Locuras I

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He dormido un par de horas esta tarde y me he vestido normal, como me dijo Calum que hiciera. Vaqueros rotos, camisa negra y vans (como siempre, soy una pesada). Como aún me sobraba un buen rato hasta la hora en la que había quedado con Calum, me puse a escribir en mi blog.

Como le prometí a mi pequeña acosadora, he escrito un cuento. La historia de un rey loco que decidía casarse con una nube, y de pronto la nube se condensó y se volvió lluvia. De las gotas de agua que caían en la tierra árida, solo una calló sobre una semilla, y esta semilla, se volvió planta, y a esta planta empezaron a salirle brazos y piernas. Poco después, se convirtió en una niña con una apariencia de unos tres años, de cabellos dorados y ojos color miel. El rey, delirante, aseguró a todos que era su hija con la nube y la llamó Macarena.

Macarena, obviamente homenajeando a mi pequeña acosadora por haberme dado el empujoncito que me faltaba. Escribo la última frase y firmo. Me duelen las yemas de los dedos de escribir tan rápido.

-¿Estás ya preparada?- Me dice Calum saliendo del baño de nuestra habitación de hotel.

- Lista.

Se ha puesto guapo. Lo sé porque aunque vaya igual que siempre, se ha puesto la camisa de cuadros azul y blanca, la que a mi más me gusta. Además, aun está en la puerta del baño y ya puedo oler su perfume. Así que aunque no me esté ni mirando sé que me está diciendo: Daniela, quiero volverte loca esta noche. Se acerca a la puerta conmigo detrás y se para en seco. Se gira mirándome con una cara extraña.

-¿Tienes un pañuelo?

-¿Un pañuelo?

-Sí. Una bandana para el pelo o algo.

-Sí. ¿Por qué?

-Tú dámelo.

-Vale.

Voy al cajón donde lo he guardado y cojo mi pañuelo negro y blanco.

-¿Para qué lo quieres? -Le pregunto a Calum, dándoselo en la mano.

-Deja de hacer preguntas.

Salimos dando un portazo y vamos hacia el ascensor. Estoy contenta porque voy a salir por Los Angeles y me muero de ganas por hacerlo. He cargado el movil para poder hacer fotos sin parar y estoy deseando ver a dónde me lleva Calum.

-Daniela, voy a tener que ponerte esto en los ojos. Tengo una sorpresa que no puedes ver hasta que la tengamos delante.

-Das mucho miedo, ¿lo sabes?

Se ríe cuando se da cuenta de lo serio que había hablado. Aun así cedo y me coloco el pañuelo en los ojos. Confío en Calum. Cuando ya no veo nada y solo siento el espacio cerrado del ascensor y la mano árida de Cal en mis dedos, escucho como pulsa un botón y el ascensor baja de un bote. Tardamos unos segundos en los que tenemos una pequeña y extraña conversación.

-¿Tienes algún secreto que no me hayas contado, Daniela?

Ya está. Ha descubierto lo de Luke y estoy camino a un sótano de la tortura. Me río y me sonrojo porque soy idiota.

-No, Cal. Creo que no. -A parte de lo de Luke, nada.

-Yo sí que tengo uno. Pero te lo voy a enseñar. Por cierto, esto de los ojos tapados y el ascensor a mi...

Me río e intento pegarle, pero le doy a la pared. El timbre del ascensor suena y escucho como se abren las puertas. Cuando salimos, una oleada de calor choca con mi cara.

-Cal, estamos en el aparcamiento subterráneo, ¿verdad? Huele a tubo de escape y hace calor.

-Sí. Pero no tienes ni idea de a donde te llevo. Solo unos pasos más.

Dandelion - Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora