XXIII

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-¡Vete al Infierno maldita zorra!- grita Pansy Parkinson tras mi espalda. Sin detener mi andar, ni girarme a verla, sonrío y digo en voz alta.

-El Infierno está plagado de buenas intenciones.

La he pillado molestando a una alumna de tercer año de Hufflepuff, por lo que no me resistido el acercarme, quitarle puntos a su casa y mencionarle que McGonagall estará muy interesada en saber sobre este pequeño acontecimiento, y que los castigos por su conducta no serán mínimos.

(...)

Son los primero días de Noviembre, y me siento realmente muy cansada. Las cosas se nos ponen cada vez más difíciles aquí en Hogwarts. Los Carrow se las empeñan en mantenernos cada vez más ocupados, y sé muy bien que somos vigilados. Las restricciones se han aumentado, las excursiones a Hogsmeade anulado y las actividades extra programáticas también, como por ejemplo las temporadas de quidditch. Por motivos más que obvios, Slytherin va a la cabeza de la Copa de las Casas, y no hay mucho que hacer al respecto. También los castigos han cambiado. Una vez, hace un par de días, una muchacha de sexto de Ravenclaw fue sorprendida leyendo "El Quisquilloso" en los pasillos del tercer piso, y al descubrir que era mestiza, no tardaron en reemplazar los crucios por heridas de dagas malditas. ¿Diferencia? Las heridas tardan más en cicatrizar, y tienden a reabrirse con movimientos bruscos.

Las actividades del ED también son agotantes, debido a que cada vez somos más en la resistencia, y aquello de cierta manera me pone feliz, digo ¿Acaso hay algo más bonito que ver que existe mucha gente luchando en la clandestinidad por la misma causa? Nada, eso tenlo por seguro. Las prácticas se llevan a cabo una vez a la semana, tal y cual que en los viejos tiempos, pero la única diferencia que nos marca a nosotros y al ED de tiempos de Umbridge, es que Harry no está aquí, y aquello nos entristece un poco, ya que era él un gran maestro, pero al mismo tiempo, es una constante motivación a seguir adelante, porque por lo menos yo sé que no se ha dado por vencido, sé muy bien que él, Hermione y Ron andan por ahí, buscando la manera de acabar con la guerra, acabar con Voldemort.

Hoy es domingo, y se ha elegido como día de entrenamiento para el ED. Pienso buscar las palabras para sacar a Draco de mi habitación, pero se ve tan apacible durmiendo que no me dan ganas de despertarlo. Ha recibido una lechuza de su madre la noche anterior, y aunque no la he leído, sé que su contenido le incomoda. Se ha pasado toda la noche en vela, y ninguna palabra de mis labios le ha podido ayudar.

Desde que el ED se hizo relativamente "público" se ha decido que la forma de llegar a la Sala de los Menesteres es a través de las habitaciones de los Delegados. Ya que la sala nos ha proporcionado una especie de pasadizo secretos que nos evita ser descubiertos. Miro nuevamente la hora en mi reloj de muñeca y suspiro, dejándome caer en la cama nuevamente a su lado, esperando que se despierte por el movimiento, mas no lo hace. Sigue quieto, con los ojos cerrados y con el ceño levemente fruncido. Bufo rendida y me levanto de la cama cuando la entrada a mi habitación es tocada levemente. Sé que lo que verán en mi habitación les sorprenderá un poco, y espero plenamente que esto se quede entre nosotros. Abro la puerta-cuadro, revelando a Neville, Ginny, Seamus, Lavander, James, los hermanos Creevy (*) y otro buen número de alumnos de Gryffindor. Les sonrío y ellos lo hacen de vuelta, los invito a entrar mientras cruzo la habitación para abrir, con un movimiento de varita, la otra puerta. Pero nadie pasa a través de ella. Me giro a verlos y están todos de pie, mirando a mi cama. Es una vaivén de miradas, entre el cuerpo de Draco y el mío. Siento como mis mejillas se enrojecen espontáneamente.

Esto sólo me puede pasar a mí.

-El resto debe estar esperando. Pueden moverse- digo entre dientes y juntando los brazos a la altura de mi pecho. Bastardos.

Comienzan a moverse lentamente, pero Seamus se queda rezagado. LE llamo la atención, porque es el único que sigue en mi cuarto. Camina hasta situarse a mi lado y me mira desde los pies a la cabeza. Sonríe socarronamente y dice moviendo las cejas en un vaivén más bien irregular.

-Sabes que aún no quiero ser tío, ¿verdad?

Golpeo su hombro conforme el color vuelve a apoderarse de mis mejillas.

-Imíonn ó anseo, Finnigan. /Desaparece de aquí, Finnigan/

-Mar a deir tú, Captaen. /Como quieras, capitán/

-Dile a Neville que estaré ahí dentro de poco.

-Te juro que si escucho ruidos extraños, no tendré ningún problema en abrir la puerta sin pedir permiso.

-Te dije que te esfumaras de aquí.

Él ríe antes de cruzar el pasadizo y perderse hasta la Sala, suspiro aliviada y cierro la puertecilla, antes de sentir dos manos en mi cintura, frías, y un cálido aliento chocar contra mi cuello. Su risa, sarcástica y un tanto apagada es lo único que resuena en la habitación.

-¿Puedo saber qué es lo que hacían ellos en nuestra pieza?

El estómago me da vueltas ante la mala conjugación del título de propiedad que hago llamar habitación, y el sentimiento me hace cerrar los ojos.

-¿Nuestra? Creo que en la placa sale mi nombre, no el tuyo.

-Bueno, creo que tus amigos ya no piensan lo mismo- Nuestras risas llenan el ambiente, Draco besa la parte superior de mi cabeza- ¿me vas a decir qué hacían acá y a dónde lleva ese curioso pasillo?

Lo miro fijamente a los ojos antes de que él suspire fuertemente.

-Draco, yo...

-No le diré a nadie, Sam. Puedes confiar en mí- el suave tono de dolor que es perceptible en su voz me hace creerle, Draco jamás ha revelado ninguno de los grandes secretos que le he revelado.

-Seguimos entrenando. Ya sabes, nunca sabemos cuándo Harry regresará, ni cuando sea nuestro momento de actuar.

-¿A-actuar?

-Pelear- su rostro se desfigura en una fracción de segundo. Y sé muy bien qué pasa por su cabeza. Sé que él no quiere que eso pase. Porque el día en que ese momento ocurra, ambos tenemos muy claro que tendremos que luchar contra el otro. Y conozco la postura de Draco en el tema. "Tu puedes huir aún, jamás es demasiado tarde". Le sonrío y beso sus labios cortamente- ¿No estabas tú dormido?

-Nunca estoy suficientemente dormido- murmura con una sonrisa- Y abre esa puerta, si quieren aprender a luchar, deberán hacerlo con alguien que conoce las tácticas de tus oponentes mejor que todo tu grupo.

(...)

Se escucha a través de la pared las indicaciones de Neville sobre el ruido de voces y hechizos mal pronunciados. Suspiro profundamente antes de abrir la puerta, Draco aprieta mi hombro, recordándome que no estoy sola en esto.

Los miembros del nuevo ED se voltean a mi encuentro, y nuevamente se sorprenden por encontrar a Draco conmigo. Mas sus caras son mucho más serias que las anteriores. Busco a Seamus con la mirada y le veo sonriendo, como sólo el sabe. Draco da un paso adelante y besa mi mejilla, sin vergüenza, sin apenamientos. Luego mira a nuestro público y comienza a sacarse la camisa, bajo el murmullo de voces, tanto femeninas y masculinas, hasta que queda en pantalones y sé que la Marca le brilla en el brazo izquierdo, y aunque se también que la gente lo sabe, todos se quedan estáticos al momento en que esta queda visible.

-Sólo les puedo decir: prepárense. Porque cada vez que se enfrenten a sus enemigos, estos irán enserio.


+++MULTIMEDIA, GIF DE O FRED O GEORGE CON DRACO. LO VI EN TUMBLR Y NO ME PUDE RESISTIR :C+++

Can't Hold us (DM-3T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora