Delineando la Noche

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Nada más llegar al apartamento los nervios en las dos se hicieron evidentes e incontenibles. Se notaba en su manera de hablar y comportarse lo mucho que les costaba ponerse de acuerdo hasta que ambas haciendo su mejor esfuerzo se concentraron en retomar el ritmo que traían.

─¡Lo siento Flor! Siéntete como en tu casa. ¿Quieres tomar algo?

─¡Gracias! No por ahora. Habla mucho de ti la decoración de tu apartamento. Hasta podría asegurarte que ese cuadro en el centro del salón es de reciente

adquisición.

─Lo compre hace un mes. Es de una pintora amiga.

─A mi más que los cuadros me gustan las fotografías son más reveladoras.

─¿En qué sentido lo dices?

─Por ejemplo está foto me dice que el día que la tomaron tenías sobre tus hombros un enorme preocupación.

─¡Eso es asombroso! Me la tomo una chica que para ese entonces era mi pareja pero ya veníamos mal y después de unos días le comunique mi decisión de terminar y mudarme de ciudad.

─Lo raro es que la hayas enmarcado. Es cómo encerrar ese recuerdo en tu mente.

─Esa chica murió hace 3 años de leucemia y yo no lo supe hasta ya era muy tarde. La mantengo allí como agradecimiento por lo que viví con ella y también como un recordatorio de jamás darle la espalda a quien en un momento te hiso feliz.

─¡Jaz! Lo que me dices solo revela lo culpable que te sientes.

─Debo reconocer que me siento responsable de haber contribuido al poner distancia entre nosotras, que mi decisión le provocara el avance violento de su enfermedad.

─Eso es algo que no tienes manera de comprobar.

─¡Sí lo sé! Por eso la conservo como un homenaje a su memoria.

─Yo viví hace dos años una relación que casi acaba con mi tranquilidad. Esta chica me hiso la vida cuadritos en pocos meses con sus celos infundados, manipulaciones, violencia y ya en lo último lidie con drogas y alcohol. Yo la amaba y me desvivía por verla bien pero no me daba cuenta de que me arrastraba a su mundo y estando en el fondo trataba de salvarla pero ella no quería ser salvada. Mi sentimiento de culpa al no poder ayudarla me atormento por mucho tiempo porque estaba convencida de que yo era quién lo generaba. Beatriz acumulo una serie de problemas desde su adolescencia y no busco ayuda, cuando la conocí empezamos por ser amigas y a los 3 meses iniciamos una relación más allá de la amistad y a los 8 meses ya convivíamos. Ya sabes todo es color de rosa al principio pero luego los matices se tornaron grises y eso me impidió ver lo que ocurrió luego, cuando ya me hice parte del problema. Hoy esa culpa me acosa pero se por sus padres que ella pudo superar esa trágica etapa de su vida y aunque dejo los vicios tiene crisis frecuentes que la hacen caer en profundos estados de depresión de los que a veces sale pronto y otras les cuestan. Como ves tenemos un paso adverso con finales muy dolorosos.

─Es mejor que nos enfoquemos en el presente porque el pasado ya fue y nada podemos hacer para cambiarlo.

─Solo una cosa de él pudiera sacarse y no es otra que el aprendizaje que nos dejó. ─Luego de un silencio reflexivo para ambas.

─¿Si quieres puedes ducharte primero? Así me das chance de buscarte algo de ropa para que duermas cómoda. En el baño encontraras lo necesario y hasta una bata, úsala con confianza.

─¡Gracias de nuevo! Antes de hacer lo que me sugieres quiero decirte que me gusta que podamos contarnos nuestras penas y aquello que en cierta forma nos marcó la existencia. Me resulta grato encontrar en ti una amiga que no me juzga y se muestra comprensiva.

Entre Flores y CosméticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora