La Elegida de Drácula

10 | traición

Resoplo y salgo del aula luego de recoger mis cosas y revuelvo mi pelo con frustración, acabo de tomar mi examen de anatomía animal y creo que no me ha ido tan bien como me gustaría y todo eso es por culpa de ese estúpido vampiro y ese par de intensos ojos verdes que parecen perseguirme apenas cierro los ojos.

En mi casillero, recojo mis libros del examen de mañana para estudiar en casa. Visualizo a Kim a lo lejos, la llamo, pero parece no escucharme así que corro hasta ella y consigo alcanzarla en la puerta, la toco en el hombro y ella aparta mi mano de un manotazo, haciéndome sentir confundida y humillada, se gira a mirarme y luego pone expresión de arrepentimiento.

  — oh, dios, Iva... lo siento mucho —  me abraza fuerte y luego me mira sonriendo —  creí que era el idiota de Brad que ahora me acosa... ¿me perdonas?

Acomodo mis lentes y trato de devolverle la sonrisa —  no es problema ¿cómo has estado esta semana?

Se arregla la mochila y bufa — estuve tan ocupada estudiando en casa de mi tía, lamento no haberme comunicado contigo la semana pasada, sabes que no hay buena recepción en ese mundo perdido.

Me encojo de hombros, profundamente aliviada en mi interior ya que no se ha dado cuenta de que estuve ausente toda la semana.

  —  no importa.

Mira su reloj de muñeca y luego mira un auto gris que se ha detenido al frente de la universidad.

—  tengo que irme ahora, Iva—  me da un beso en la mejilla para luego alejarse —  ¡te veo mañana! ¡te amo, estúpida!

Me despido hondeando mi mano, la veo subirse de copiloto y como el auto parte luego. Con un suspiro me encamino a la parada de autobús a esperar que pase el mío, al llegar. Al llegar temprano a casa, no encuentro a nadie, me dispongo a hacer el almuerzo aunque lo que encuentro en la despensa no es mucho la verdad.

Escucho como tocan mi puerta luego de un rato y al ver por la mirilla, noto como del otro lado está un hombre robusto, bien uniformado y que claramente es un vampiro.

Abro lentamente para ver como se quita las gafas de sol — ¿Ivonne Bridget?

Asiento con duda — ¿qué sucede?

Abre su chaqueta de la cual saca un sobre dorado y me lo entrega para luego pedirme que firme el certificado de que ha sido recibido por mí, se va luego y yo me quedo mirando confundida por donde se ha ido hasta que decido cerrar la puerta. Abro el sobre luego de leer mi nombre en él y confundida veo una carta y una tarjeta de crédito pegada al interior del sobre de la carta.

Querida, Ivonne.

Seguro estás confundida al recibir esta entrega y seguro al leer esto ya sabes quien soy.

En primer lugar, me encantaría agradecerte por ser tan maravillosa acompañante y por todos los placeres que conllevó eso, en verdad disfruté mucho aunque nuestra despedida no fue lo mejor. Luego de eso quisiera cumplir ahora yo mi parte del trato, la deuda de tu novio ha sido saldada y olvidada, en cuanto a tus ganancias, para eso es la tarjeta.