Adiós al verdadero amor

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Hugo soltó a Sofía de sus brazos, aunque su lejanía lo hacía sentir vacío.

~Siento no haberte contado, fue todo tan repentino. Exclamó intentando parecer feliz.

~Me sorprendió, nunca sospeche que te interesara Clio.

~Yo tampoco lo sabía, pero mi hermano, me lo había insinuado varias veces. Después de mucho pensarlo, decidí que era lo mejor para mí futuro.

~Hugo, tuve un sueño. Donde Amber era una reina mezquina y tú... Tú me decías que me amabas.

Hugo sonrió con nerviosismo e intento parecer tranquilo.

~Solo fue un sueño, Amber te quiere mucho, además el rey Roland le está enseñando a ser la mejor reina de Encantia.

Sofía bajó la mirada al notar que él había omitido el tema.

~Es cierto, bueno, espero que seas muy feliz Hugo. Eres el primero de nuestros amigos en comprometerse.

~¡Tienes toda la razón! Pero no lo hagas pronto Sofía. Contestó guiñandole el ojo.

Sofía bajó la mirada con tristeza. Un nudo se formó en su garganta y prefirió retirarse antes de explotar en llanto.

~Cuidate Hugo, sé feliz hoy y siempre. Comentó dándole una última sonrisa.

Aunque en realidad quería confesarle sus sentimientos, había hecho todo lo posible para que él no la viera triste.

Mientras tanto, todos los asistentes a la fiesta de té, rodeaban a Clio.

~Estoy muy celosa de ti. Gritaba Maya mientras observaba como la joven se ruborizaba.

James había olvidado casi todo lo relacionado con su vida alterna, menos sus sentimientos, así que, enterarse del compromiso de Clio le había tomado por sorpresa.

~¿Te casarás? Gritó provocando que todos voltearan a verlo.

~Asi es James. Contestó mientras sonreía con alegría.

El príncipe rubio se abrió paso entre la multitud y sin pensarlo, tomó la mano de la princesa y la llevó a un lugar menos concurrido.

~¿Qué ocurre James?

~Cuando lo mencionaste antes, creí que no hablabas en serio. No hagas esto Clio, tú eres una buena persona. Sabes que Hugo no está enamorado de ti, sino de Sofía.

~Cuando Hugo me declaró sus sentimientos vi sinceridad en sus ojos. Se defendió soltandose del agarre del rubio.

~Clio, yo no creí que pudiera llegar a sentir algo por ti, pero el tiempo a tu lado me hizo darme cuenta de lo maravillosa que eres. ¡Te amo! Y no me importa repetirlo. Afirmó haciendo que la princesa se tapara los oídos.

~No debes hablarle así a una mujer comprometida.

En ese momento una silueta corrió entre los arbustos. Ambos príncipes se asustaron, sin embargo mantuvieron la compostura.

¿Quién anda ahí? Habló James mientras se revelaba el rostro de la persona.

Sofía había vuelto de Albuquerque y lo que menos quería era ser vista.

Con una sonrisa intento esconder las lágrimas que brotaban de sus ojos.

~Siento mucho interrumpirlos, debo volver lo antes posible a mí habitación, estoy muy cansada. Exclamó sin dar oportunidad de ser interrogada.

James solo observó cómo su hermana corría en dirección del castillo.

Antes de salir de los arbustos, había resbalado, provocando que su vestido se rasgara y sufriera un rasguño que sangraba en su rodilla.

~¡Ves eso! ¡Cometes una injusticia!, Dejó claro James mientras recogía un pedazo de tela de la falda de su hermana.

~¡No cancelaré mi boda!, ¡No a menos que Hugo me lo pida!, Esta tarde vendrá en compañía de su padre para pedir mi mano. No puedo hacerte a un lado, así que te invito a ti y a tu familia a la boda. La morena dio media vuelta y volvió al jardín principal.

James sabía que no debía molestar a Sofía o las cosas solo empeorarian, así que la dejo desahogarse sola.

~¡Yo no soy la princesa de este cuento, Clover!, ¡Él dijo que siempre estaría a mi lado, que me protegería!, Supongo que solo fingía. Debiste verlo hoy, no parecía ser él, no disfrutaba de mi presencia como antes y me dio la sensación de que quería alejarme a toda costa. Susurro con pesar.

El conejo se acostó junto a ella mientras recargaba su cabeza sobre su pecho.

~¿Escuchas eso?, Tu corazón late de forma excepcional. El mundo no se acaba por un corazón roto. Debes salir adelante y disfrutar la vida. Apoya a tu amigo cómo solías hacerlo, olvida que tenías sentimientos hacia él y comienza a verlo como el esposo de una buena amiga. Sé que es difícil, pero a Hugo le gustaría verte feliz, dando lo mejor de ti para que su relación sea un éxito. Aquel sueño que se repite una y otra vez en tu mente, debe quedar en el olvido. Ese beso nunca ocurrió y el Hugo que añoras no existe... Ese hombre se casará con otra mujer.

Con cada palabra los ojos de Sofía se inhundaban cada vez más. Se reprochaba no haberse dado cuenta de sus sentimientos antes.

Clio era una princesa inigualable, su reino era muy rico, sus modales impecables y su cara parecía ser tallada por los mismos angeles, además de ser bondadosa y de carácter flexible. No le parecía difícil que Hugo la escogiera como esposa.

~¡Tienes razón Clover!, Seré feliz por ellos. Sonrió limpiando sus lágrimas.

Por otro lado, la madre de Clio se encontraba preparando todos los detalles para la pedida de mano de su única hija. Todo debia ser perfecto para agradar al rey Garrick y a sus hijos.

~¿Donde esta Clio? Preguntaba mientras recorría los pasillos.

~Asistió a una fiesta de té en el castillo de Encantia, pero no debe tardar. Contestó una de las sirvientas.

~Esa niña no tiene cordura, irse en un día tan importante. Las maquillistas y modistas ya se encuentran esperándola en su habitación, apenas llegue díganle que se dirija allá sin perder tiempo.

~Claro su alteza, se lo diremos.

Una hora más tarde Clio ya se encontraba en su habitación. Un sin fin de mujeres se encontraban peinando y arreglando su cara.

Aunque le parecía una exageración, su madre lo había creído necesario, ya que la fama de la familia de Albuquerque salía a relucir.

~¡Eres una preciosidad hija!, Pero el corsette no está lo suficientemente apretado. Ordenó a una de las sirvientas haciendo que tirarán de los listones del corsette.

Clio apenas podía respirar, pero su madre había insistido en que pareciera una muñeca.

Finalmente estaba lista. En cualquier momento sonarían las trompetas para dar aviso de la llegada de sus invitados.

Aunque los conocía perfectamente, Clio no podía evitar sentir miedo y no era en vano, su futuro estaba apunto de decidirse.

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora