El peso de la promesa

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Sofía apretó su vestido y dio media vuelta.

~No me interesa si es una buena persona, de todas formas se casará con la reina Amber y será feliz. Yo quedaré sola, como siempre he estado. Susurro mientras bajaba la mirada.

Clio la escuchó con atención y se acercó de forma dominante a ella.

~Se casará conmigo y será feliz a mi lado, como debió ser desde el principio. ¿Sabes? Siempre fui una princesa retraída, pero tú me ayudaste muchas veces. Aún recuerdo cuando quería cantar en el recital, pero tenía miedo, tú no dejaste que me rindiera ¡Nunca pude decirte lo que significo para mí tu apoyo! Pero no por eso ¡sacrificare mi felicidad! Hugo y yo hicimos nuestro castillo ideal en la escuela real. Él me dijo que me amaba hace unos momentos y realmente vi amor en sus ojos. Eso es algo que no dejaré, ¡ni siquiera por ti Sofía!

~No entiendo nada de lo que dices, no sé porque asumes que yo tengo sentimientos por él. ¡No me importa lo que haga o con quien se case!, Gritó mientras contenía sus lágrimas.

~Sofia...Amber, tú y yo solíamos ser un gran equipo, el castillo era nuestro hogar. Tuvimos sentimientos el uno por el otro, pero ambos estábamos confundidos, solo era amor de hermanos, ahora lo sé. Nuestro padre, el rey Roland entrenaba y jugaba con nosotros ¡No sé cómo pudiste olvidar a mí padre!, Acepto que me olvidarás a mí, ¡pero no a él!

~¡Déjenme en paz!, Gritó mientras se tocaba la cabeza.

El dolor había comenzado a aumentar conforme los jóvenes hablaban.

~¡No puedes huir, Sofía! Gritó una vez más Clio.

~¡No puedo más!, Detenganse.

En ese momento alguien corrió para sostenerla entre sus brazos.
Los ojos de Sofía se pusieron rojos cuando observó al hombre frente a ella.

~Príncipe Hugo ¿Qué hace aquí?

~Solo vine a ayudar a una amiga. Después de que recuperes la memoria nuestra relación no será la misma. Me dolerá mucho alejarme de ti, pero si no lo hago, no recuperarás tu vida.

~Hugo, me dijiste que no querías volver a verla.

~No te preocupes Clio, te hice una promesa, así que no faltare a ella. Ahora sólo les pido que me dejen hablar con Sofia a solas, tengo un presentimiento, quizás yo pueda hacer que recobre la memoria.

Clio no estaba conforme, sin embargo James la tomó del brazo para dirigirla a otro lugar.

~No entiendo nada de lo que está pasando. Reprochó Sofía.

~Lo entenderás pronto. Por ahora, me gustaría hablarte de nuestra antigua vida. En un inicio, tú y yo solíamos ser rivales, pero todos saben que del odio al amor solo hay un paso, al menos eso me ocurrió a mí. Tú siempre solías ayudar a los demás, sin importar lo insignificante que fuera su problema y eso era algo que admiraba de ti. En una ocasión olvidaste un pañuelo durante la práctica de Derby, yo lo atesore como si fuera mi vida. No sabes lo que daría por tenerlo aquí y poder sentir su aroma. Ganamos juntos la carrera de la corona voladora y patinamos juntos sobre hielo, aunque lamentablemente no pude asistir a la escuela de patinaje.

~Todos están locos, nunca he perdido la memoria, mucho menos soy una princesa. ¡Soy una joven común!

~En este momento me gustaría que no recordarás nada, así no tendría que afrontar mi destino, pero no puedo ser egoísta con las personas que quiero.

~No eres tan malo como creía, lo noté cuando me ayudaste en la rutina de patinaje. Contestó sin pensar.

~Lo hice porque eras muy mala...¡Espera! ¡Lo recordaste! Gritó corriendo hacia ella para girarla en sus brazos.

Sofía se acercó a él para darle un beso y así compensar todos los años que había callado sus sentimientos.

En ese momento todo comenzó a dar vueltas a su alrededor.

Los rebeldes ya habían entrado al castillo de Encantia y la reina Amber se encontraba siendo arrastrada por la multitud. Prisma estaba lista para tomar la corona cuando el mundo comenzó a desaparecer.

Todo se había oscurecido, dejando inconciente a los jovenes.
Después de unas horas, los ojos de Clio se abrieron. Se encontraba tirada frente a una casa abandonada.

~¿Lo logramos?, Dijo mientras se acercaba hasta James.

~Parece que si, la zapatería ya no existe. Contestó abrazando a la morena.

Clio y James corrieron hasta el lugar en donde se encontraban Sofía y Hugo.

La cabeza de la princesa permanecía en el pecho de Hugo y sus manos se encontraban entrelazadas como si se tratara de un par de amantes.

~Sofia, ¿estás bien?, Habló James intentando despertar a su hermana.

~Si... Tuve un sueño muy extraño, yo vivía en el pueblo y Amber me odiaba.

~Solo fue un sueño Sofía. Interrumpió Clio mientras ponía la cabeza de Hugo en sus piernas.

~¿Qué paso? ¿Todo es normal? Preguntó Hugo intentando incorporarse.

~Todo volvió a la normalidad y gracias a ti. Contestó Clio con amabilidad.

Todos volvieron a sus respectivos castillos. Regresar a su realidad les había causado un malestar general en el cuerpo.

Cuando Sofía y James volvieron a su hogar. Notaron un olor peculiar proveniente de la cocina. Amber se encontraba horneando pastelillos para la gente del pueblo.

La princesa rubia no recordaba nada sobre su vida alterna, debido a que, mientras se encontraba en ella no había recuperado la memoria.

~¿Por qué esas caras? Parece que no han dormido en días. Hablando de eso, ¡hice estos pastelillos!, a nuestros súbditos les encantará.

En ese momento, James recordó la frase que su hermana le había dicho unas horas antes, cuando le informaron que el pueblo moría de hambre. “Que coman pastelillos".

~Definitivamente adoro a esta Amber. Habló el príncipe corriendo hasta ella para cargarla en sus brazos.

~Sueltame James. Gritó Amber intentando alejarse de él.

~Sé que no lo digo a menudo, pero estoy feliz de tenerte como hermana, te quiero mucho.

Amber giró los ojos con desprecio, pero dentro de sí apreciaba las palabras de su hermano.

~Me gusta que se lleven tan bien. Alzó la voz Roland entrando a la cocina.

James sintió un gran alivio, ya que su padre se encontraba con vida. Asi que sin pensarlo, corrió hacia él para darle un abrazo.

~¿Te pasa algo, James? Río mientras lo recibia en sus brazos.

~Es solo que extrañaba abrazarte, papá, sentí que no volvería a hacerlo.

~Pero, nos abrazamos está mañana. Comentó con alegría.

~Lo sé y quiero que sigamos así, por siempre.

Todo había vuelto a la normalidad, afortunadamente nadie había salido lastimado. Sin embargo, está historia aún no terminaba. Todavía faltaba algo muy importante, una promesa debía ser cumplida.

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora