3 | gemelas Collerman

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De inmediato todos han fijado su atención en nosotras, sabiendo que tendrán "diversión".


  —  Sally, parece que la basura se ha colocado frente a nosotras —  la morena se cruza de brazos y enarca una ceja.


—  y también parece que le han dado nueva mascota a la bruja, Selly —  la otra también hace lo mismo.


Verán, Sally y Selly Collerman, ellas son gemelas y son las más populares de toda la universidad. Son hermosas, de eso nadie tiene duda y también asquerosamente ricas, pero nada de eso se compara con lo crueles e idiotas que son. Tanta es su estupidez que no saben diferenciar entre una mosco y una abeja. Yo soy todo lo contrario a ellas: fea, odiada, pero inteligente.


Sin importar nada de eso, soy su víctima favorita. Cada que me ven me toman como su entretenimiento, solo porque odian verme estudiando y respirando el mismo aire que ellas.


—  ¿no vas a decir nada como siempre? —  Sally me empuja con su dedo.


Niego —  tengo prisa.


—  ¿crees que a nosotras nos importa eso? —  Selly ve los libros en mis manos y los golpea haciéndolos caer.


Los demás se ríen —  bo seas dura, Selly —  la otra me mira con diversión —  vamos, recoge lo que mi hermana accidentalmente tiró al suelo.


Miro mis libros con los ojos nublados y me dispongo a agacharme para tomarlos. El cuervo en mi hombro aletea para no caerse y grazna bajando de mi hombro para quedarse de pie en el suelo. Lo veo mirarme mientras tomo los libros con ojos llorosos, pareciera que me está reprendiendo o quizá estoy loca.


—  ¿por qué tardas tanto, mojigata —  hablan a unísono —  ¿no habías dicho que tenías prisa?


Mi vista se nubla por completo y una fuerte migraña me ataca de golpe, obligándome a gemir de dolor y detenerme de tomar los libros. Percibo con distorsión como unos pulcros zapatos se dirigen hacia mi rostro, una d ellas pretende patearme. Cierro los ojos esperando el golpe, pero este nunca llega, sin embargo escucho un fuerte impacto y exclamaciones de sorpresa por parte de los demás junto a gritos de dolor.


Abro lentamente los ojos aunque no identifico casi nada, las veo tiradas en el suelo a varios metros de distancia. Una de las dos está sentada con su rostro cubierto por sus manos y la otra me mira fijo en la misma posición y con mucha rabia, todos el mundo parece tener la misma expresión de sorpresa que tengo yo.


¿qué demonios acaba de pasar? No tengo ni idea, pero algo detuvo el golpe y las ha mandado a volar mientras yo no miraba.


Me apresuro a tomar mis cosas aprovechando la confusión para escapar de todo esto, tomo mis libros y corro sin siquiera ver bien por donde camino. La cabeza me duele demasiado y tengo la vista nublada.


Cuando estoy lo suficientemente lejos, me detengo y respiro profundo cerrando los ojos por un segundo. Escucho pequeñas pisadas, volteo y logro distinguir al ave caminando hacia donde estoy.

La Elegida de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora