Hetera II

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-Daniela tiene razón.-Dice mi padre abriendo las manos y encogiéndose de hombros. -No tengo excusa. Es la primera vez que hago algo así. Yo... Yo no...
-¿En eso te gastas el dinero de tu trabajo? ¿En putas? ¡Tienes una familia!¡Necesitamos el dinero!
-Daniela, baja la voz. -Me ordena mi madre en voz baja y con los brazos cruzados desde la puerta. -Tenemos vecinos.
-No me jodas. -Sigo gritando- Mamá, te está engañando. Le acaba de dar dinero a una ramera.

No puedo creerme la escena. Mi padre cabizbajo y con las manos en los bolsillos. Ya no me parece el hombre que un día conocí. Y mi madre ahí, de brazos cruzados sin elevar la voz y actuando como si nada. Nos quedamos callados por un tiempo.

-Mamá. -Digo despacio y con la voz quebrada.
-¿¡Qué quieres, Daniela!? -Ahora si eleva el volumen de su voz.
-Que digas algo. Mi padre es un puñetero adúltero.
-No lo llames así.

¿Qué? ¿Cómo puede decir eso en estos momentos? Siento un hormigueo por todo el cuerpo, como si se me bajara la tensión y me agarro el tabique de la nariz, cerrando los ojos.

-Yo flipo. Es tu marido, mamá, y te ha traicionado.
-Sí. -Responde ella- Y si tú no hubieras estado aquí para verlo, nadie lo sabría.

Ahora sí se me hace un nudo en la garganta. Pero no tengo ganas de llorar. Tengo ganas de explotar, de gritar de vomitar y de pegarle a mis propios padres. La peor sensación que haya sentido nunca. Sin llorar, ni gritar, ni explotar, mis pies dan unos pasos hacia atrás, luego me giro y salgo corriendo. Oigo como me llaman mis padres, pero los ignoro y sigo corriendo. Voy en chanchas de playa, que es lo que uso para estar por casa en verano y no es lo más cómodo para correr. Pero en estos momentos mi cerebro no está actuando. Paro a pensar un momento a dónde voy. Lo que más cerca tengo es la casa de Dan, Ingrid, Holly y Angel. Estoy tiritando frente a la puerta pasados unos minutos y ahora sí que se deslizan un par de lágrimas por mis ojos. Dudo entre si llamar o no, me da vergüenza la situación, estoy en pijama. Pero tampoco es que me quede otra opción, y la luz aun está encendida.

Toco el timbre. Escucho a Ingrid quejarse tras la puerta, pero abre apurada unos segundos después.

-Dani, ¿qué te ha pasado?
-¿Puedo entrar?

Dentro de la casa hace calor, Dan está bajando las escaleras, seguramente después de haber escuchado el timbre. No sé por qué, pero me alegra verlo. Se me queda mirando con la cara algo descompuesta un segundo, y después me abraza. Y agradezco que lo haga. Nunca lo he abrazado, pero no me siento incómoda, más bien al contrario. Lo agarro fuerte.

-Mi...mi padre.-Balbuceo en su pecho. No sé como seguir. Dan me da un beso en la coronilla y me acaricia el pelo.
-Voy a llamar a Calum ahora mismo. -Dice en voz baja.

Ingrid me hizo una tila y Holly bajó con nosotros. Ya estaba dormida, pero debió escuchar alboroto. Se lo conté todo. Lo que mi padre había hecho, lo que mi madre había dicho y la manera en la que yo he reaccionado. Parecen comprenderme muy bien. Dan a llamado a Calum y viene para acá. Me siento lo peor del mundo en estos momentos; casi son las cuatro de la mañana y estos chicos a los que conozco de pocos meses me están ayudando con mis problemas, que debería comerme yo solita. Sin embargo, están aquí. Y Calum acaba de llegar.

Solo cuando él me toca, cuando estoy aplastada contra sus costillas, con los dedos clavados en sus vértebras y sus labios presionados en mi sien, entonces, es cuando empiezo a sollozar.


Ingrid nos ha dicho que podemos quedarnos en el sofá-cama del sótano a dormir. Apenas he pronunciado una palabra desde que he bajado. Me miro los pies sentada en la cama. Calum me abraza por detrás y me da un corto beso en el cuello.

-No te mereces eso, Daniela.
-¿El qué?
-Martirizarte.
-Estoy flipando todavía.

Escucho como suspira y se tira en la cama. Lo miro y le toco el tatuaje del brazo. Está mordiéndose el interior de la boca sin parar, lleva haciéndolo un buen rato.

-Gracias otra vez. Siempre te estoy agradeciendo. -Le digo, apagada.-Por estar aquí conmigo, digo.
-Haría lo que fuera por cualquiera de estos de arriba. -Señala al techo con el pulgar.- Imagínate lo que sería capaz de hacer por ti.

Me tumbo encima de él y lo beso. Sus manos tocan mi columna vertebral por debajo de la camiseta y me estremezco.

-Te quiero. -Le digo.

Y me escondo en su cuerpo, como una barrera a mis problemas. Y consigo, por un tiempo, quitarme las horribles imágenes de mi cabeza, la voz de mi madre, los tacones rojos de la hetera. Solo por un tiempo. Solo hasta que tengo pesadillas por la noche.

Me despierto antes que Calum con la espalda atrofiada y el sentimiento de haber ganado cuatro o cinco kilos en una noche. "Mis padres estarán preocupados por mi", pienso. Luego me río de mi misma. Le doy un beso en la mejilla al Calum desnudo en el sofá-cama del sótano de sus amigos y decido subir arriba. Pero en el camino, tropiezo con algo que hay en el suelo y en la caída, le doy a un platillo de la batería de Dan, que está muy mal situada.

-Torpe. -Escucho decir a Calum seguido de una carcajada.
-Buenos días...-Contesto frotándome la cabeza.

Subimos a desayunar. Yo aun llevo el mismo pijama de ayer y espero que alguna de las chicas me deje algo de ropa para salir. Desayunamos cereales y escuchamos abrirse la puerta.

-¡An! -Exclamo y voy hacia ella a abrazarla. Todos lo hacemos.

Al rato, volvemos a la cocina.

-Ya estamos todos. -Dice Dan. Las chicas asienten y se ponen algo serias. No sé de qué va esto pero me da mala espina. Supongo que con "todos" se refiere a Luck. Dan, Holly, Ingrid y Angel. Calum sonríe comiendo cereales. -Dani, las chicas y yo queremos hablar contigo.

Calum sigue riéndose. Creo que de mi cara de susto.

-Dime. -Le digo.
-Queremos comprarte los derechos de "cuatro palabras que nunca dije".
-¿A qué te refieres?
-Nos gusta la canción y queremos que la gente la oiga. Por supuesto diciendo que es tuya.
-¿Qué estás diciendo? Si os gusta la canción, usadla. No voy a dejar que me compréis nada.
-Os lo dije. -Señala Calum.
-Dani,-Prosigue Angel- piénsalo. No te vendría mal.
-Que no voy a dejar que me deis dinero, sois mis amigos.
-Sí, pero las cosas aquí son así, Daniela. -Dice Ingrid- Es una buena oportunidad.
-Piénsalo, al menos. -Concluye Holly.
-Yo tengo una idea mejor pero nadie me echa cuenta. Llevo diciéndolo mucho tiempo y nada. -Prosigue Calum, indignado.-Escuchadme. Vosotros queréis letras, Daniela irse de aquí y yo a Daniela. Conclusión: -Da una palmada- Daniela, vente al tour con nosotros.

Dandelion - Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora