Un gran destino

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Hugo se encontraba caminando por un gran bosque, extrañamente se sentía muy bien. Su herida había desaparecido y su cuerpo parecía estar mejor que nunca.

"Hugo, ven aquí" escucho una voz al final del camino.

~¿Dónde estas? No puedo verte.

"Sigue caminando, pronto me encontrarás".

Hugo apresuró sus pasos hasta observar la figura de Clio.
Sus brazos permanecían abiertos, invitándolo para que se acercara hasta ella.

~Clio, no puedo ir hacia ti.

~Hugo... Ven aquí, no te haré daño, ven a mis brazos.

El príncipe comenzó a caminar hasta quedar frente a ella, sin embargo, algo le impedía caer en sus brazos.

Realmente, la salud de Hugo era muy crítica, mientras la mente del joven se encontraba inmersa en ese sueño. En la realidad el príncipe había caído en coma y su cuerpo se detereoraba conforme avanzaba el tiempo.

Su pulso cardiaco iba disminuyendo sin dejar de ser existente.

"Anda Hugo, ¿Qué esperas?" Repetía la voz.

En ese momento, una luz resplandeció frente a ellos y apareció otra figura de Clio.

~¡No hagas caso Hugo! la muerte quiere engañarte tomando mi forma, si la tomas entre tus brazos ¡morirás! y dejaras a nuestra hija sola. Te aseguro que yo no quiero eso. Yo no soy esa persona que te está llamando.

Hugo comenzó a confundirse y su cuerpo lo resentía, su pulso cardiaco comenzó a aumentar en puntos críticos. Haciendo que la operación se complicará.

"Es el momento, para decidir, seguir adelante o escapar de aquí. Es la emoción lo que hay que sentir y te tiemblan las piernas y te quieres rendir.

Pero tienes que saltar sin mirar atrás, ¡salta ya! verás que vencerás.

Muestrales y deja ver, lo que tú puedes bien hacer. Ya no dudes más y lejos llegarás".

Hugo levantó su vista al escuchar dicha canción conocida. ¡Era la misma que Sofía le había cantado cuando anhelaba patinar sobre hielo!

~¿Sofía?

Clio sonrió y le dió un beso en la frente.

~Hugo, ella está aquí, vino a salvarte al igual que yo. No debes dejarte caer. ¡Vive y sé feliz!

Clio se hizo a un lado para tomar la mano de Sofía y dársela a Hugo.

~Clio, es bueno verte otra vez. Comentó Hugo con lágrimas en los ojos.

~Nunca te olvidare Hugo, siempre los cuidare. Pero aún no es su momento, ¡deben vivir! Dijo antes de hacerlos volver a la realidad.

Unos minutos antes, Sofía había despertado, aunque su cuerpo se sentía débil. Intentó incorporarse. No obstante, aún estaba herida, la espada había entrado a su estómago de forma superficial.
Aunque no sufría la misma gravedad que Hugo, debía mantener la calma y ser cuidadosa.

~¡Debo ver a Hugo!

~Hermanita, los médicos lo están operando, afortunadamente la espada no lesionó ningún órgano vital, aún así su vida corre peligro ya que perdió mucha sangre. Exclamó Amber con delicadeza.

~¡Debe escuchar mi voz!

Sofía se paró rápidamente y caminó hasta la sala de operación. Pidió de forma humilde, poder entrar para cantarle una canción, los médicos no estaban seguros, no obstante, una enfermera compasiva sintió lástima por la mirada de sufrimiento en los ojos de Sofía y pidió a sus compañeros que la dejarán intervenir.
Fue así que al terminar la canción. Hugo comenzó a mover las manos y su pulso y ritmo cardíaco comenzaron a normalizarse.

~¡Es un milagro! Comentó uno de los médicos.

Sofia comenzó a llorar de felicidad y sostuvo fuertemente las manos de su amado.

La pequeña Sofi se encontraba durmiendo en brazos de su abuela, sin imaginar lo que le había ocurrido a su padre.

Flashback

Después de atravesar a Hugo, Charles comenzó a reir.

~¿Ves, Sofía? Ahora nadie impedirá nuestra felicidad. Habló intentando tomarla entre sus brazos.

Sus manos se llenaron de sangre y el cuerpo de la joven se desvaneció, como si se tratara de un papel sin peso.

El hombre giró la mirada. El rostro de Hugo se clavó en su mente. Parecía dormido, como si no hubiera sentido ningún dolor y en su mano permanencia un pañuelo que tenía las iniciales de Sofía.

Charles lo tomó y lo atesoro.

En ese momento recordó que Sofía le había contando, el momento exacto en el que le regalado dicho pañuelo a su sobrino.
No podía creer que después de 10 años, Hugo aún lo guardará. Aún así sabía que él no lo merecía. Así que decidió guardarlo entre sus ropas.

Nuevamente miró a Sofía que descansaba entre sus brazos.
Con su manga limpió su frente y la besó en los labios.

~¿Sofía? ¡Despierta! Gritó aferrándose a su cuerpo.

Los guardias volvieron a tomarlo de las manos y el hombre comenzó a forsejear.

Cuando logró soltarse, corrió hasta la orilla de un barranco y sin pensarlo se lanzó.

Nadie encontró su cuerpo, pero no pudieron olvidar como su voz repetía el nombre de la princesa de Encantia, mientras caía al abismo.
Incluso sus gritos aún se escuchan en los días de viento.
El loco amor de Charles terminó en tragedia, como era de esperarse, pero las ilusiones y deseos de nuestros jóvenes enamorados no podían ser acallados por el tiempo.

Unas semanas después, Hugo y Sofía se casaron en la iglesia de Albuquerque.
Wassalia llegaría al día siguiente y como lo habían prometido, pasarían navidad juntos, sin ningún tipo de miedo ni problema.

La pequeña Sofi, ahora portadora del amuleto de Avalor descubrió cada uno de los secretos que dicha joya tenía para ofrecerle.
Creciendo como una mujer de bien, tal como su madre hubiera querido.

Cuando tuvo suficiente edad para comprender. Le fue entregado por su abuela, el diario secreto de su madre, gracias a eso, pudo entender cosas que aún no le quedaban claras. A pesar de todo, esto le dió fuerzas para conectarse aún más con su madre y sentir tanto sus sufrimientos como sus alegrías.

Tiempo después, cuando toda la verdad le fue revelada. Contó con orgullo la historia de la reina Clio a sus pequeños hermanitos.

Los príncipes Edward y Ben escuchaban con atención todo lo que su hermana mayor tenía que decirles.

~"Asi fue como la reina Clio ayudó a nuestros queridos protagonistas.
Aunque nuestra historia aún no ha terminado, ella nos impulsó para que hoy podamos ser una familia feliz, llena de esperanza y felicidad.
A pesar de que la reina Clio cometió muchos errores, logro unir a dos corazones separados por el destino" Fin

~¿Quién es la reina Clio? ¿Realmente existió? Preguntaron los niños al unísono.

~Existió, fue una mujer maravillosa. Yo le agradezco todo lo que tengo. Gracias a su bondad pude tener a la madre amorosa que nunca tuve, también, gracias a su amor, yo pude llegar al mundo.

~¿Al mundo? Intervino Edward.

~Asi es.

"Esta es la historia de Clio, mi madre".

Fin.

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora