El ataque del rey

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Cuando la guerra de Wei Ling llegó a su fin, James volvió a su hogar apenas unos días después de la boda de su gemela. Aunque la futura reina estaba muy decepcionada, no podía odiar a su hermano por defender el honor de un país aliado.

Ambos jóvenes se encontraban en el salón principal. James tomaba una tasa de té, mientras Amber intentaba hacer un retrato de suyo.

~¿Sabes dónde esta Sofía? Preguntó sin perder su postura.

~Fue a visitar al rey Garrick, está tardando demasiado en volver. Comentó Amber dejando a un lado el pincel para dirigirse a la ventana.

~Sofía odia viajar de noche, seguro le pasó algo. Recalcó el príncipe rubio.

~¿Deberíamos decirle a papá? Puede armar un alboroto, ya sabes que no le gusta la relación que Sofía mantiene con Charles.

~Creo que debemos hacerlo Amber, si algo le pasa a Sofía...

James y Amber caminaron como dos pequeños niños hasta la habitación de su padre. Temían su reacción, ya que el hombre había estado muy irritado desde el anuncio del compromiso de Sofía.

~Papá. Habló James aclarándose la garganta.

~¿Ya te sientes mejor?, Tu brazo aún no se cura por completo. Recuerda que recibiste una herida de espada. Regaño al joven.

~No es nada papá, vine a hablarte de otra cosa, Amber y yo estamos preocupados por Sofía, aún no vuelve de su visita a Albuquerque. Comentó poniendo enfrente a su gemela, que estaba escondida detrás de él.

~¡Amber!¿Por qué no me dijiste que fue a Albuquerque? Gritó provocando que la joven cerrará los ojos.

~No lo creí necesario papi.

~¿Y si algo le pasa a tu hermana?

~¿Por qué pasaría algo?

~Charles no es bueno, lo descubrí hace poco, si lo hubiera sabido antes ni siquiera su hijo hubiera entrado en nuestra familia.

~¿Qué hizo mi padre? Habló Arthur posandose al final de la habitación.

El rey Roland estaba a punto de hablar cuando el mayordomo interrumpió para dar la noticia de que el príncipe Hugo estaba encarcelado en las mazmorras, por intentar asesinar a su padre.

Existió un silencio en la habitación, hasta que James alzó la voz.

~¡Debe ser un error! Conozco a Hugo y sé que puede ser presuntuoso y obstinado, pero es un buen hombre.

~Algo no me parece lógico. Interrumpió Roland tomando su saco para salir de la habitación.

Amber intentó seguirlo, sin embargo James la tomó del hombro para que se quedará. Él acompañaría a su padre.

~Estoy molestó por lo que dijo tu padre, yo sé que mi padre no es el mejor, pero siempre me dió la mejor educación. Comentó Arthur sin emociones.

Hugo se encontraba llorando en su celda, si tan solo pudiera comunicarse con Sofía, le pediría que le entregará la última carta de Clio a su pequeña hija.

En ese momento una paloma entró entre los barrotes. Portaba una carta, acompañada de un lápiz y papel para que pudiera contestarle si así lo deseaba.

En ella la princesa Sofía le contaba a Hugo que Charles la había encerrado en una habitación para evitar que pudiera comunicarse con Axel, sin embargo, ella ya le había enviado una carta avisándole lo sucedido para que  tomara precauciones.

Hugo aprovecho este momento para pedirle a Sofía que buscará la última carta de su fallecida mujer. Sabía que le sería difícil, pero no dudaba ni un momento de ella.

Al leer esto, Sofía sintió un dolor en el corazón, no obstante, comenzó a idear un plan para obtener dicha carta.

Después de dar vueltas por un rato, decidió tomar una siesta, tal vez de esa forma su mente descansaría y le daría una idea al amanecer. Aún faltaban 2 días para el cumpleaños de la pequeña Sofi.

Los ojos de Sofía comenzaron a volverse pesados.
Mientras se envolvía entre un gran edredón de popelina, su mente comenzó a volar, trasladándose a la tierra de los sueños.

Una gran luz la llevó hasta un mundo lleno de fantasía. Al final del arcoiris se encontraba la figura de una mujer. Sofía decidió acercarse para verla de cerca. No obstante, sin importar sus esfuerzos por alcanzarla, esa mujer parecía alejarse.

~¿Quién eres? Susurro con temor.

~Sofia, estoy feliz de verte, esta es la única forma que tengo para comunicarme contigo y lamentablemente no tengo mucho tiempo. Tú sabes perfectamente quién soy pues te arrebate tu destino, quiero disculparme por todo lo que te hice, como ves ya recibí mi castigo, sin embargo, tú aún puedes recuperar tu vida, la que te robe por ser tan inmadura. No puedo decir que fui infeliz del todo, porque Hugo me dio un lindo regalo, “a mí pequeña hija" también puede darte muchos hijos, solo te pido que nunca dejes a mi niña, cuídala como si fuera tuya, como yo lo haría. Le he hablado de ti durante estos tres años y ella te añora como futura madre, ¡por favor no rompas sus esperanzas! Sé que Hugo quiere que entregues mi última carta... Te ayudaré un poco para que puedas hacerlo. Yo misma tomaré la apariencia de un animal para apoyarte.

Sofía escuchó atentamente y se acercó con cuidado hasta quedar frente a Clio.

~No te guardo rencor por nada, al contrario, te entiendo perfectamente. Sonrió dándole un beso en la mejilla.

Al despertar, una pequeña mariposa se encontraba revoloteando por la habitación.

”Gracias por tu ayuda Clio". Susurro para sí misma.

La mariposa salió entre las rendijas de la habitación, para más tarde volver con la pequeña carta.

Sofía sonrió con felicidad y la entregó a uno de los pajarillos, esperando que llegara pronto a Corinthia.

Mientras tanto, James y su padre se encontraban llegando al castillo.

~Es un placer ver a mi familia aquí. Comentó Charles con refinamiento.

~No es una visita de placer ¿Dónde esta Sofía? Reclamó Roland.

~¿Por qué no pasan a tomar un poco de café?, Sonrió con maldad.

~No entraremos, nos quedaremos aquí hasta que Sofía venga. Se adelantó James.

~¡Sofía no se irá! No lo hará hasta el día de la boda. Después de eso podrán verla las veces que quieran.

~Me temo que tendré que usar la fuerza. Gritó Roland poniendo su espada en el cuello del duque.

Charles solo sonrió con descaro e hizo a un lado el arma.

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora