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Ellie y Margot, en el baño, 3:05

Los ruidos habían cesado, ahora sólo escuchaban el sonido de la lluvia. Habían cerrado la puerta de la habitación de su madre con cerrojo, al igual que la del baño. Estaban a oscuras, sentadas en la regadera, sintiendo cómo el agua que hacía horas había sido utilizada para una ducha de su madre les humedecía las ropas. Se tomaban de la mano, apretando con fuerza cuando los disparos y los gritos eran muy fuertes. Alguna de ellas soltó algunos pequeños gemidos, pero al cabo de los segundos y por el miedo, les era imposible saber si había sido su compañera o ella misma. Pero los ruidos habían cesado, esperaron, mas nada pasó. La duda las carcomía por dentro. Sentían el deseo de salir de allí y bajar para verificar qué había pasado, quién había ganado, pero una parte de ellas les decía que se quedaran allí, porque si bien el resultado podía ser bueno, también era probable que fuera desagradable. Habían llorado un poco, pero no demasiado porque ya lo habían hecho bastante por esa noche y porque el miedo y la incertidumbre era tal que ahogaba el llanto.

Ellie pensaba constantemente: Oh, Margot, ¿qué has hecho? Pero sabía que Margot no había hecho nada, simplemente había sido manipulada. <<¿Manipulada por qué?>>, se preguntaba Ellie, recordando lo que le había dicho <<ella>>. Manipulada por <<algo>>, algún tipo de fuerza que había colocado cuidadosamente las piezas del dominó y las había dejado caer, y todo eso se reducía a ese momento: a Deán y ese hombre viejo entrando a la casa para asesinarlos, liberando una lucha en la que ellas llevaban todas las desventajas. ¿Qué era ese <<algo>>? Por lo que Ellie sabía, había dos <<algo>>, uno que les había ayudado a ellas y uno que les había ayudado a ellos. Y el árbol, ese árbol era una especie de... ¿conducto? ¿conexión? Todo esto era mucho para Ellie y se obligó a dejar de pensar en todo eso porque si no lo hacía terminaría gritando.

-¿Crees que sea seguro bajar ya?- preguntó Margot en un susurro. No se cuestionó si era algo estúpido preguntar eso a su hermana menor.

-No. Creo que aún no. Quizá... quizá mamá... ellos...- no terminó porque lo que estaba a punto de decir era demasiado y no haría más que provocar el pánico. Ni si quiera se atrevía a pensarlo. Pero lo pensó, fue un pensamiento rápido que penetró en su mente: <<Quizá mamá está muerta y ellos la han matado>>. Quiso llorar y también gritar, pero se obligó a no hacerlo, diciéndose que sólo estaba asustada, que probablemente todo había salido bien y mamá los había detenido, es más, quizá subiría las escaleras, entraría a la habitación y les diría que todo estaba bien, que los había detenido, que había ganado y no había de que preocuparse. Se aferró a ese pensamiento.

Esperaron por un tiempo, un tiempo que les fue difícil determinar un número exacto, pero que para Ellie fueron de veinte a treinta minutos. Sin embargo, nada pasó. Escuchaban que hablaban, pero les era difícil determinar de dónde provenía y de quién provenía debido al ruido que hacía la lluvia y los truenos. Finalmente, en mutuo silencio, se resignaron, sabiendo que su madre no había ganado y ellas tendrían que defenderse solas. No soltaron en llanto, sólo dejaron salir las lágrimas. Ellie sostuvo con fuerza el mango de la navaja, una navaja de quizá quince centímetros, con un filo de tal vez siete. Sabía que no le ayudaría mucho en caso de tener que enfrentarse a alguno de ellos, pero le gustaba tenerla.

Margot habló en un susurro, con voz débil, sintiendo que la garganta se le cerraba, al borde del llanto, pero sabiendo que no era momento de llorar.

-Escucha, Ellie, tienes que escapar. Tienes que salir de aquí y buscar ayuda. Los distraeré, haré que vengan a mí, y tienes que escapar. No tendrás mucho tiempo, y a la mierda si te escuchan, sólo corre, corre hasta llegar al pueblo y busca ayuda. Tengo parte de la culpa, si no hubiese hecho algunas cosas... quizá esto no hubiera pasado- se calló, porque sentía que rompería en llanto. Iba a volver a hablar, cuando Ellie la interrumpió.

-Esto iba a pasar de cualquier forma. Aunque tú nunca hubieras estado con Deán, él, o tal vez otra persona, iba a venir. Esto... tenía que pasar. Creo que lo comprendo un poco, pero hay cosas que no me quedan claro.

-¿Por qué están aquí? ¿Qué es lo que quieren?- preguntó Margot.

-Matarnos. Nos quieren matar, a todos, de eso estoy segura. Y derribaron ese árbol porque era una especie de conexión de alguna fuerza. Pero creo que hay dos, dos fuerzas; una que estaba de nuestro lado y otra que estaba del suyo. Pero se han ido. Estamos solas, tanto nosotras como ellos, estamos solos. Pero... no sé por qué lo hacen. Eso no lo tengo claro.

-¿Estamos solas en esto? ¿Nadie... nadie vendrá a ayudarnos?- preguntó Margot con voz que parecía una súplica.

-Vendrá alguien. Quizá dentro de unas horas. Le he dicho que venga porque tenía un mal presentimiento desde ayer. Pero no sé si vendrá, y si lo hace, no sé cuándo. Sólo espero que no sea demasiado tarde- la voz de Ellie sonaba resignada, calmada, una voz triste. Aunque a Margot le parecía una voz inexpresiva, como la de un robot.

-¿Quién vendrá?- preguntó Margot, sintiendo un poco de esperanza.

-Creo que no lo conoces. Su nombre es Paul. Es distinto a todos, creo que no tiene la enfermedad y tiene planeado irse del pueblo probablemente hoy, pero antes vendrá aquí, a comprobar que todo está bien, como se lo pedí. También le pedí que viniera armado. Si llega a tiempo, es probable que... bueno, ya sabes, que nos salvemos. Pero también es probable que...- comenzó, pero no pudo seguir, pensaba que era innecesario.

-¿Qué es probable? Ellie, ¿qué es probable?- preguntó Margot con impaciencia. Ellie suspiró y habló, con voz calmada y lenta.

-Es probable que no venga. Que se olvide. Es viejo, ¿sabes? Tiene quizá cuarenta años, tal vez más o un poco menos. Es probable que se olvide. No lo creo, lo prometió y estoy segura que vendrá, pero no hay que descartar esa posibilidad.

Hubo un corto lapso en el que ninguna habló. Finalmente, fue Margot quien rompió el silencio, diciendo:

-No hay que quedarnos aquí esperando. Hay que salir, hay que... intentar escapar, y si no, intentar defenderse. Los distraeré, Ellie, haré que vengan a mí; quizá no es mi culpa del todo, quizá hubiera pasado de cualquier forma como tú lo dices, pero... lo he provocado, de una u otra forma, lo he provocado, y tengo que pagarlo. Tú escapa, ve al pueblo y busca a ese... Paul o a alguien que venga a ayudar. Y si no puedes, vete, vete del pueblo, busca otra vida, Ellie- hizo una pausa y la abrazó, y mientras lo hacía, le susurró al oído-. Te quiero, hermana, sé que nunca te lo he dicho, pero es verdad. Ahora, escucha, porque sólo tendrás una oportunidad y quiero que te vayas de aquí...

Margot comenzó a hablar, con una voz grave, de autoridad, y Ellie escuchó.

El Visitante OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora