Carta #1

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Hola mi pequeña Sofía:

Este es tu cumpleaños número 6 y aunque no me encuentro físicamente a tu lado, puedo decirte que nunca te dejo sola, ¡siempre estoy en tu corazón!

Espero que seas una niña virtuosa, bien portada y hermosa. Confío en que tu padre haya sabido cuidar bien de ti. Por eso, como regalo de cumpleaños te contaré una historia que sé que te gustará.

Hace 20 años yo me encontraba nerviosa por ingresar a la escuela real, así como tú debes estarlo en estos momentos. No conocía a nadie y temía no ser aceptada. Al principio fue complicado e incluso estuve a punto de llorar, ¿pero sabes? Tu padre me brindó una de sus brillantes sonrisas y alivio mi dolor. Estoy segura que me comprendes.
Ese fue nuestro primer encuentro, teníamos solamente 6 años, pero yo sabía que estaríamos juntos para toda la vida.

Es interesante recordar cómo puedes amar a alguien desde el primer momento en que lo conoces, estoy segura que en unos años me comprenderás mejor.

Tu padre era uno de los príncipes más populares de la escuela real y yo no me sentía capaz de ganar su amor (aún no sé si lo logré). Su personalidad siempre fue fuerte, aunque intentará esconder su verdadero yo.

Habían comenzado las clases y aún no tenía amigos, podría decirse que él fue mi primer amigo en la vida. Poco tiempo después conocí a una niña extraordinaria. Su nombre es Sofía, debes estar impactada, pues se llama como tú, me gustaría contarte que te nombre de esa manera en su honor.

Ella siempre me animó para lograr lo que más añoraba; por ejemplo, en una ocasión yo quería audicionar para una obra, pero tenía miedo de hacerlo, ella me ayudó e incluso puso poco esfuerzo en su audición, para que todas las miradas estuvieran puestas en mi. Fue así que gracias a su ayuda yo obtuve el papel.

¡Pero eso nos es todo! Ella también ayudo a tu padre en muchas ocasiones, él no siempre ha sido como ahora. Antes era obstinado y difícil de tratar, pero Sofía con su gran corazón, hizo lo que nadie creyó posible.

Ella es una mujer digna de admiración, por eso espero que un día puedas ser como ella.

En la próxima carta te contaré la historia de Sofía como protectora del mundo eterno. Si aún no sabes quién es, te aconsejo que la busques, ¡pero no le digas a tu padre!, Quiero que sea un secreto entre tú y yo.

Te daré una pista, vive en Encantia, su cabello es castaño y sus ojos son tan azules como los tuyos, ¡sé que no te costará trabajo encontrarla!

Por el momento me despido, pero no te pongas triste, en un año volverás a saber de mí.

Te ama tu madre.

Mientras tanto en Encantia se estaban llevando a cabo los preparativos para la boda de la princesa Amber. Después de 6 años de compromiso, por fin el rey Roland había aceptado que se llevará a cabo la ceremonia. El rey aún consideraba que su hija era muy jóven para casarse, apesar de que él mismo, se había comprometido a una edad más temprana.

~Las invitaciones serán enviadas en una hora y aún no decido si debo invitar a la princesa Maya. Escuché que estaba enamorada de mi Arthur.

Sofía se llevó las manos al mentón e hizo un gesto de confusión.

~Creo que no deberías hacerlo, yo sé que ir a la boda de un antiguo amor duele más que mil puñaladas.

~Tienes razón, me disculparé con ella, tal vez mienta, diré que se perdió su invitación. Estoy segura de que ella me lo agradecerá.

Sofía se acercó hasta su hermana y saco un pequeño camisón que escondía entre sus manos.

~¿Qué es esto Amber? Río con picardía.

~Solo es un camisón... Nada más. Titubeó con nervios.

~¿Para tu noche de bodas?

~¡Déjame Sofía! Sabes que me aterra hablar sobre ese tema. Contestó mientras intentaba esconder su rostro.

~No debes temer ¿Amas a Arthur, verdad?

~¡Claro que lo amo! Y lo hago cada vez más.

~Entonces no tengas miedo, amalo con intensidad.

Las dos hermanas se abrazaron, mientras sus risas se extendían por la habitación.

En ese instante una invitación cayó al suelo.

Amber enseguida la levantó. Su sorpresa fue mayor al leer para quién estaba dirigida.

~Archi-Duque Hugo de Albuquerque y princesa Sofía...

Sofía se acercó rápidamente para arrebatarle el sobre.

~¿Tú hiciste está invitación?

~No fui yo, debió ser Arthur o el duque Charles, no debemos olvidar que son familia. Pero si te incomoda, puedo fingir que se perdió.

~No, tienes razón, son familia, pero en lo personal, espero que Hugo no se presente.

~Siempre dices que no odias a Hugo, porque es un buen amigo, pero no lo creo, ¿Por qué no me cuentas qué pasó entre ustedes?, Puedo notar el rencor que nace en tus ojos cada que escuchas su nombre.

~No ocurrió nada que merezca ser contado. Además tú sabes que Hugo y yo siempre peleamos. Ha sido así desde que éramos niños.

~Esta bien Sofía, aunque no estoy muy convencida.

Amber empacó la invitación de Hugo y entregó la bolsa a Balleywick para que las cartas fueran enviadas cuanto antes.

Unas horas más tarde llegó la invitación al castillo de Albuquerque, una para Hugo y otra para su padre y su hermano.

~Asi que el futuro consorte de Encantia por fin fue aceptado por el rey Roland. Se burló Axel mientras se abanicaba con la invitación.

~¿Celoso?, Replicó Hugo.

~Ciertamente sí, si esa niña no fuera tan obstinada y el trono no recayera sobre ella, la hubiera hecho mi mujer aunque no fuera su deseo.

~¿De quién heredaste ese pensamiento? ¿Del tío Charles?

~Siempre obtengo lo que quiero. No te empeñes en desprestigiar a nuestro tío. Sé que te duele que Sofía lo prefiriera, pero es tu sangre de quien hablas.

La pequeña Sofi había terminado de leer la carta de su madre y se disponía a darle las gracias a su padre.
Cuando estaba a punto de girar la manija escucho la conversación que sostenían al otro lado de la puerta.

~¿Yo celoso de un viejo? ¡No me hagas reír!, Mi tío es atractivo, pero le falta juventud. ¿Te imaginas? Si intenta bailar sobre hielo con ella, seguro se fracturara la espalda al intentar cargarla.

Ambos jóvenes se rieron y Axel restregó la invitación por el rostro de Hugo.

~¿Te presentarás en Encantia?

Al escuchar esto, Sofi inmediatamente entró a la habitación.

~¡Quiero ir a Encantia papá! Gritó mientras saltaba a su alrededor.

~No nos presentaremos, estoy ocupado ese día.

~¿Qué es más importante que la felicidad de tu hija? Mencionó con hipocresía Axel.

Hugo apretó el puente de su nariz y Sofi enseguida se posó sobre sus piernas.

~Por favor...Quiero visitar Encantia.

Los ojos de la princesita eran tan tiernos que ni Hugo podía resistirse a ellos.

~¡Está bien, iremos!

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora