6 | pandilla de delincuentes

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Abro poco a poco los ojos, la oscuridad reina en el lugar en donde estoy y una música leve se escucha a bajo volumen. Poco a poco voy comprendiendo que estoy acostada en la parte trasera de un auto que va a máxima velocidad. Siendo unas manos acariciando mi pelo, miro hacia arriba para descubrir a Dominic quien tiene mi cabeza apoyada en su regazo.

Me mira al sentir mi movimiento y solo soy capaz de identificar el brillo de sus ojos y su blanca sonrisa. Me incorporo despacio y toco mi rostro.

- mis... - no he terminado la oración cuando ya noto como me tiende mis anteojos, los tomo y me los coloco logrando ver con más claridad - gracias.

- pensé que te molestarían al dormir.

Asiendo bostezando y miro a mi alrededor, fuera de las luces del auto que iluminan la carretera, no veo nada. Parece estar tan nublado que no se ve ni la luna ni las estrellas.

- ¿dónde estamos? - murmuro intentando ver algo, pero la oscuridad mas la increíble velocidad en la que vamos hace imposible esa tarea. Todo lo veo difuso.

- vamos de camino al puerto - coloca su mano sobre mi pierna, haciendo que me tense al sentirla. Lo miro - lo siento, he sido un pésimo anfitrión por haber tomado mi cena antes de ofrecerte la tuya ¿tienes hambre?

- pues ahora que lo mencionas... sí.

Asiente - Mike.

El conductor (que hasta ahora no me había percatado de él) parece entender de inmediato la orden, reduce la velocidad hasta detener el auto por completo a un lado de la carretera, luego le tiende una bolsa de papel o eso creo ya que no veo casi nada. Dominic enciende la luz interna del auto y me mira, yo me quedo deleitada al notar lo extremadamente guapo e irresistible que se ve bajo esa luz. Noto sus labios moverse y su mano libre extenderla hacia mí, pero estoy tan engatusada con su rostro que ni siquiera entiendo lo que me ha dicho.

- perdón ¿qué? - parpadeo y lo veo reírse. Avergonzada empujo mis gafas un poco.

- te decía que Williams preparó para ti un poco de cena para que puedas comer - asiento mirando la bola. La puerta es abierta por Mike desde afuera, Dominic sale y luego me tiende la mano - acompáñame.

Salgo del auto tomando su mano, la noche está oscura y una fresca brisa acaricia mi piel. Puede ser que tal vez llueva. No puedo ver casi nada más que lo iluminado por los faroles del auto. La mano de Dominic suelta la mía para luego sostenerme de la cintura y me eleva sin ningún esfuerzo hasta dejarme sentada sobre el maletero.

- aquí estarás más cómoda - abre la bolsa y me la entrega.

El delicioso aroma que emana de allí es exquisito, no sé cuánto tiempo llevamos en el trayecto, pero todo está calentito todavía. Saco un envase desechable donde encuentro fruta picada con lo que creo es miel y debajo de este hay otro de donde proviene el olor, pasta con camarones. Tomo un tenedor y procedo a comer mientras que Dominic está a mi lado, con su brazo en mi pierna y mirando al cielo, Mike, está también recostado en el auto en la parte delantera mientras fuma lo que parece ser un cigarro.

El silencio es solo interrumpido por la melodiosa voz de Beyoncé en su canción Halo sonando en la radio. En total, es un momento muy agradable, salvo el hecho de que le temo a la oscuridad. Detrás de mí parece haber un frondoso bosque y el terreno del otro lado de la calle está completamente despejado.

Continúo comiendo la deliciosa pasta y veo el pequeño envase con carne y una botella de jugo.

- amo... - murmura Mike de la nada.

Dominic exhala sonriendo - los he sentido, Mike.

Confundida los miro a ambos. Mike apaga su cigarro.

La Elegida de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora