Hogar

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Literalmente, un hogar es el sitio donde se prende un fuego. En la antigüedad (cuando los hombres no estaban mecanizados) las familias se acurrucaban al rededor del fuego para calentarse juntos; y de ahí viene el significado que hoy le damos a la palabra "hogar". A tu casa, al lugar al que perteneces en la vida. Pero, ¿qué hay de las personas que, como yo, no tienen un hogar? A mi me gusta llamarnos "agujeros negros", porque sí he tenido buenos hogares, dentro de las páginas de un buen libro, o de las palabras que escupo de mi cabeza. Pero no son un hogar donde pueda sentarme y comerme un sandwich, son agujeros negros, no se pueden ver ni tocar.

Lo más parecido a un hogar ha sido mi casa de locos, donde he nacido y vivido toda mi infancia y adolescencia. Pero es hora de decirle adios. Ahora estoy en la puerta de la calle con un nudo en la gargarnta, recordando la noche en la que encontré a mi padre metiendo un fajo de billetes en el escote de unas tetas de silicona. Respiro hondo.

Esta semana ha sido muy movida. Primero lo de Dan (que por cierto ya está bien del todo y orgullosísimo de su cicatriz), después la ruptura de Michael e Ingrid (Ingrid vuelve a estar depresiva y solo se le ve el pelo cuando hay algo que hacer, cosa que no me gusta porque deprime a Dan y Mike) y después está mi lapsus momentáneo con Luke. Aun no puedo explicar lo que me pasó con él. Supongo que no fue nada, simplemente me fijaría más en él de lo que tengo que fijarme. Pero es normal que me pase eso, ¿no? Quiero decir, tengo dieciocho años. Aun así he intentado alejarme de él todo lo posible esta semana. Tampoco le he dicho nada a Calum porque no lo entendería. No lo entiendo ni yo.

Me aclaro la voz y toco el timbre. "Que abra Nikki, por favor." Pienso. Cuando veo que no abre nadie, vuelvo a llamar.

-¡Voy!-Escucho gritar a mi madre. Nunca pensé que llegaría el día en el que la voz de mi madre me pareciera inusual.

Abre la puerta y se me queda mirando unos segundos con los ojos muy abiertos.

-¿Puedo pasar?

Asiente y entra ella primero. Acaricio el relieve de las paredes del pasillo hasta llegar al salón. Huele a comida de madre y a colonia infantil. Colonia infantil. Los gemelos.

-¡Dani!- Los escucho gritar y en una milésima de segundo pasan de estar en jugando en el suelo a estar tumbándome a mi al suelo.

-¡Hola, bebés! Cómo os he echado de menos.

Los estoy besando y frotando su pequeña cabeza rubia tirada en el suelo. Tienen más fuerza que cuando me fui, aunque no haga tanto tiempo de eso. Veo la silueta de mi madre con una triste sonrisa apoyada en el marco de la puerta.

-¿Te quedas para siempre? -Me dice Jack.

Me siento y hago que ellos se sienten también delante de mi. Cojo la pequeña mano de Jamie y miro a Jack a los ojos, intentando sonreír.

-No.

Veo a mi hermana bajando las escaleras y voy directa a abrazarla. Sin que nadie más que ella me escuche, le pregunto:

-¿Cómo está la cosa?
-Regular, papá ya no vive aquí.
-Eso es bueno.
-No sé, mamá se la pasa llorando.
-¿Cómo estás tú?
-Yo me la paso leyendo.
-Joder, somos iguales.

Le pongo un mechón de pelo detrás de la oreja y miro sus grandes ojos verdes. Los gemelos vuelven a abrazarme por las piernas.

-¿Y por qué no te quedas, Dani? -Me dice Jamie.

Lo cojo en brazos y al otro de la mano y los llevo hasta el sofá, seguida de mi hermana y después de mi madre.

-No vais a verme en un buen tiempo -Mi nudo en la garganta se me hace tan grande que me cuesta hablar, ñero saco fuerzas de algún sitio desconocido. Ver sus ojos fijos en mi con desilusión y la cara de mi madre y mi hermana...-. No sé cuánto. Me voy lejos.

-¿Cómo de lejos? -Dice mi hermana de brazos cruzados. Parece enfadada.
-En principio a Los Angeles. Estoy trabajando para Luck.
-¿Qué es Luck? -Pregunta mi madre.
-Un grupo de música bastante famoso. Les compongo canciones. Básicamente voy a donde van ellos, voy a estar en la carretera un buen tiempo antes de volver a Sydney.
-Me alegro por ti. -Dice mi hermana cabizbaja. No entiendo su expresión.
-Ojalá pudiera llevarte conmigo, Nikki. Pero no puedo.
-No, ni te la ibas a llevar -Dice mi madre con un tono cruel, justo el que me esperaba-. Haz lo que te de la gana, pero no metas a nadie en esto.
-¿Qué es los Angeles?- Pregunta uno de los gemelos.
-Es una ciudad muy bonita de Estados Unidos. ¿Sabéis lo que es Estados Unidos?
-Papá dice que estados unidos controla a todo el mundo.

Me río y mientras lo hago se me cae una lágrima, que limpio antes de que la vean ellos.

-Es un país muy grande que está muy lejos -De pronto soy consciente de lo lejos que está-. Muy, muy lejos.

Se me resquebraja la voz y corro hacia el baño. No quiero que me vean llorar. Cierro la puerta con pestillo y me echo agua en la cara. No me va bien el pulso ni la respiración. Alguien toca la puerta.

-Daniela, ábreme.

Quito el pestillo y me siento en la tapa del wáter.

-Mamá, perdóname por todo lo que te he hecho pasar todo este tiempo, no sé si algún día podré recompensártelo. Me siento la peor hija del mundo por eso y porque aun así quiero irme.

No pienso andar con pelos en la lengua. No en este momento que a penas puedo hablar, no podría encima mentir.

-Tienes que irte.
-Vaya, eso no me lo esperaba -le contesto sincera, apartándome lágrimas de los ojos-.
-Siempre he querido ir a Los Angeles, pero nunca he podido ir. Cuando tenía tu edad, un poco menos quizá, siempre quería ir de un lado para otro, viajar, conocer cosas... Y soy una bibliotecaria divorciada -Apenas veo a través de las lágrimas que quiero contener -. Y todo porque he tenido mucho miedo, siempre he ido a lo seguro. ¿Sabes? Te van a ir muchas cosas mal en la vida. Muchas. Pero lo peor que puede pasarte es que acabes trabajando en un restaurante de comida rápida, o de cajera en algún supermercado. Que es lo mismo que puede pasarte si te quedas aquí. Sin embargo habrás ido a Los Angeles -Asiento con el labio inferior temblando-. Así que sal del baño y vete a Los Angeles.

Abrazo a mi madre con todas las fuerzas que tengo.

-Te quiero, mamá.

No recuerdo cuando fue la última vez que se lo dije, pero hace mucho tiempo.


Cuando ya voy a irme, estoy fuera con mi hermana.

-Entonces, ¿esto es un adiós? -Me dice.
-Es un hasta pronto.
-Eso es muy típico, hermanita.
-Estás muy mayor.
-Ya tengo trece.
-Lo sé.
-Confiésame, en realidad vas a lo que se dice "sexo, drogas y rock and roll", ¿no?

Suelto una risilla irónica.

-No sabes lo que es el sexo. -Le digo.
-Por favor, soy pequeña pero no estúpida.
-No, créeme, no vas a saber lo que es el sexo hasta que no tengas a un Calum Hood en tu vida.
-¡Dani! Eres mi hermana mayor, tienes que darme ejemplo. Además esto está empezando a ser incómodo.

Nos reímos a carcajadas.

-Eres mucho más lista que yo -Le digo-. No cambies nunca.

Nuestra despedida se alarga bastante tiempo. Está anocheciendo y a primera hora de la mañana sale el vuelo a Los Angeles. El móvil me vibra en el bolsillo y lo cojo.

-Dígame.
-Calum Hood.
-Como si no lo supiera.
-¿Tienes ya preparadas las maletas, Dandelion?
-Todo listo, estaba despidiéndome de mi agujero negro.
-¿De tu qué?
-Da igual, no lo entenderías, tengo cosillas que contarte.
-Puedes empezar ahora si quieres, aunque tenemos doce horas de vuelo pendientes.

-------Dedicatorias------

Este cap va para Mac y para Nat por su compromiso :*
Y que Mac me perdone, pero sobretodo para Nat, que no está en su mejor momento y le mando un super abrazo desde aquí.
También a IryPenguins, porque se lo prometí, y porque no es mi prima jaja.
Intento de Canguro siempre está presente (sí, Mei, va por ti).
Y este en especial, a todas las chilenas :):)

Dandelion - Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora