La Elegida de Drácula

22 | más que novios

— todavía siguen difundiendo la noticia de "los amantes fugitivos" — Dominic lanza el periódico a la mesa frente a mí y se ríe — no puedo creer lo que has hecho, señorita.

Me muerdo el labio para contener mi sonrisa al ver la foto de mi espalda desnuda mientras corría tomada de la mano de un Dominic solo el camiseta y bóxer.

¿de qué va todo esto? Bueno, hace dos días, después de que Diego nos arruinara la película, Dominic y yo fuimos a Brighton, una playa en el condado del mismo nombre. La playa estaba raramente desierta, al menos en el lugar que nos ubicamos ya que hay grandes hoteles a varios metros, se veía hermosa bajo la luz de la luna, era algo sin igual. Cenamos algunas cosas que compramos en el camino y luego nadamos un poco... Para resumir la historia, terminamos haciendo el amor sobre una toalla en la arena. Fue una noche mágica que repetiría miles de veces si pudiera.

Cuando desperté a la mañana siguiente, fue porque Dominic sintió la presencia de alguien mas, solo me dio tiempo a colocarme las bragas y cubrir superficialmente lo demás con la tela de mi vestido cuando apareció un guardacostas acompañado de quien parecía ser un turista que no perdió tiempo en fotografiar nos mientras intentábamos huir riendo.

La noticia desde entonces ha estado circulando por todas partes, todos se preguntan ¿quiénes eran? Y el misterio tomó más peso por las cosas que tuvimos que dejar abandonadas por las prisas, una toalla con las iniciales DB, mi sostén, uno de mis zapatos que se me cayó y una rosa que Dominic me había regalado. Todos intentan resolver el misterio, pero claro, todos en el palacio supieron al instante que se trataba de nosotros y se rieron cuando apenas llegamos.

— esto es una locura — murmuro suspirando y le miro — ¿te das cuenta de que me he vuelto doblemente famosa? primero porque siguen transmitiendo la rueda de prensa y ahora por ser "la cenicienta calenturienta".

Él se ríe mientras me entrega una taza de té — felicidades.

Ruedo loa ojos y miro la hora en su reloj — gracias por el té, pero debo irme. Iré a visitar a mis padres mañana y necesitó comprar algunas cosas.

— ¿quieres que te acompañe? — habla mientras tomo un poco de té con prisa.

Lo miro negando — iré con Erika, solo es a comprar medicina para los animales de mi padre. No te preocupes.

— no me refería a eso — le miro confundida. Él se inclina sobre la barra de desayuno con una sonrisa — quise decir que si quieres que te acompañe a casa de tus padres.

Casi me atraganto con el líquido en mi boca, lo miro sorprendida — ¿quieres ir conmigo?

Asiente — solo si tú lo permites.

— ¿por qué? — no me imagino a alguien tan sofisticado como el conde estando en una granja con apestosos animales en ella. Es muy bizarro para mí imaginarlo.

— bueno, porque me gustaría conocer a los padres de mi secretaria, saber de quien de los dos heredó tanta belleza... — acaricia mis labios con sus dedos, muy lentamente, mirándome a los ojos mientras acorta la distancia entre nuestros rostros — y creo que la mayor razón sería porque quiero conocer a la familia de la mujer que me encanta... la que me trae loco.

Respiro profundo — pero no puedo presentártelos cuando ni siquiera tengo bien en claro qué tipo de relación tenemos.

Sus labios se detienen a milímetros de tocar los míos, me mira a los ojos haciéndome sentir intimidada, para luego empezar a reír mientras se aleja un poco de mí.

— ¿de qué te ríes? — le miro ceñuda.

— por eso digo y vuelvo a repetir que eres muy ingenua, Evie — mi ceño se frunce mas, él apoya sus brazos sobre la encimera y me mira con sorna — voy a plantearte las cosas para que tú misma saques las conclusiones. Evie, vivimos juntos... duermes junto a mí en mi cama todas las noches, te hago el amor más de cuatro veces por día o más según lo diga la ocasión, bebo únicamente tu sangre, te beso en público sin importarme que nos vean, te recuerdo lo hermosa que eres cada día y te tomo siempre de la mano... ¿tú qué crees que somos?