéndose más alta de lo que era antes.

Sonrió al espejo, viendo cada facción de ella y de su cuerpo, y se tomó una foto rápida en él. Luego un selfie... Y listo. Ya estaba lista.

Salió con cuidado del baño, arreglando la parte baja de su vestido en aquel corte a la pierna, sin ver al frente, con la mirada en la roja tela.

Iba tan concentrada en arreglar dicho detalle del vestido que no se dio cuenta hasta que chocó con alguien, golpeándolo en el torso, quien se quedó asombrado al verla así.

La miró de arriba a abajo lentamente, sin articular palabra, y se detuvo en sus ojos. En aquellas lindas pupilas chocolate que tanto le transmitían.

-Disculpa. -dijo Camila, tímida, siendo consciente de que había sido su culpa. Shawn la miró de arriba a abajo nuevamente.

-Wow. Estás... muy bonita. -susurró, también tímido, inseguro de saber si había sonado muy atrevido con aquello. La chica sonrió levemente.

-Gracias.

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