Prólogo

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Eh, tú, que te has tomado la molestia de pasarte a visitar un poco por esta obra, de antemano te doy las gracias, pero, ¿dónde están mis modales? Vamos, te invito a que te relajes un poco, acomódate en tu sillón, silla, cama o donde quiera que estés, estira un poco el cuerpo y, si me permites tomarte de la mano, déjame llevarte a través de esta corta novela. Te aseguro que no te arrepentirás, y si es así, te pediré perdón y haré el intento de no volver a hacerlo la próxima vez. 

Venga, que una historia nos espera. 

El Visitante OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora