—Ivonne—
— aquí tienes — le entregó el sobre a Jonas en el cual está su paga — sé que están acostumbrados a recibir el dinero por transacción, pero no me sé las claves de acceso de cada uno y para evitar problemas mejor les he pagado de esta manera.
— como sea... — musita entrando el sobre en sus bolsillos.
— ¿no vas a contarlo? — cuestiono antes de que salga. Sonrío — quiere decir que ya no desconfías de mí ¿cierto?
Me mira mal — cállate.
Me río cuando sale y tacho su nombre de la lista, él ha sido el ultimo en recibir su quincena. Suspiro guardando el documento con las firmas de cada uno y luego presto mi atención en mi ensalada de frutas, disfrutando de la comodidad que me ofrece el sillón del conde en su oficina. Mi mirada vaga hasta llegar a las fotografías en su escritorio, haciéndome sonreír como cada vez que las veo pues resultan ser copias de la foto en la que estoy en mi graduación junto a mis padres y la otra donde apenas soy una recién nacida. Sí, esas mismas que tanto le gustaron al verlas en el álbum de recuerdos en la casa de mis padres.
— adelante — murmuro al escuchar como tocan la puerta.
— le he traído algo de tomar — Williams deja el jugo sobre un portavasos en el escritorio y yo le sonrío agradecida.
— gracias por tenerme en cuenta, Williams.
Asiente de manera elegante (como todo lo que hace) — es mi deber. También vine a recordarle que tiene una cita programada con el gobernador — bufo — ya ha llegado, solo espera que usted de permiso para entrar.
— dile que pase — asiente y se gira dispuesto a irse — oye, Williams... — me mura — deja de tratarme de usted, por favor, me hace sentir vieja... puedes tutearme.
Sonríe un poco haciendo una reverencia — como quieras.
Tomo mi jugo y espero a que entre el hombre para estrechar su mano y pedirle que se siente. Él lo hace — creí que me recibiría el conde — habla.
— él señor ha tenido otros asuntos y no puede atenderte, pero me ha dejado a cargo — se ve claramente decepcionado — adelante, te escucho.
Carraspea colocando su maletín donde el escritorio, lo abre y lo coloca de frente sobre mí. Miro confundida el único documento en su interior, parece una exposición en varias hojas.
— ¿qué es esto? — lo tomo.
— son planes hechos por mí y mi grupo de agentes especialistas en economía — me coloco bien las gafas y lo miro — allí queda grabada una magnifica idea en la cual todo el país saldrá beneficiado?
Enarco una ceja — ¿en serio? ¿de qué trata?
— la creación de un proyecto que se convierta en el monumento insignia de este país, algo simplemente increíble... crear algo enorme que sea capaz de competir con los franceses y su torre que tienen — arrugo el ceño — si lo hacemos, nuestro país se convertirá en un lugar mundialmente reconocido y con gran prestigio entre los demás países... Claro que para lograrlo hay que hacer algunos sacrificios donde el pueblo tendrá que ayudarnos.
— ¿ayudar de qué forma?
— de manera económica, claro está — se sienta mejor — en ese documento están varias maneras de cómo podríamos solicitar su ayuda sin que les afecte realmente. Me inclino más por la idea tres.
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La Elegida de Drácula
VampireBienvenidos a mi mundo, un mundo donde los humanos viven bajo el régimen de los vampiros y ha sido así desde casi mil años. No me mal entiendan, si bien ellos son quienes tienen el poder, no vivimos bajo una tiranía, todo es pacífico... Aunque exist...