Capítulo 25.

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Martes, 9 de Julio.

Abrí los ojos sobresaltada. Cher, intachable, había hecho su trabajo eficazmente. Eran las ocho y cuarto, tenía sueño y me quería morir.

Me levanté de la cama sin preocuparme en hacerla (disimule cubriendo las arrugadas sábanas con el edredón). Entré directamente a ducharme, no tenía ganas de desayunar; por primera vez en toda mi vida tardé unos escasos diez minutos en hacerlo.

Cogí una camiseta de mangas cortas, de color azul marino con dibujos aztecas negros. <<Una camiseta sin recuerdos, ¡menudos voy a darle!>>. Me puse una vaqueros oscuros largos, ya que hacía bastante frío; y mi converses negras. No tardé ni tres minutos en maquillarme y arreglarme el pelo.

Le dije a mi madre que me iba al aeropuerto, y que no tardaría en volver; me hizo saber que se había enterado con uno de sus gruñidos matutinos. Al llamar al ascensor me encontré con Andrea, tenía los ojos excesivamente rojos, y aquello tan sólo podían significarse dos cosas: o se había fumado un porro muy de mañana, o no había dejado de llorar en toda la noche.

Nos saludamos con un movimiento de cabeza, sospecho que ella tampoco tenía ganas de hablar, o al menos no lo hizo. Ambas cogimos un taxi juntas, y allí tampoco se rompió el silencio que nos envolvía.

Llegamos al aeropuerto a las nueve menos cinco, había montones de directioners esperando a los chicos. Me alegré de haber cogido una sudadera antes de salir, ya que así me pude esconder en la oscuridad que la capucha me proporcionaba.

Al entrar vimos a Ángela, Sole y Marta sentadas en uno de los bancos del aeropuerto; ellas tampoco tenían muy buena pinta. Marti se contenía para no llorar, mientras que apretaba un paquete de clínex con las manos; Ángela tenía la mirada perdida y Sole no hablaba.

Tuvimos bastante suerte, ya que los de seguridad mantenían a las directioners a raya, y éstas estaban demasiado ocupadas en buscar una furgoneta negra con cristales tintados en la que pudiesen ir los chicos, como para percatarse de que sus amigas habían llegado al aeropuerto para despedirse de ellos.

Saludé a mis amigas en voz baja. Martita, al escucharme estalló de nuevo en el llanto, haciendo que Sole la abrazase. Ángela me respondió un ‘’hola’’ en el mismo tono del que yo lo había dicho, acompañado de una mirada de sus ojos llorosos.

- Venga, chicas… Yo estoy segura de que los volveremos a ver… Dejad de llorar, ¿vale?- dijo Sole-. Que veremos otra vez a los chicos…- todas sabíamos que ni siquiera ella se tragaba aquello-.

- No, Sole, no- dijo Marta en sollozos-. Ellos viven muy lejos, y nosotras estamos aquí y, y… Jo- rompió a llorar de nuevo-.

- Que sí. ¿No ves que tienen mucho dinero? Pueden venir cuando quieran… De verdad, Marta- las palabras de la rubia no consiguieron calmar a nuestra amiga-.

- Joder, Marta. Calla ya- dijo Andrea con los ojos llenos de lágrimas-. Bastante lloré yo anoche… Y creo que no fui la única. Así que ahora nos despedimos con una sonrisa, como si nada.

Asentí, mi amiga tenía razón. Intentaría no llorar delante de Niall, aunque quizás era demasiado complicado, no podía permitirle que me viese así. Pero, ¿qué pasaría con nuestra relación una vez él se hubiese montado en ese avión?

<<Deja de pensar en eso o acabarás como Martita.>>

Los gritos me devolvieron a la realidad. Gritos, ¿quién me hubiera dicho que me hubiese entristecido y alegrado tanto al mismo tiempo al escuchar a unas adolescentes chillar? Respiré hondo, las enormes cristaleras que hacían de paredes a lo largo de todo el aeropuerto nos permitían ver cómo las fans habían comenzado a moverse de un lado a otro.

I found you (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora