43 | un simple dolor

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Salgo del auto luego de dejarlo en su lugar junto a los demás y camino directo hasta el estúpido Derek quien está en compañía de los chicos, haciendo vigilancia. Tan pronto me ve sonríe y hace una pequeña reverencia, pero yo lo miro con ojos entrecerrados y las manos en la cadera — ¿eres gay?

Los chicos comienzan a reír mientras él me mira confuso — claro que no.

Pateo su pantorrilla aunque la única afectada soy yo, aún así aprecio que finja que le duele — ¿puedes decirme entonces porqué rechazas a Kaeri, estúpido chupasangre? — él recibe mis golpes sin protestar y finje que les duelen.

— es que no me gusta involucrarme en ese tipo de cosas — murmura con calma.

— me dijo que te negabas porque tu único motivo de vida es ser "mi esclavo" — me cruzo de brazos — ¿de verdad piensas pasar el resto de tu vida sin pareja solo por servirme? Y ustedes... — señalo al grupo de los otros cuatro — si vuelvo a escuchar una carcajada más los dejaré sin paga por un mes — de inmediato callan y fingen prestar su atención en vigilar. Vuelvo a mirar a Derek, tiene la mirada gacha — Derek, no puedo permitir que pases tu vida sin aceptar el amor solo por estar pegado a mí, aun así no sea con Erika porque no te guste o lo que sea, debes encontrar a esa persona que haga feliz tu vida — le hablo suave — no te cierres al amor.

Asiente — muchas gracias, ama.

Sonrío y le guiño el ojo para luego caminar hacia la entrada, voy directo a la oficina de Dominic donde lo encuentro anotando algunas cosas en su computados — buenas tardes... — murmuro dejando mi mochila en el sofá.

Me mira — hola, Candy.

Me siento en el asiento frente a su escritorio — ¿qué haces?

— nada interesante ¿qué tal tu día?

— normal, debo preparar una teoría de cinco mil palabras sobre las pulgas y garrapatas, pero todo bien.

Se ríe — me alegro mucho, por cierto, te llegó correo — señala varias cartas y un paquete pequeño sobre el escritorio.

Arrastro la silla más cerca y tomo las dos cartas con curiosidad. Una viene fe parte del programa de Modelo y otra de un abogado notario. Abro la de modelo y sonrío al descubrir dentro el cheque con el dinero prometido — vaya, es una mujer de palabra.

— así que para ti nuestra boda ha disco un negocio — habla fingiendo reproche y decepción. Me mira intrigado.

— si de todas formas iba a publicar las fotos ¿por qué negarme a recibir dinero por ellas? — guardo el cheque en su lugar — además, ella se ha echado una jugosa cantidad en el bolsillo, yo solo pedí un cuarenta por ciento de eso ¿estás enojado por revelar tu identidad, Romeo?

Se encoje de hombros con desdén — para nada, sabía que lo harías, además, mi identidad como Drácula sigue intacta.

— tonto arrogante — abro la otra carta con el pequeño cuchillo y leo poco a poco — es de parte del representante de la anciana que me rentó el departamento en que viví por un mes, dice que ya es hora de que decida su voy a seguir con él i no para rentárselo a alguien más — doblo el papel — le diré que lo haga.

— ¿por qué no se lo rentas tú a alguien más?

Arrugo el ceño — ¿porque no es mío?

— pues entonces compra, remodela y renta a un costo más alto — elevo las cejas con sorpresa — como mi empleada puedo hacerte un préstamo para que resuelvas todo y luego el dinero que ganes será todo tuyo ¿te haría mal ese dinero extra?

— eres un genio, señor — me pongo de pie y rodeo su escritorio para sentarme a horcajadas en su regazo — por eso es que te amo.

— ¿solo por eso? — acaricia mi espalda. 

La Elegida de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora