Deán y Margot, 3:45
Cuando terminó de subir las escaleras, miró de un lado a otro para detectar el origen del sonido, y, de no haber sido por el apagar y el prender de las luces, lo más probable era que hubiera entrado a la habitación de Ellie. Antes de comenzar a patear la puerta, susurró:
-Sé dónde estás, Margot- no entendía por qué sabía que la que estaba detrás de la puerta era Margot, simplemente lo sabía.
Ahora, pateaba la puerta con fuerza, pensando que no era necesario hacer uso del hacha porque esa puerta no era tan resistente como la de la entrada. El hacha estaba depositada en el suelo y la pistola seguía en su pantalón. ¿Aún tenía el impermeable?, se preguntó. Miró su vestimenta y era la ropa con la que había salido de su casa. Se habían quitado los impermeables después de... no recordaba en qué momento, sólo que se los habían quitado. <<Comienzo a olvidar, ¿por qué?>>, pensó, esperando una respuesta, pero no pasó.
Siguió pateando la puerta, sintiendo cómo la madera se rompía y cedía. Era cuestión de segundos para que se abriera. <<Voy por ti, Margot. Soplaré y soplaré y la casa derribaré>>, pensó mientras seguía golpeando. Escuchó que dentro de la habitación Margot emitía un pequeño grito. A Deán le excitó y provocó nuevamente una erección. <<Estás asustada, Margot, estás muy asustada. Puedo oler tu miedo, querida>>, divagó mientras seguía pateando. Sólo un golpe más y la puerta se abriría. Tomó impulsó y dio el golpe final, abriendo la puerta hasta chocar contra la pared. La habitación estaba a oscuras, iluminada tenuemente por la luz proveniente del pasillo. Intentó ver dentro y encontrarla, pero no había rastro de ella desde ese punto. Sacó la pistola de su pantalón y la sostuvo con fuerza con una mano. Sintió el impulso de revisar si tenía puesto el seguro, pero no lo hizo. Entre antes lo hiciera, mejor, no debía darle mucho tiempo para preparar lo que tuviera pensado. <<Debí traer un cuchillo, o una linterna, joder>>, pensó. Entró en la habitación y se detuvo por un momento en el marco de la puerta, indeciso y un poco temeroso. Desechó el miedo, no le serviría de nada. Entró a la habitación y por instinto, sin saber del todo por qué lo hizo, cerró la puerta con un portazo. El lugar estaba a oscuras, pero Deán podía ver un poco a pesar de la penumbra; miraba una cama y una mesa de noche, miró los restos de vidrio de lo que había parecido ser una botella y un poco de quizá alcohol derramado sobre la alfombra, miraba la puerta del baño, que se encontraba entreabierta. Se le ocurrió que quizá Margot estuviera dentro del baño, esperándolo. Si se hubiera dado la vuelta o hubiese visto a sus espaldas hubiera podido observar una silueta que se acercaba a él. Pero no lo hizo y siguió aproximándose a la puerta del baño. La silueta se acercó más y Deán sólo se percató de que lo estaban siguiendo un segundo antes de que sintiera un dolor insoportable en la espalda. Un dolor que se incrementaba cada vez más y le parecía inhumano. Pensó que se desmayaría o moriría, y no pensó más porque el dolor era terrible.
Pero Margot había fallado, su objetivo era el cuello, y le había dado en la espalda, no en la columna vertebral, aunque eso hubiera estado mejor, sino al lado de esta, cerca de la costilla. El cuchillo no se había incrustado por completo, apenas había logrado penetrar unos dos o tres centímetros, lo suficiente como para crear un dolor terrible, pero no tanto como para matarlo al instante. El cuchillo quedó allí, incrustado en la espalda de Deán por unos segundos, y después cayó al suelo. Margot se alejó unos pasos y pensó en salir de allí. <<No, no puedo hacerlo, lo tengo herido, si no lo mato ahora no lo podré hacer nunca>>, decía una parte de su mente, mientras que otra le susurraba que moriría en cuestión de minutos y que debía esconderse porque aún quedaba uno, ese hombre viejo.
Mientras se decidía, Deán se dio la vuelta, cogió el cuchillo y aventó lejos de sí, cayendo en un rincón de la habitación. No gritaba porque sentía mucho dolor, sólo emitía gemidos. Margot pudo haberlo cogido, pero estaba petrificada. Deán se palpó el lugar de la herida y vio que estaba saliendo mucha sangre. No pensó: debo curarme, estoy muriendo; sino que se dijo que tenía que darse prisa porque podía morir. Observó, entre la negrura, una silueta que lo vinculó instantáneamente con Margot. Sonrió.
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El Visitante Oscuro
Mystery / ThrillerEllie, una niña de apenas once años, despierta tras haber tenido una horrible pesadilla, la cual no recuerda con exactitud más que dos simples pero estremecedoras palabras: "sangre" y "algo oscuro". Tiene la absoluta certeza de que algo va a ocurrir...