La locura

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~¡No!, Gritó James mientras intentaba incorporarse.

~Te traeré un poco de agua, solo no hagas ninguna locura, nuestros padres volvieron a Encantia para pedirle a Cedric que venga. Regañó Amber saliendo de la habitación.

Cuando Sofía y James se quedaron solos, el rubio se acercó hasta su hermana que se encontraba parada frente a la ventana.

~Sofia... Yo...

~¿Te encuentras mejor, James? Nos preocupaste mucho.

~Eso no importa, yo cometí un error.

~¿Sabes? Es un día hermoso, el sol brilla como nunca. Lo interrumpió cambiando el tema.

~¿Por qué no me escuchas? No comprendo como puedes estar tan tranquila. ¡Hugo se casó con otra! Y tú solo puedes hablar del clima como si no te importará.

Sofía bajó la mirada y sus ojos comenzaron a cristalizarse.

~Tú no sabes lo difícil que es para mí estar aquí... ¡No debes juzgar a las personas!

Detrás de la puerta se encontraba una persona espiándolos, que al oír las palabras de Sofía sintió un gran vacío, sin embargo se retiró para no ser descubierto por los príncipes de Encantia.

~Demuestra tus sentimientos Sofía, no debes ser tan buena todo el tiempo, también tienes derecho a ser feliz.

~¡Realmente lo soy James!, Soy feliz por Hugo, incluso por Clio y espero que puedas serlo también.

Desde ese día, nadie volvió a mencionar el tema.
A pesar de lo difícil que fue para ambos, James y Sofía se mantuvieron en silencio.

Tres años pasaron rápidamente y una noticia agradable se extendió por todo el Eterny reino.

~¡Clio tendrá un bebé! Gritó Amber mientras agitaba la carta de su amiga.

~Debemos felicitar a la reina Clio. Exclamó Roland.

~¿Será prudente? Saben lo que pasó con Sofía y James. Interrumpió Miranda.

~Eso fue hace tres años, ahora cada uno está centrado en sus cosas. No creo que le den importancia a los problemas del pasado, además tenemos una alianza con Corinthia, no podemos tener ese desplante. Contestó Roland.

~¡No puedo creer que Clio tendrá un bebé! Yo espero con ansias conocer a mí prometido, no debe tardar en llegar. Escuché que es un primo lejano de Hugo.

~A propósito ¿Dónde esta Sofía?, No la he visto desde el desayuno. Preguntó Miranda.

~Ella está montando a caballo, últimamente es lo único que hace. Francamente me preocupa que no encuentre un buen esposo. Sus años casaderos se le están escapando de las manos.

~Amber, eso no es importante, deja que disfrute su vida. No creas que estoy contento con la idea de que te comprometas tan pronto, para mí siempre serás mi pequeña niña. Dijo Roland abrazando a su hija.

Sofía se encontraba practicando con su caballo de carreras.

~Ahora saltaremos el obstáculo de 1 metro. ¿Estas listo Magnus?

~Claro princesa Sofía. Relincho el caballo, mientras ambos se preparaban para saltar.

Cuando estaban frente al obstáculo el corsel freno dejando caer a Sofía.

~¿Te encuentras bien? Habló un joven de mirada dulce.

~Muy bien, te lo agradezco.

~No me he presentado, soy el príncipe Arthur del ducado de Albuquerque. Tú debes ser la princesa Amber ¿O me equivoco?

~Es un gusto conocerte, soy la princesa Sofía. ¡Tú debes ser su prometido!, Gritó levantándose rápidamente.

~Asi es, vine en compañía de mi padre. Contestó señalando al duque.

El hombre cabalgó hacia ellos y de un salto bajó de su caballo.

Sofía sintió un gran miedo al estar frente aquel hombre, sin embargo soltó una sonrisa al recordar que eran familiares de Hugo.

A decir verdad no había vuelto a verlo desde el día de su boda y moría de ganas de saber cómo se encontraba.

~Es un gusto conocer a tan bella princesa. Mencionó el hombre besado su mano.

~El gustó es mío, tengo entendido que son familiares del príncipe consorte de Corinthia.

~Sí, es el hijo de mi hermano mayor. A decir verdad, esperamos visitarlo pronto. Nos enteramos que tendrá un bebé y queremos darle nuestra felicitación.

El corazón de Sofía se detuvo al escuchar la noticia.

~Así que tendrá un bebé... ¡No estaba enterada! Titubeó.

Arthur estaba a punto de hablar, cuando una voz hizo que ambos se alejaran.

~¡Están aquí!, Gritó Amber mientras el rey Roland caminaba hacia sus invitados.

~Es un placer verlo de nuevo duque Charles.

~El placer es mío, rey Roland. Contestó con galantería.

~¿Por qué no entramos al castillo? Mi hija y mi esposa los esperan dentro.

El príncipe caminó a la par del rey Roland, por otra parte el duque se quedó unos pasos atrás.

La pequeña princesa estaba devastada y no soportaba la idea de imaginar a Hugo como padre.

Mientras se encontraba enclaustrada en sus pensamientos, el duque tomó su cara para observarla mejor.

La mirada de Sofía se cruzó con la del duque e inmediatamente, la joven notó una pizca de maldad. A pesar de que sus ojos eran iguales a los de Hugo, no tenían nada en común.

~Eres una princesa muy hermosa, no debes llorar por un hombre casado. Dijo antes de dar media vuelta.

Las manos de Sofía comenzaron a temblar, recordaba el tacto de aquel hombre y sus manos frías, definitivamente no quería que volviera a tocarla. Además lo último que había dicho la había dejado perpleja ¡Y si eso afectaba el cortejo de Amber!, Ese hombre notó sus sentimientos hacia Hugo y podía decirle a su padre.

~¡Sofía!, ¿Te pasa algo? Estas pálida. Habló James.

~Me alegra que hayas vuelto, el prometido de Amber está en el salón principal. Es un joven muy atento, creo que te caerá bien.

~En realidad no quiero verlo, me enteré que Clio sera madre, tiene tres meses de embarazo. Realmente me alegro por ella... No puedo negarte que me sentí un poco triste, pero ese bebé no merece mi odio. Me gustaría felicitarlos personalmente y recuperar a mi amigo. Creo que el tiempo me ha hecho madurar y darme cuenta de que la vida no es un juego.

~James... Hace unos años me preguntaste ¿por qué estaba tranquila mientras tú sufrías? Ahora lo sé, yo en ese momento trataba de esconder mis sentimientos detrás de una sonrisa. Actualemente me doy cuenta de que solo era hipócrita. ¡Siento que definitivamente perdí a Hugo! Ahora ya no hay posibilidad de volver a estar a su lado. Tú en cambio demostraste tus sentimientos y te desahogaste. Eso te permitió poder superar las cosas, yo por otra parte, ¡estoy cayendo en un abismo!

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora