18 | inesperada visita

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Toco el hombro de Erika en un vano intento por despertarla, ella se queja, pero al final despierta y me mira.

— ¿Bonny? — sí, todos los demás me han apodado de esa manera, no sé por qué, pero es mi segundo apodo favorito, el primero es Evie, obviamente — ¿qué haces aquí?

— quiero hacer algo especial para los chicos, ayúdame por favor — pongo mis manos a modo de plegaria. Me mira casi sin poder abrir sus ojos por el sueño y al final suspira poniéndose de pie.

— no tengo de otra...

Le miro el cuerpo y de inmediato empiezo a reír sin poder evitarlo — dime que no es verdad que tu pijama es de Dora la exploradora.

Me patea a modo de queja — era la única que quedaba en la tienda ¿de acuerdo? — me río más — no es como si me gustara esa estúpida caricatura, es la mujer mas ciega en el mundo, hay que estarle enseñando todo.

Mi risa no para — lo que tú digas.

—Dominic—

Veo a Williams aparecerse por la puerta de mi oficina, me da los buenos días y me dice que ya el almuerzo está listo.

Miro la hora en mi reloj de muñeca — ¿no crees que te has adelantado un poco a la hora?



— amo, el almuerzo no lo hemos preparado nosotros.


Arrugo el ceño mientras me pongo de pué dejando los papeles sobre el escritorio y luego lo sigo hasta el comedor donde me encuentro infinidad de comida servida sobre ambas mesas, Evie terminando de colocar cada plato mientras come lo que parece ser una uva y a un par de sirvientas ayudándole.

— eso va allí, Kaeri — le habla a Erika.

Sonrío disfrutando de la vista. Lleva el pelo recogido en un moño enmarañado con un pañuelo a modo de diadema, un delantal de cocina negro y los pies descalzos, se le ve sudada y un poco cansada, pero disfrutando de lo que hace.

— suficiente, ya no puedo más — protesta Erika tomando asiento en una de las sillas.

— ¿piensas rendirte ahora cuando ya solo faltan colocar unas copas? — Evie entrecierra los ojos — ten ovarios, Kaeri.

Erika respira profundo y se pone de pie para continuar.


— me he ofrecido ayudarlas, pero la señorita Ivonne se negó rotundamente, a duras penas aceptó a un par de chicas del servicio — murmura Williams — lo siento, amo.


— no te preocupes, Williams, mientras ella lo disfrute todo está bien — lo miro — aunque te apuesto que no lo ha hecho todo por amor al arte.

— la conoce muy bien, amo.

— solo un poco — miro a las chicas y luego avanzo — vaya sorpresa ¿quién o qué las motivó a hacer todo esto?


Evie sonríe y seca sus manos con el delantal para luego caminar hasta mí y abrazarse a mi torso — buen día, disculpa por haber salido tan temprano de la cama.

Acaricio su rostro — te ves cansada ¿estás bien?



Asiente — sí, hacía mucho tiempo que ni cocinaba con tanto entusiasmo.

La Elegida de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora