Los celos

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Hugo apretó el puente de su nariz para evitar decir alguna cosa imprudente.

~Esta bien tío, creo que me alegrará ver a mi mejor amiga.

~¿Mejor amiga? Creí que la odiabas. Preguntó con ingenuidad.

~No podría odiarla ¡Nunca!, Se sonrojó para sí mismo.

Fue entonces cuando su tío dió una palmada en su hombro. ~Eres un buen muchacho, realmente te compadezco.

Hugo no entendió las palabras de su tío en ese momento, pero lo haría años después.

Días después la fiesta en honor del futuro príncipe se estaba llevando a cabo.

James y Sofía no habían querido asistir por lo que Amber se había presentado sola.

~Me alegra mucho verte. Gritó Clio mientras corría hasta su amiga.

~A mi también, estoy muy feliz por ti y espero que tu bebé se parezca a ti, el rostro de Hugo solo le traería problemas.

Hugo la miró con reproche y se acercó hasta ellas.

~Tambien es un gusto verte Amber.

~No puedo negar que me alegra un poco verte. Veo que ya no eres tan feo como antes. Se rió extendiendo su abanico.

~Y tú no eres tan superficial como antes, es un punto a tu favor.

Amber cerró su abanico y se acercó hasta él con decisión.

~Mas te vale estar tratando bien a mí amiga o me las pagarás.

Hugo estaba a punto de quejarse cuando Clio se puso entre los dos para separarlos.

~No deben pelear en un día tan especial.

~Tienes razón Clio, lo dejaré solo por ti.

~Por cierto Hugo, ¿Dónde están tú primo y tú tío? Preguntó Clio.

~No deben tardar. Contestó mientras observaba el gran reloj de madera.

~Me pareció ver al duque Charles en el jardín con Sofía. Ella ha estado mucho con él últimamente, desde que Cedric se fue a Hexley Hall, ella no ha vuelto a ser la misma. Mencionó Amber.

Hugo escuchó con atención y las palabras de su hermano volvieron a su mente. “Quizas Sofía se convierta en la nueva duquesa de Albuquerque".

~Eso no puede ser, él es un viejo. Habló en voz alta.

~¿Cedric? ¿O el duque?, Preguntó Amber.

~Lo siento, ninguno de los dos, estaba pensando en voz alta.

Clio solo se mantuvo observando los gestos de su esposo. Podría llamarse paranoica, pero presentía que él aún quería a Sofía.

Mientras tanto Sofía y el duque se encontraban charlando a la orilla del lago.

~Ya debería estar en Corinthia, Hugo lo espera. Susurro con pesar.

~En este momento es más importante tú bienestar.

Sofía lo miró y notó que sus ojos eran como los de Hugo, pero en ellos había un sentimiento distinto, tal vez menos arrogancia y más comprensión.

~¿Te pasa algo querida? Tus hermosos ojos no dejan de mirarme. Habló haciendo que Sofía se sonrojara.

~Lo siento duque Charles, me siento mejor ahora.

~Llamame Charles, no quiero que exista tanta formalidad entre nosotros, recuerda que soy tu amigo.

~Esta bien...¡Charles!

Ambos se rieron y el príncipe Arthur salió al encuentro de su padre.

~Amber ya está en el castillo de Corinthia, sé enojara mucho si no llegamos a tiempo.

El duque levantó los hombros y se despidió de la princesa Sofía.

~Espero poder verte mañana. Exclamó besando sus nudillos.

Sofía asintió con la cabeza y observo como aquel galante hombre se esfumaba de su vista.

Hugo daba vueltas alrededor del salón. Con cada movimiento de las manecillas del reloj, su impaciencia crecía cada vez más. Quería ver a su tío cruzar las puertas del castillo, si lo tenía cerca podría tener la seguridad de que no se acercaría a Sofía.

Dieron las 5 de la tarde, las 6 y el duque aún no aparecía. Hugo estaba a punto de entrar en pánico cuando las trompetas sonaron para dar la bienvenida a sus familiares.

En seguida el joven corrió a su encuentro y llevo a su tío hasta el centro de la pista.

~Creí que no vendrías tío, ¿Cuál fue el motivo de tu retraso? Preguntó fingiendo ingenuidad.

~Mi padre estaba en compañía de la princesa Sofía, él no se preocupa por el tiempo cuando está a su lado. Contestó Arthur.

La mandíbula de Hugo se tenso, sin embargo, debía mantener la compostura. No le haría bien a Clio notar su molestia.

~Me alegra tío. ¿Por qué no comes un poco de pastel?, ¡No!, Qué tonto soy, debe hacerte daño el azúcar, digo, por tu edad.

El duque levantó una ceja y miró de reojo a Garrick que observaba con intriga a su hijo menor.

~¿Qué te pasa Hugo? No pareces ser tú. Dijo su padre.

~Lo qué pasa es que estoy extasiado, ser padre me llena de alegría y por esa misma razón cuido la salud de mis familiares, debido a su edad mi tío ya no debería hacer cosas que solo puede hacer un adolescente.

~¡Hugo! Sabes perfectamente que soy más grande que Charles.

El príncipe soltó una de sus sonrisas arrogantes y tomó la mano de su tío.

~Lo siento mucho, solo lo hice porque te veo un poco enfermo y me preocupa tu salud. Espero que puedas perdonarme. Habló fingiendo arrepentimiento.

Hugo estaba causando un verdadero revuelo, pero nadie entendia lo que realmente estaba ocurriendo, nadie excepto Axel que se encontraba divertido por la reacción de su hermano.

~Tio Charles, creo entender lo que Hugo está diciendo. A propósito, ¿No piensas volver a casarte? El ducado de Albuquerque ha estado tan solo los últimos años, hace falta una presencia femenina en la mansión. Intervino Axel con arrogancia.

~Lo hará el día que tú te cases y tomes tus responsabilidades en serio. Contestó Garrick.

El príncipe se aclaró la garganta y arreglo un poco su chaqueta.

~Ninguna mujer es digna de mi.

~Tan arrogante como siempre Axel, compadezco a la mujer que decida ser tu esposa. Dijo Amber mientras rodeaba al pelirrojo.

~Es una lástima que estés comprometida o te haría mi reina. Se burló de ella.

~Yo no podría convertirme en la sombra de alguien, yo heredare el trono de Encantia. Contestó haciendo que el pelirrojo cerrará la boca.

Todos parecían estar en total armonía, pero los pensamientos de Hugo no sé separaban ni un momento de Sofía.

Se preguntaba ¿cómo se encontraba?, Si su cabello había crecido o seguía a la altura de sus hombros. Moría por recordar su aroma y sentir su tacto. Pero ya nada de eso sería posible, él seguiría estancado en un matrimonio en el que no era feliz y nunca lo sería.

El Amor de ClioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora