La Elegida de Drácula

32 | ¿cómo devolver el favor?

—Madame Pink—

— ¿me llamabas, Baby-Drac? — pregunto entrando a su habitación.

Él asiente y la princess me sonríe sentada en la alfombra con un montón de libros abiertos, supongo que tiene mucha tarea — quisiera pedirte un favor.

— ¿para qué soy buena?

— quisiera que vayas a casa del gobernador por unos que debe enviarme el muy inutil, son muy importantes, por favor. Josh que te llevará.

— está bien, ¿ya le dijiste al chico?

Asiente — ya te está esperando en el auto. Lleva algo de comer para los dos y cuida de él. Es un hijo un poco rebelde.

— princess, tú cuida de mi hermano.

Ella me mira — lo haré hasta que me ponga en su testamento y así asesinarlo y quedarme con todo.

Dominic rueda los ojos y yo la miro con las cejas arqueadas — ok, creo que mejor me iré ahora — murmuro ante la extraña situación.

Me reúno con el chico luego de recibir el almuerzo para llevar de parte de Williams. Subo al auto y suspiro cuando comienza a conducir.

— ¿sabes la dirección? — él asiente, yo le miro — ¿siempre eres tan callado?

No me responde. Le miro con sorpresa, pero no digo nada más, me dedicó a teclear mi teléfono y escuchar la música de la radio.

—Ivonne—

Miro con disimulo mi mochila cuando se mueve levemente. Dominic está sentado en el sofá de la habitación haciendo algo en su computador portátil — ¿qué es ese olor que siento desde que llegaste de la universidad?

— no sé de qué hablas... — murmuro intentando hacerme la tonta y seguir escribiendo en mi cuaderno.

— está bien... — noto como se pone de pie, dejando la portátil sobre el sofá y se acerca a donde estoy. Miro la mochila e intento tomarla antes que él, pero él es mucho más rápido, la atrae hacia sí mismo con su poder, olfatea y luego saca lo que estaba intentando esconderle — me has dicho que no sabes por qué apestaba tanto a esta cosa así que voy a asumir que se ha metido solo allí y lo tiraré a la calle.

— ¡no! — grito poniéndome de pie al ver como se gira con el pequeño cachorro tomado por el lomo.

Me mira enarcando una ceja — ¿qué pasa?

— por favor, no lo tires...

— pero me dijiste que no sabías nada.

Juego con mis dedos por los nervios — lo lamento, no debí mentirte, pero creí que te enojarías si te decía que había traído otro perro a la casa.

Me observa y luego al animal — Evie, reconozco el olor de un perro por todo el tiempo que pasé rodeado de los pulgosos licántropos ¿cómo pretendías mantenerlo oculto de mí?

Tiendo mis manos para que me lo entregue y él lo hace — no lo sé, sé que no debí traerlo, pero en el receso lo escuché gritar, estaba dentro de unas bolsas en la basura... — vuelvo a sentarme mientras acaricio el pelo del pequeño animal que tiembla en mis brazos — parece que alguien intentaba deshacerse de él y casi se asfixia, simplemente no pude ignorarlo. Te prometo que lo llevaré a algún refugio cuando pueda defenderse solo.