La boda

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El día de la boda había llegado.
Esa mañana había dos sentimientos opuestos, por un lado había amor e ilusión y por otro dolor y tristeza.

~¡James, es hora de irnos! Si llego tarde a la boda de mi amiga ¡lo lamentarás!, Gritó Amber mientras agitaba su abanico.

~Aguarda un segundo, no encuentro uno de mis botones de oro.

James guardó entre sus ropas un elixir que le había preparado Cedric. Esto haría que Hugo confesará sus verdaderos sentimientos y de esa forma podría impedir la boda.

El príncipe finalmente abordó el carruaje, sentándose junto a Sofía que se mantenía observando el paisaje.

~Hemos viajado tantas veces a Corinthia, pero está vez todo parece distinto, creo que la gente está feliz de recibir a Hugo cómo regente. Hizo la observación Sofía, mientras Amber desplegaba una sonrisa.

~Estoy muy feliz por Clio, su sueño de niñez finalmente se cumplió, nadie más que ella, merecía casarse con Hugo.

Sofía apretó un poco su pañuelo y observo de reojo a James que se mantenía con el ceño fruncido.

El viaje no duró más de 20 minutos y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban en el jardín del castillo.

La recepción daría comienzo en pocos minutos. Desde muy temprano, el príncipe Hugo ya se encontraba esperando a su prometida frente a  la iglesia de Corinthia.

~Muchas felicidades Hugo, te deseo un matrimonio exitoso. Felicitó James, mientras llevaba al joven a otro lugar. ~¿Por qué no brindamos?

Hugo de inmediato negó, su padre le había advertido que era de mala suerte comer o beber algo antes de la boda y él respetaba las tradiciones de su país.

~Lo siento mucho, no podré hacerlo James, porque no me encuentro bien. Los nervios me matan, si tomo algo me temo que vomitaré.

~Oh vamos. Insistió acercando el vaso hacia el príncipe.

El tónico ya había sido vertido y muy pronto, toda esta mentira terminaría.

~Tal vez solo un trago.

James sonrió con malicia y brindó con Hugo.

Cuando el rubio tomó su trago, sintió que su cabeza comenzaba a dar vueltas. Tal vez había sido demasiado temprano para tomar o seguramente le había caído mal el vino.

Hugo por otra parte se encontraba más radiante que nunca.

El momento esperado llegó. Y de un gran carruaje adornado con listones de colores, descendió la novia.

Los cabellos de Clio se encontraban atorados con millones de florecillas blancas, haciendo que su cabello Crespo resaltará más que nunca.

Su vestido había sido diseñado por las mejores modistas del reino y la tela había sido importada desde Freezenburg, ya que contaban con la fama de tener la mejor calidad de lino en el Eterny reino.

Las trompetas comenzaron a sonar, para dar inicio a la ceremonia. Todos comenzaron a tomar sus asientos, mientras que Hugo en compañía de su padre se dirigían rumbo al altar.

James cada vez se sentía peor, el dolor de cabeza aumentaba y sentía unas ganas infinitas de gritar.

~¿Estas bien? Susurro Sofía tomando su mano.

~Si, claro Sof.

Hugo miraba de reojo aquella escena y observaba con atención cada gesto en el rostro de Sofía. Sin embargo no encontró ni una pizca de tristeza en sus ojos, al contrario, ella parecía estar feliz con su boda. No entendía ¿Por qué, él era el único que se sentía miserable?, Entonces tomó la decisión de ser feliz con su matrimonio y dejar de lamentarse por el pasado.

La orquesta comenzó a tocar la marcha nupcial y Clio hizo su aparición del brazo de su madre.

Amber se llevó las manos a la cara con emoción.

James por otra parte agonizaba del dolor y la locura que estaba sintiendo.

~Te entregó a mi mayor tesoro, espero que la hagas muy feliz. Exclamó la reina antes de entregar a su hija.

Fue así como la boda se llevó a cabo con total tranquilidad, hasta que el padre llegó a la tan temida frase.

"Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre".

~¡Ya no aguanto más!, Gritó James mientras se tocaba la cabeza. ~¡Yo me opongo!

El príncipe caminó hasta el altar y se dejó caer a los pies de Clio.

La pócima le había hecho efecto a él , debido a que tuvo una confusión a la hora de entregar las copas.

~James ¿Qué haces? Dijo Hugo con preocupación.

~No me detengas, si no hablo, moriré de dolor.

Hugo solo se hizo a un lado, mientras el rubio se aferraba al vestido de su amada.

~Clio, acaba con esta farsa. Tú sabes que Hugo no te ama, él ama a mí hermana.

Todos voltearon a ver a Amber provocando que la rubia extendiera su abanico.

~No me miren a mí, Hugo y yo nos odiamos, contestó señalando a su hermana menor.

~¡James!, Deja de hacer esto, ya te dije que solo cancelaré la boda si Hugo me lo pide. Contestó Clio con molestia.

Todos miraron a Hugo provocando que el joven comenzará a titubear.

~Yo... Yo...

Su mirada se desvió hacia Sofía, que permanecía preocupada por la situacion. Estaba a punto de contestar cuando su hermano tomó fuertemente su hombro.

~Eres un príncipe y los príncipes no faltan a su palabra. Susurro a su oído con sutileza.

Fue así como Hugo se agachó hasta quedar a la altura de James.

~Lo siento mucho, sé que te estoy causando dolor, créeme que tampoco me siento feliz, pero debo cumplir con mi promesa. De verdad quisiera que las cosas fueran diferentes. Me gustaría evitar el sufrimiento de la gente que quiero, pero me es imposible. No quiero que me odies, porque yo te seguiré viendo como uno de mis mejores amigos... En realidad eres mi único amigo. Habló dándole un abrazo.

Las manos de James comenzaron a temblar y la poción llegó a su fin provocándole un desmayo repentino.

El rey Roland tomó a su hijo en brazos y lo saco de la iglesia para que la ceremonia continuara.

Unas horas más tarde, el joven despertó en una de las habitaciones del castillo de Corinthia. La boda ya se había llevado a cabo y sus hermanas se encontraban velando su sueño.

~¿Qué me pasó? Tartamudeo llevándose las manos a la cabeza.

~Causaste un problema en la boda de Clio, afortunadamente pudo llevarse a cabo.

~¿Qué? ¡No puede ser!, Se escuchó su gritó desgarrador por todo el palacio.

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora