Porqué

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-Ya es definitivo. Esta casa da mal fario. -Me explica Angel- La primera vez que vine, Luke y yo casi cortamos y a Dan se le fue la olla y se largó a Inglaterra.

-Dios, yo soy el culpable. -Le contesta Dan a Angel desde el sofá, tocándose la cicatriz por encima de la camiseta. -¿No te das cuenta? Casi hago que Luke y tú cortarais y ahora he hecho que Ingrid y Michael corten.

-¿Han cortado? -Pregunto sorprendida.
-Eso parece -me contesta Angel.

Dan bufa y se pone la mano en la frente.

-¿Cómo puedo no rallarme con el tema?
-Estás loco por ella, es imposible. -Le replica An.

Pasan unos segundos y a Dan se le lee una minúscula sonrisa en los labios. Está mirando a la nada con sus brillantes ojos claros

-Me ha besado.
-¿En serio?

Me siento a su lado y sonrío un segundo. Después siento una punzada de culpabilidad por Mikey.

Al parecer, cuando Ingrid se enteró de que Dan estaba enfermo, ni siquiera se podía razonar con ella. Se puso como una fiera y empezó a llorar. Solo pudo tranquilizarse cuando lo tuvo a su lado. Entonces fue cuando lo besó y le dio igual todo el mundo, Mike incluido.

-¿Soy muy mala persona por desear que mande a Michael a la mierda? La necesito, joder.
-¿Qué has hecho con mi Danny? -Le digo medio sonriente.
-Dan -comienza Angel-, habla con ella. Tienes que hablar con ella.
-Sé que me escondes algo -le dice amenazante, mirándola a los ojos.
-Solo te digo que tienes que hablar con ella. No te puedo decir nada más.
-¡Buenos días! -Se escucha a un Calum sonriente silbando escaleras abajo.

Es el único que tiene cara de felicidad por ahora. Se acerca a nosotros.

-Hola preciosa -y me da un beso en la mejilla-, hola preciosa dos -y le da otro beso a ella-, hola casanova.

Se acerca para darle un beso en la mejilla a Dan, bromeando, pero este lo aparta con el codo.

-A ver, ahora que estoy de buen humor, contadme. ¿Qué coño ha pasado con Ingrid?

Pongo los ojos en blanco.

-Uff, Danny, te quiero mucho, pero no soy capaz de escuchar toda la historia otra vez. Voy a salir a tomar el aire un poco, tengo que trabajar. -Digo. Angel asiente con la mirada perdida, con la misma cara que Dan.

-Vale -me contesta él, se ve que no le importa si estoy o no ahora mismo.

De doy un beso a Cal y le susurro un "salaz" sin que nadie se de cuenta. Ese se ha convertido en nuestro "te quiero".
Voy hacia la puerta que da al jardín de atrás y cuando salgo, respiro la brisa verde y azul que hay fuera. Hacía mucho tiempo que no había ni una sola nube en el cielo. El sol está en lo más alto. En el jardín hay un par de columpios para niños, supongo que para Ash y sus hermanos cuando era pequeño. En uno de ellos está sentado Luke, columpiándose sin despegar los pies del suelo, sin camiseta y descalzo, pero con pantalones largos; y con la guitarra en su regazo. Me acerco a él poco a poco e intento escuchar lo que toca. Cuando estoy a pocos centímetros de él, le hablo.

-Suena bien -Le digo- ¿Puedo sentarme?
-Hola -Me dice sonriente con una voz cálida y suave. Cuando asiente, me siento en el columpio vacío que hay a su lado.
-¿Qué haces?

Aprieta los labios aplastando levemente el aro negro de su labio inferior, y mira a su guitarra acústica.

-Nada, experimentar.

Me fijo más en él en sí. Vuelvo a comentar que cuando lo conocí, sentí que podía confiar en él, aun cuando para mi era un completo desconocido. Después me confesó con esa llamada telefónica el día antes de su cumpleaños, el día de su fuga, que a él le pasaba lo mismo conmigo. Tiene los hombros muy anchos y un pelo dorado que parece que nunca va a caerse de donde está. Sus ojos son diferentes. De un azul impactante. No es por describirlos de alguna manera, no. De verdad impactan. Aunque parezcan cansados y la mayoría de la veces tengan ojeras bajo ellos, no puedes dejar de mirarlos. Lo miro superficialmente un segundo y veo besos de Angel por todas partes. Y no sé por qué, pero no me gusta.

-¿Podrías ayudarme? -Le pregunto mientras saco del bolsillo de mi pantalón una hoja de cuaderno arrugada. La abro y me coloco un mechón de pelo tras la oreja. -Ya sabes que no tengo ni pajolera idea de música.
-Bueno, estás aprendiendo piano.
-Aún así -Le acerco la hoja de papel y él la acepta-. Solo se me dan bien las letras.

Suelta la guitarra en la pata de madera del columpio y lee la canción. Sus pestañas claras se aceleran cuando lee. Debe tener algún problema en la vista. Sonrío y no sé por qué (otra vez). Él también lo hace, pero levemente y mirando al papel. Segundos después continúa con la conversación.

-Se te dan demasiado bien las letras -Hace hincapié en el "demasiado". -¿Cuanto llevas escribiendo canciones?
-En serio como un mes, había "experimentado" antes, pero no conseguí ninguna entera.
-¿Pero escribirás otra cosa, no?

Trago saliva.

-Sí. Algo.

Se le escapa un pequeña risa.

-Eh, está bien. Si no me quieres contar no me cuentes. Pero es muy obvio.
-Es una larga historia.
-¿Me la cuentas a cambio de mi ayuda?
-Déjame pensar. -Hago una mueca pensativa con la boca- No, no hay trato.
-Venga. -Arrastra las vocales y me hace un puchero. Yo niego con la cabeza, sonriendo. -Bueno vale, te ayudaré de todas formas. Pero algún día me la contarás.
-Algún día -repito-.

Me devuelve la hoja del cuaderno y coge la guitarra. Empieza a tocar sin ton ni son y aprieta las cejas.

-Luke. -Me mira en una milésima de segundo, con los ojos muy abiertos.

He sentido el impulso de contárselo todo. De decirle quién soy en realidad y por qué estoy aquí escribiendo canciones. Siento que no debe haber distancia entre nosotros y que no quiero que la haya. Pero me muerdo la lengua. Debo controlarme si quiero seguir en el anonimato. Debo dejar las cosas tal y como tienen que estar.

-Me ha gustado ese acorde, ¿puedes repetirlo? -En realidad, no me ha gustado nada.

No sé por qué. No sé por qué.

Dandelion - Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora