35 | una tragedia y tres asuntos

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—Ivonne—

Él continúa besando mis labios con sus manos en mis mejillas mientras estamos bajo la lluvia de aplausos de los invitados. Ahora mismo me siento tan feliz que llego a pensar que esto debe ser un sueño demasiado fantasioso, pero sus labios y sus besos son reales, al igual que su sonrisa.

— nunca dejas de sorprenderme, Evie — murmura mirándome a los ojos — jamás pensé que me pedirías matrimonio.

— no siempre debe ser el hombre quien dé el primer paso.

— ¿qué clase de broma es esta, Ivonne? — me giro para mirar a Diego quien tiene una expresión ilegible y sombría — ¿lo prefieres a él por encima de mí después de todos?

Asiento sin dudar — lo escogería mil veces a el, por encima de ti y de cualquier otro.

—Madame Pink—

Tomo a la princess de la mano y le sonrío tirando de con fuerza de su cuerpo junto en el momento en que un disparo resuena en el lugar... una bala que impacta justo en la frente de mi hermano. La princess, sobresaltada se gira a mirar a Baby-Drac quien tiene su nuca apoyada en el respaldo del sofá y sin mover un dedo.

Ella se suelta de mi agarre y grita con angustia mientras apoya su peso en el sofá para tomar a mi hermano del rostro y negar una y otra vez mientras los invitados ven la escena con horror. Suspiro encendiendo un cigarro y miro al tal Diego que tiene la pistola en sus manos.

— cálmate, princess — murmuro, pero ella me ignora. Resoplo — ¿hasta cuándo piensas seguir fingiendo, Baby-Drac?

Él respira profundo mientras extiende su mano hasta la nuca de la princess y la pega a su pecho, ella continúa llorando — ni siquiera puedo recordar la última vez que me sentía tan feliz — murmura acariciando la espalda desnuda de la princess — ni tú ni nadie serán capaces de arruinar esta noche.

Él se incorpora ella, se refugia en su pecho y él comienza a mover su boca mientras que el agujero en su frente comienza  cerrarse muy rápido. Finalmente escupe la bala al suelo, mirando fijamente al chico quien está sorprendido al igual que los demás invitados.

— desaparece de mi vista — sisea mirándole fijamente y con una sonrisa cínica en sus labios.

Al instante George y Frank lo desarman y lo llevan lejos de nuestro campo de visión. Expulso el humo de mi cigarro viendo como la princess, aún preocupada, se separa un poco de él para esconder su rostro en su cuello, al parecer realmente le afectó verlo así. Baby-Drac me da una mirada y no debe decir ni una palabra, de inmediato lo entiendo.

Me pongo de pie y sin decir nada sigo a los chicos que de lo han llevado, los intercepto antes de cruzar el portón y sin pensarlo lo pateo sin contenerme ni un poco en su estómago, con tanta fuerza que se desliza por el césped un par de metros hasta detenerse. George y Franja no dicen nada y mucho menos se entrometen.

— de verdad quiero saber a que clase de ser estúpido y retrograda se le ocurre intentar matar a la prometida de un vampiro mientras está rodeado de seres que pueden matarte en tan solo un segundo — camino hasta él y lo tomo por el cuello de su camiseta para hacer que se ponga de pie — te aseguro que vas a pagarlo caro.

— no te ensucies las manos, Madame — aparece mi hermano caminando hacia nosotros y yo dejo al estúpido sobre sus pies — maldita sea, estoy tan feliz que ni siquiera me interesa ver s este tipo, pero no puedo ignorar lo que has intentado hacer — lo mira de frente — esa bala tenía el nombre de Evie escrito y lo habrías logrado de no ser porque mi hermana fue hábil.

La Elegida de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora