La Elegida de Drácula

45 | situación desesperada

Tiro mi pelo hacia atrás y cuelgo la llamada sin saber qué hacer. Veo a mi hermana llegar hasta mí — ¿has sabido algo?

— ¿cómo llegaste tan rápido?

— vine corriendo, Baby-Drac ¿dónde está la princess?

— no lo sé — maldigo mirando su auto a un lado de la carretera — su auto y todas sus cosas están aquí por lo que no ha sido un robo, pero no hay ni rastro suyo.

Suspiro intentando controlarme. Evie ha salido esta mañana para reunirse con el arquitecto, pero él me llamó después de una hora para preguntar por qué lo había dejado plantado. En ese momento me preocupé, pero pensé que tal vez estaría haciendo algo más por lo que la llamé, me dijo que se vio obligada a tomar otra ruta ya que había mucho tráfico, después de eso no supe nada mas de ella. Ya son casi las dos de la madrugada y lo único que he podido descubrir fue el paradero de su auto con el GPS, pero ella no estaba en él. Sé que algo mami tuvo que ocurrir ya que ella es muy cobarde como para meterse por decisión propia a un lugar tan desolado y oscuro como este y de hacerlo no saldría ni loca de su auto, además, su vehículo está bien y a tope de combustible por lo que no hay motivo para salir de él.

Todos, incluso Williams se encuentran buscando como locos por toda la zona alguna pista suya, pero hasta ahora no tenemos mana. Si tan solo le hubiese enseñado a Evie a conectar sus sentidos a los míos ya la hubiese encontrado, pero solo ella puede hacerlo, yo no.

— Baby-Drac...

— estoy nervioso, Madame... — musito — si algo le pasa a esa mujer te aseguro que soy capaz de matarme. No quiero perderla después de todos los siglos que pasé buscándola, no pienso perderla ahora que la tengo conmigo.

Ella toma mi mano — estoy contigo, hermanito — me abraza, pero yo no puedo corresponderle.

— padre, hemos encontrado esto a varios kilómetros — Jonas se acerca y me entrega unos anteojos rotos — tienen un poco de sangre cerca del cristal.

Veo la pequeña mancha ya seca, por como está, lo que sea que haya pasado fue hace mucho tiempo. Abadion se encuentra inquieto, al igual que yo reclama que su ama esté cerca suyo. Por primera vez los dos sentimos lo mismo.

— no hagas una estupidez, Baby-Drac — me detiene mi hermana — el panorama no es bueno, pero mantente la compostura, no te pierdas dentro de ti mismo.

Respiro profundo y regreso mis uñas a la normalidad, intentando seguir sus palabras, no debo descontrolarme, no sin saber lo que ha pasado o todo se complicaría más — llévame a donde encontraste esto, Jonas.

Asiente y espera a que asegure el auto de Evie para luego guiarnos hasta el sur donde estaban los lentes, pero no hay nada más. Las horas pasan y pronto comienza a aclarase el día. Me encuentro desesperado y ansioso, mi cuerpo tiembla y cada vez se me está haciendo más difícil controlarme. La desesperación está al borde de volverme loco.  Mi hermana me mura preocupada al notar mis expresiones y el temblor en mis manos.

— Baby-Drac...

—Madame Pink—

Veo a mi hermano ponerse de cuclillas con una de sus manos en su rostro mientras la otra, completamente ennegrecida y con garras, se aferra a la tierra, creando pequeñas zanjas al arrastrarse.

Con cautela intento acercarme a él, agachándome también, pero retrocedo al instante al ver su rostro cuando me mira. Sus ojos están completamente negros y sangrando al igual que su boca la cual está un poco rasgada por las comisuras, con todos sus dientes puntiagudos, gruñendo.