38 | debe ser mío

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Por fin ha llegado el momento de terminar con mi estrés, la hora del tan aclamado baile de brujas ha llegado y, según veo, todos parecen estar disfrutando plenamente de todo. Incluso la misma Erika se divierte en compañía de Derek y yo, bueno, yo estoy aquí sentada en un sofá mientras tomo un poco del cóctel de frutas. No se me apetece bailar con nadie a pesar de la gran cantidad de chicos que me han invitado ¿para qué hacerlo?

— vaya, pero si es la arrastrada que se ha pasado toda la noche sola — Kim aparece en compañía de las gemelas. Se ríe — ¿dónde está? — observa a mi alrededor como si buscara a alguien — sabía que todo el drama de tus vídeos no era más que una farsa.

— lo que menos se me antoja es escuchar tus estupideces, Kim, no tengo tiempo para ti — respondo queriendo que se largue.

— oh, yo creo que sí lo tienes, después de todo no hay nadie contigo — Sally mira sus uñas como si fuesen lo más interesante en el lugar.

— tu estúpido baile me parece horrible, tienes pésimo gusto — añade Selly.

Como que si la noche de brujas se tratase de unicornios y princesas...

Respiro profundo mientras me pongo de pie — no puedo seguir en esta estupidez. — cuando intento irme una de las Collerman me detiene, alejo su mano de mi brazo y gruño furiosa — no me fastidien, trío de desquiciadas.

Kim me mira con superioridad — ¿qué pasa, Iva? ¿acaso tienes miedo?

¿miedo? ¿yo? ¿de ellas? ¡qué ridículo! El motivo por el que las quiero lejos es porque le hice una promesa a Dominic de no meterme en problemas pase lo que pase, yo quiero que cumplir esa promesa y es por eso que debo contenerme.

— te crees perfecta por moverle el culo al conde para que te mantenga en el lugar que estás, finges tener una relación con alguien que se avergüenza de ti tanto que nunca muestra su rostro en tu compañía y ni siquiera quiso venir contigo hoy — se ríe — me sé tu farsa, todo es mentira al igual que ese anillo de fantasía que llevas ¿desde cuándo se han visto diamantes rojos? intenta al menos ser creíble.

— ¿ya han terminado con su diarrea verbal? — pregunto de manera estoica — tengo cosas más interesantes que hacer.

— no te atrevas a hablarme así — gruñe con los dientes apretados.

Trato de esconder mi sonrisa de burla, pero no puedo — ya entiendo lo que haces, estás intentando hacerte sentir mejor contigo misma descargando toda tu basura sobre mí, pero déjame decirte que tus esfuerzos son en vano, no me afecta en absoluto — me mira con el ceño fruncida mientras yo miro a su alrededor como lo hizo ella — ¿dónde está tu amado Diego? Te quieres reír de mí, pero estás igual o peor que yo y aún así intentas vagamente hacerte sentir superior — le sonrío — la mierda que sale de tu boca es irrelevante para mí, Kimberly.

La veo rabiar y levantar su vaso para lanzarme el contenido, pero soy tomada del brazo por alguien que me hace girar muy rápido, quitándome de la trayectoria del líquido para luego abrazarme desde atrás, con sus brazos cubriendo los míos, todo eso en un instante. Molesta piso con fuerza su pie con el tacón de mi zapato en un intento para que se aleje, pero solo lo hago reír. Todo mi cuerpo se tensa.

— esta no era la clase de bienvenida que me esperaba de ti después de tanto tiempo sin verte, Candy.

La piel se me eriza por completo y las rodillas se me aflojan, el corazón me empieza a latir con agresividad y mis ojos se llenan de lágrimas mientras siento como si la música y todo tipo de sonidos desaparecen exceptuando su risa suave. Quito las manos de mi estómago para girarme y verlo. Las lágrimas se escapan de mis ojos.

La Elegida de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora