VIII

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Caminé tan rápido a la cocina, que ni siquiera sentí el trayecto, abrí la puerta algo brusco y busqué a Tonks con la mirada. Ella, Molly, Hermione y Ginny me miraban atentas. Me dirigí a Dora y la miré con ojos suplicantes.

-Llévame a casa por favor.

Cuando Dora abrió la boca para responder, la puerta de la cocina se volvió a abrir, dejando entrar a George y a Fred. Un gemido salió de mi garganta.

- Sam- susurró Fred.

-Dora- medio chillé suplicando. Esta miró las lágrimas que caían de mis ojos y asintió, levantándose del sillón y caminando hasta el lado contrario de Fred, haciéndonos salir por la puerta principal. Lo último que escuché del interior de la casa fue a Fred pidiéndole a su hermano que lo soltase, y la dura voz de Hermione diciendo que me dejara ir. Mantuvimos el silencio mientras caminábamos hasta los límites de la Madriguera, y aquello me hacía sentir sólo un poco mejor. Tenía la cabeza hecha un lío y el corazón palpitante y doloroso en el pecho. Vi de reojo como Tonks mandaba un patronus, seguramente a Remus, indicándole que iríamos a casa. Al estar lo suficientemente lejos, ambas giramos sobre nuestros ejes dejando un sonoro clap tras nuestras espaldas. Remus nos esperaba fuera de la puerta principal, y tras identificarnos, entré en la casa dando grandes pasos hasta la pieza de mi madre. Sintiendo como Dora le decía a Remus que se quedará la noche en casa de sus padres, éste le respondía algo que identifique como "esta bien" y luego se escucha el golpe de la puerta principal al cerrarse. Me adentro en la pieza de mi madre y la encuentro tendida en su cama matrimonial, leyendo un libro entre las manos y su ceño fruncido mirándome. Me meto a su lado en la cama y la abrazo fuertemente, mientras entre gemidos y lágrimas le cuento todo lo que ha pasado. Mamá estuvo acariciando mi cabello, haciéndome sentir con seis años nuevamente: cuando por alguna razón terminaba en el suelo y con las rodillas raspadas, esperaba a que mamá llegase del trabajo y lloriqueaba un poco mientras ella me daba unos golpecitos con la varita, borrando todo rastro de herida. Entonces, me pregunté si ella podría hacer eso ahora: ¿podría mover su varita en mi dirección y arreglar los pedazos del puzzle mal hecho que era mi vida en estos instantes?

**

No había pisado La Madriguera en los cuatro días siguientes,ni había ido a las reuniones de la Orden, ni hoy a la celebración del cumpleaños de Harry, había pasado todos los días en cama porque realmente me sentía fatídicamente mal. No podía creer el daño que le había hecho a Fred, que le había hecho a la memoria de Draco, que me había hecho a mi. Mas a la boda no podía faltar. Mamá y Remus me lo había prohibido completamente ya que encontraban muy inmaduro mi comportamiento, lo que me llevaba directamente a encontrarme sola en el Callejón Diagon buscando algún vestido decente pero que quisiese llevar. Ya que luego de literalmente sacar toda la ropa de mi cómoda y revisar los vestidos de mi madre, ninguno me quedaba bueno, había vuelto a creer en estos últimos meses y la mayoría de los vestidos parecían ser minúsculos. Reconocí a un par de magos que deambulaban en las calles y salude a otro poco.

Podía sentir fácilmente lo mal que saldría para mi el día de mañana, seguía siendo la cita de Fred y no podía pedir cambio, era la boda de su hermano y aquello realmente se vería desagradable. Llevaba una hora caminando entra la gente y las vitrinas cuando un vestido negro realmente me llamo la atención, quizá porque el color era su favorito, o porque al el le encantaba el encaje, o porque simplemente me recordaba mucho a él, pero la cosa es que entré y le pedí a la vendedora uno de mi talla. Aunque era ridículo, porque el no me vería con eso mañana. Tras mirarme una y otra, y otra vez mi reflejo en el espejo, decidí comprarlo.

¿Nunca te ha pasado que crees que el universo, Merlin o lo que sea que controle las cosas que pasan te juega una mala jugada justo en el peor momento? Bueno, estos últimos meses, luego de romper con Draco, todo parecía conspirar en mi contra. Al salir de la tienda, me concentre en contar el vuelto, ya que sentía que la vendedora me había cobrado más de lo que costaba, cuando, al no ir preocupada de la calle, golpee de cara la espalda de una mujer que caminaba por ahí.

Creo que hasta hubiese preferido encontrarme con Pansy Parkinson, Romilda Vane o cualquier persona que me desagradase estaba preparada para enfrentarlas a todas ellas, menos a quien realmente estaba frente a mi.

Narcisa Malfoy se daba vuelta y me miraba entre sonriente y expectante. Mientras yo pensaba en que diablos iba a hacer. Ella acomodó su cabello y beso mis dos mejillas, mientras intentaba hacer que mis labios se curvasen en una sonrisa, que daba por sentado que parecía de todo menos sonrisa.

-Señora Malfoy- dije luego de unos segundos, ella me volvió a sonreír cortésmente.

-Buenas Tardes, Samantha.

-Lo lamento- murmuro- no era mi intención chocar con usted.

-No te lamentes, querida; ¿Cómo has estado? Hace un tiempo que no sabemos nada sobre ti.

«Claro que no saben sobre mi en un tiempo, hace unos meses que su hijo me abandono, luego de que yo terminara con él»

-Lo mismo digo, señora Malfoy.

-A Draco le encantará saber que te encuentras bien, ha estado muy preocupado por ti este último tiempo

En aquel momento me olvido de hasta como respirar, mientras escaneo profundamente el rostro de la madre de Draco, en busca de una señal de que la mujer frente a mi me haya mentido, pero no la encuentro. Es más, luego de unos buenos segundos de silencio, su rostro se ve interrumpido por una mueca de sorpresa, pero no de la sorpresa positiva, sino aquel tipo se sorpresa que realmente nunca has querido recibir. Frunzo el ceño preparada para preguntarle si está bien, cuando una profunda voz a mis espaldas habla por mi.

-Reunión de último minuto, en quince minutos, en mi casa.

Me sobresalto repentinamente y me volteo, preparándome para encontrar a Kingsley detrás mío, preguntándome porque ha soltado aquella formación con alguien frente a mi, especialmente cuando esa persona es esposa de un mortifago y madre de otro, cuando me encuentro al Patronus de Kingsley evaporandose del lugar.

Por las barbas de Merlin, ahora realmente estoy en problemas.

Miro a la señora Malfoy, quién parece estar uniendo ideas y creo que voy a colapsar. Me mira fijamente con los ojos levemente más abiertos y comprendo de que lo ha entendido todo.

Antes de que ella pueda decir algo, murmuro una despedida y me desaparezco del lugar, sintiendo una molestia ser liberada de mi. Mientras me aparezco en los límites de la casa de Kingsley, con una gran sonrisa en el rostro, una de esas que no he hecho desde hace cuatro meses, una sonrisa verdadera.

El ha estado preocupado por mi.

Y aunque suene patético, me siento ligeramente más feliz.

Can't Hold us (DM-3T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora