Clio comenzó a dar vueltas alrededor de la habitación, ¿Cuál sería la forma de revertir el hechizo?
En ese momento escucho un golpe en el vidrio. Al asomarse por la ventana, notó la mirada de James.~¡James! ¿Qué haces aquí?
~Las cosas en Encantia están mal. Amber creó todo un caos, la gente del pueblo pide que abdique a su trono; a este paso estallará una revolución.
Es cierto que no le importa el bienestar de la gente, solo quiere joyas y pastelillos, pero es mi hermana y no puedo dejar que le hagan daño.~James, tú puedes reclamar el trono, eres totalmente opuesto a ella.
~No puedo hacerlo... Ellos quieren abolir la monarquía.
Clio notó la tristeza del rubio y por primera vez sintió que sus sentimientos eran genuinos. En su otra vida James jamás se había sincerado con ella, pero ahora comenzaba a verlo de manera diferente.
Sin darse cuenta, ya lo estaba consolando entre sus brazos y sin percatarse, se dejó caer en la trampa del amor.~Deja la tristeza, yo te ayudaré.
~Además, Hugo tiene presa a esa jovencita del pueblo. ¡Es tan frágil!
~Lo sé James, todo volverá a la normalidad. Comentó tocando su mejilla.
En ese momento la respuesta llegó a su mente, tenía que hacerlos recordar su pasado, quizás sería difícil, pero si utilizaba sus recuerdos especiales, probablemente podría lograrlo.
~James...¿recuerdas lo mucho que te gusta el Derby volador?
~En realidad no, nunca logré entrar al equipo.
~Te contaré una historia, digamos que soy muy imaginativa y pensé en un futuro alterno.
~Probablemente me calme, asi que te escucho. Sonrió sentándose frente a ella.
~Bien. El príncipe de Encantia no era muy bueno con el Derby volador, pero un día su hermanastra Sofía decidió apuntarse al equipo, así que, sus padres le pidieron que la ayudará a entrenar.
~¿Sofía, mi hermana?
~Es una historia James, imagina que su madre se casó con tu padre.
El rubio bajó la mirada y le hizo una seña para que siguiera.
~Bueno, ella no sabía cómo volar, pero con perseverancia y la ayuda de su hermano logró entrar al equipo, venciendo a Hugo y convirtiéndose en la primera mujer en practicar Derby volador.
~Si que es una historia rara, definitivamente no muy creíble. Ninguna princesa correría una carrera de Derby ¡Mucho menos le ganaría a Hugo!
Clio desvío la mirada y pensó que sí hacía lo mismo con Hugo, podría revertir el hechizo.
¿Puedo quedarme aquí?, No quiero volver con la reina caprichosa. Dijo James con vergüenza.
La morena sonrió con felicidad y lo acompaño a una habitación.
Esa mañana, los rayos del sol despertaron a Sofía. Había olvidado por completo donde se encontraba.
~No pensé dormir tanto, debe ser por lo comoda que es la cama. Susurró disfrutando una vez más de las sábanas de ceda.
A pesar de que su madre y ella vivían de manera modesta tenía una cama solo para ella, aunque no se comparaba en nada con esta. La suya solía ser dura y muchas veces despertaba con dolor de espalda.
La joven caminó por la habitación y notó que había un gran ropero con algunos vestidos. En seguida imagino que Hugo recibía a muchas mujeres en su castillo, sin imaginar que los había hecho traer especialmente para ella.
Las mucamas entraron rápidamente a la habitación y comenzaron a arreglar todo.
~¿Qué hacen aquí? Se supone que soy una sirvienta.
~Pero es la dama de compañía de nuestro príncipe, debe estar presentable para él. Comentó una de ellas cambiandola de ropa.
Sofía comenzó a apretar los puños con cólera y apenas terminaron, caminó con molestia hasta los aposentos del príncipe.
~¡Debes abrirme! Gritó con rabia.
Al no recibir respuesta decidió entrar, encontrando al joven todavía dormido.
Al dormir parecía un ángel, tranquilo y sin malicia, incluso podía observarlo de esa manera toda la vida.
En ese momento, el príncipe tomó su mano y la atrajo hacia él.
Sofía comenzó a gritar de miedo y las risas del Hugo la hicieron cesar.~¿De verdad te asustaste?, Tienes que aprender a no mirarme mientras estoy durmiendo, ¡soy un príncipe, no lo olvides!
Además creo que ya notaste que llene tu clóset de vestidos, espero que sepas pagar y agradecer lo que hago por ti. Comentó observandola con picardía.~¡No! Gritó chocando su tacón contra el piso. ~No vine aquí por mi voluntad, pero si tengo dignidad y quiero guardar mi integridad, ¡no pienso convertirme en tu amante! ni en lo que sea que estés pensando, así que no necesito que me atiendan o den vestidos.
~No te hagas ilusiones, niña tonta. No tengo ese tipo de interés en ti. Así que no pienses que tendrás tanta suerte como para recibir las atenciones de un príncipe. Debes acompañarme todo el día, por eso mandé a traer los vestidos. Tu ropa arapienta y tu estilo desalineado no van con mi personalidad. ¡Ahora trae mi desayuno! Porque más tarde, debés limpiar los pisos y lavar el baño.
La cara de Sofía se puso totalmente roja y no pudo volver a mirarlo a los ojos por vergüenza.
Más tarde la castaña se puso a fregar los pisos, mientras Hugo leía un libro en esa misma habitación.
~Debes estar agotada, ¿no?, El suelo está lleno de cochambre.
~Estoy muy bien, quedará reluciente. Contestó ocultando su cansancio.
~Si no lo haces bien, tendré que enviarte al calabozo de Encantia otra vez.
Sofía fregó los pisos con más fuerza hasta que el mármol rechino de limpio.
~Creo que terminé. Comentó con orgullo.
~Es verdad, te felicito hiciste un gran trabajo, comentó tomando un sorbo de su taza de café. De un momento a otro, la taza resbaló impactandose contra el piso. ~Upss, lo siento Sofía, no lo hice a propósito, hazlo de nuevo. Fingió con astucia.
Sofía sabía que no había sido un accidente, pero debía acatar todas sus órdenes.
~Esta bien, primero limpiare los vidrios rotos.
~Despues de eso, limpia la mancha, no quiero que queden rastros de café. Además de ahora en adelante me hablaras de usted y ante pondras “su alteza" cada que quieras referirte a mi.
~Claro, su alteza.
Toda la tarde Sofía recibió todo tipo de indicaciones por parte de Hugo. Ella no comprendía como un príncipe tenía tanto tiempo libre.
Cuando el día terminó, finalmente pudo recostarse sobre su fina cama para descansar.
Sus ojos se cerraron poco a poco, llevándola a un sueño profundo.
~¡Sofía! Debes abrirme. Gritó Hugo provocando que diera un salto.
~Le ocurre algo... Su alteza. Contestó apretando los dientes.
~Apenas cerré los ojos tuve una pesadilla, tendrás que velar mi sueño, o no podré descansar. Así lo hacía mi madre cuando era niño.
~Hugo, ¡no puedo hacer esto, es ridículo!, Gritó en un ataque de ira. ~Esta bien, su alteza. Corrigió de inmediato.
Sofía caminó hasta la habitación del príncipe y se acomodo en una silla que se encontraba a un costado de su cama.
~¿Qué más hacía tu madre?
~Acariciaba mi cabello.
Sofía giró los ojos y siguió las órdenes del joven hasta que se quedo dormido.
Para ella le era imposible mantenerse despierta después de un día de trabajo arduo, así que poco a poco sus ojos comenzaron a pesarle hasta que el sueño la consumió.
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El Amor de Clio
FanfictionClio ha vivido enamorada de Hugo desde que tiene memoria pero... ¿Él siente lo mismo?.