La noticia.

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La pequeña Sofi tomó las manos de su tío y miró de forma intimidante a Hugo.

El príncipe giró los ojos e hizo una reverencia a Sofía.

~Si no bailo contigo, Sofi volverá y hará alguna travesura.

~Creo que no tenemos opción. Afirmó Sofía.

Cuando sus manos se tocaron ambos sintieron un extraño escalofrío. Hacía años que no tenían esa sensación y sin pensarlo los dos se remontaron a su presentación de baile encantado.

La música comenzó a sonar de manera melodiosa, sus miradas se hicieron una sola.

Sofía posó sus manos sobre los hombros de Hugo y este deslizó las suyas por su pequeña cintura.

La princesita Sofi se había percatado de la química que había entre ambos y sin importar su corta edad, conocía perfectamente el significado del amor. No obstante, no había sido la única en notarlo, provocando la mirada amenazante de Charles.

~Es bueno volver a hablar contigo. Susurro Sofía sin quitar la vista de sus ojos.

~Pienso igual... Tal vez debamos salir, dar un paseo por los jardines o tomar un té. Sonrió perdiéndose en la mirada de su pareja.

~¡Lo siento mucho Sofi! Habló Charles haciendo a un lado a la niña.

~¡Espera, tío Charles!

El hombre se aproximó hasta ellos y aclaró su garganta para llamar la atención de los jóvenes, sin embargo, ninguno de los dos podía quitar la vista del otro.

~Sofia, recuerda que haremos oficial nuestro compromiso. Comentó tomandola del brazo.

~Debo irme. Dijo de manera automática.

~Tu compromiso. Susurró Hugo para sí mismo.

~¡Papi! Gritó Sofi jaloneando su saco.~¡Debemos impedir esto!

~¿De qué hablas Sofi? Yo solo he amado a tu mamá.

~Estas mintiendo, pero no te preocupes, ¡te apoyo!

Sofi corrió detrás de una gran mesa de aperitivos.
Charles y Sofía se encontraban justo frente a ella y le sería muy fácil vertir accidentalmente el ponche sobre su querido tío.

~Bien, me gustaría tener su atención. Levantó la voz Charles, mientras golpeaba su copa.

Todos se acercaron hasta ellos y Charles tomó la mano de Sofía.

~Tengo muchos años de conocer a la princesa Sofía, ella es maravillosa, la clase de mujer que todo hombre quisiera tener en su vida. Hace no muchos años, conocí a esta linda joven gracias a mí sobrino Hugo. Ambos practicaban baile encantado sobre hielo. En ese momento no le preste especial atención, ya que se trataba de una niña de la edad de mi hijo. Incluso molestaba a mi querido sobrino con aquella linda princesita ¿Qué vueltas da la vida, no?
Cuando volví a verla me encontré con una mujer hermosa, llena de bondad y empatía. Desde entonces supe que era la mujer con la que quería pasar el resto de mis días. Sé que muchas personas creerán que este amor es prohibido, pues le llevo 20 años. Lo único que creo, es que cuando existe amor, todo es posible. Sonrió tomando las mejillas de Sofía para darle un beso.

Sus labios comenzaron a aproximarse a los de la joven.
Sofía se tensó y apretó los párpados con nerviosismo.
Cuando estaban a punto de besarse, un gran Platón de ponche voló por los aires, cayendo exactamente sobre la cabeza de Charles.

Axel comenzó a reírse sin ninguna piedad, Hugo se giró discretamente esperando que su risa no fuera tan notoria. Realmente todos querían que pasará eso, pues el tío Charles no era de su total agrado.

Sofía observó de reojo como la pequeña niña se deslizaba por debajo de las mesas. Ahora estaba convencida de que no era un juego de niños, ella le había declarado la guerra a Charles.

~Te ayudaré a limpiarte. Comentó Sofía sacando un pequeño pañuelo de su bolsillo.

~¡Odio a los niños! ¡No podría tener otro! Si pudiera ¡Los desaparecería del mundo! Gritó con furia.

Todo el mundo giró su vista hacia él y el nuevo rey sonrió con nerviosismo.

~Los niños son adorables, solo fue un momento de cólera.

El estómago de Sofía comenzó a revolverse y sintió que las fuerzas la abandonaban, nunca había visto a Charles tan molesto. Así que decidió salir al jardín para pensar mejor.

~¿Qué acaba de pasar? Comentó Amber.

~No lo sé... Estoy algo confundida.

~¡Te casaras con él y no le dijiste a nadie! Debiste ver la cara de papá, no creo que aplauda tu decisión.

~Él está a favor del verdadero amor. Comentó Sofía.

~¿Realmente es tu verdadero amor? Ayer mencionabas que esperabas que Hugo fuera tu misterioso enmascarado y ahora te comprometes con un hombre viejo y amargado.
¡Aunque sea mi suegro, no puedo aprobar su comportamiento! Creí que amaba a Arthur.

~Tal vez Arthur era un niño muy travieso, puede ser hereditario. Sonrió intentando aligerar la situacion.

~Aun así, no estoy de acuerdo con esto, siempre creí que veías a Sir Charles cómo una figura de autoridad, no como un prospecto de matrimonio.

Desde el ventanal, Axel observaba el pleito de ambas jóvenes.
Era cierto que Sofía le parecía una mujer muy atractiva, pero ese mismo deseo, lo había hecho odiarla con todo su ser.
Asi que, sin perder tiempo, intervino en la discusión.

~Vaya Sofía, serás parte de mi familia a como de lugar. El amor de Hugo no te bastó, tomaste un pez más gordo. Mi tío Charles no se pudo contener a tus encantos ¿No es así?
Dime ¿Cuando será mi turno? me aterra pensar que si mi tío te deja, corras tras de mí o de mi padre. Ahora ya me quedó claro que adoras a los hombres de Albuquerque. Sonrió con maldad, provocando que Sofía comenzará a temblar.

Amber no pudo seguir escuchando las palabras de Axel. Así que sin pensarlo, le soltó un puñetazo en la nariz.

El pelirrojo se llevó las manos a la cara, intentando esconder su dolor.

~¡Las dos son iguales! Tú te casaras con mi primo, tu hermana con mi tío, espero que James no planeé venir por mi sobrina Sofi. Ustedes solo quieren el poder que Albuquerque les pueda proporcionar a su reino. Son unas interesadas ¡Cómo su madre campesina! Gritó antes de salir corriendo.

~¡Auch! Se quejó Amber agitando su mano.

~Tienes un gran gancho derecho, no sabía que tuvieras esas habilidades. Habló Sofía.

~Axel piensa que soy una princesa delicada y recatada. Por eso se cree con el derecho de pisotearme, pero ahora mi puño fue quien pisoteo su orgullo.

Sofía le dió un abrazo a su hermana.

~Te lo agradezco Amber, siempre estás para protegerme.

En ese momento, el rey Roland salió del salón e inmediatamente ordenó a sus hijas que subieran al carruaje.
Debian volver lo antes posible a Encantia.

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