Margot sentía que estaba flotando, flotando en el país del dolor, pero sin saber que aún estaba en la entrada y que dentro de poco sentiría algo peor. Miraba que Deán se ponía de pie. Miró que no tenía pantalones, y luego de unos momentos, vio que tampoco tenía puesta las bragas. Una sensación de vergüenza la invadió. Por lo menos aún tenía puesto los sostenes, pensó. Sin embargo, qué importaba que tuviera puesto los sostenes si tenía al descubierto "eso". Quiso llorar nuevamente, pero sólo salieron unas lágrimas. Se negaba a creer que eso estaba pasando, se negaba a creerlo por completo. Se le ocurrió que no debió voltear, que nunca debió mirar atrás, que, si no lo hubiera hecho, habría perdido la virginidad con alguien al que, al menos de momento, amaba. Y habría estado bien, tanto para ella como para él. Mas no lo había hecho, había volteado y había desencadenado todo eso. <<Aunque iba a pasar de cualquier forma, todo esto tenía que pasar, así lo dijo Ellie, todo esto iba a pasar con o sin Deán. Hubiera hecho lo que hubiera hecho todo esto tenía que pasar. Lo único que habría logrado era omitir la parte de la violación>>, pensó ella en pocos segundos. Miró que Deán se estaba quitando los pantalones. <<Oh, mierda, se va a quitar los pantalones y voy a ver su cosa. Peor aún, la voy a sentir. ¡Oh, carajo! No la quiero ver, no la quiero ver>>, divagó, pero la vio. El chico se quitó los pantalones y su cosa salió disparada como el muñeco de una caja sorpresa. Margot vio que estaba peor que antes, la piel se encontraba más carcomida y si antes parecía que llevaba dos semanas muerto, ahora daba el aspecto de que eran tres o un mes entero. ¿Era eso posible?, se preguntó la chica. Había más huecos y el líquido amarillento aún persistía.
-¿Te gusta, Margot? ¿Te gusta? Oh, créeme, te va a gustar- dijo mientras balanceaba de un lado a otro su pene. Comenzó a caminar hacia ella. Margot quiso gritar, quiso suplicar que no lo hiciera, pero no lo hizo. Estaba muy cansada y dolorida como para hacer todo eso, y sabía que era innecesario.
Las piernas de Margot estaban cerradas; Deán las abrió, pero nuevamente volvieron a cerrarse. Deán las abrió con fuerza y plantó sus dedos en ellas, apretando con fuerza. Las mantuvo así por un momento y las soltó, esperando que volvieran a cerrarse, porque si eso pasaba la volvería a golpear. Pero no sucedió nada, las piernas se quedaron así. Deán entró entre el espacio entre las piernas y sintió que se desvanecía cuando volvió a mirar "eso", no obstante, no podía evitarlo, era como si estuviera hipnotizado. <<Bien, comencemos>>, pensó.
A pesar de que Margot se encontraba en un estado entre lo real y lo que no lo es, el dolor fue como una bofetada que la despertó. Sintió dolor, mucho dolor en su parte. El primer pensamiento que la invadió al sentirlo, fue: <<Voy a sangrar. Voy a sangrar y creo que no lo podré soportar>>. Pero todo estaba comenzando todavía.
La cosa de Deán aún estaba entrando con lentitud, porque, a pesar de todo, el chico estaba nervioso y se descubrió sudando. Cuando aún introducía la mitad de su cosa, sintió tanto placer, un placer que no había logrado con ningún acto de masturbación, que no le importó y la introdujo por completo.
El dolor para Margot fue tan repentino que abrió la boca para gritar, pero sólo pudo articular gemidos, mas no gemidos de placer, en esos momentos sentía de todo excepto placer, sino de dolor. Margot pensó en sangre, en sangre y cadáveres en estado de putrefacción, y a pesar de lo extraño de este pensamiento, se obligó a aferrarse a él.
Deán lo sacó un poco y la volvió a introducir, como se lo había enseñado su padre cuando él tenía once años. Comenzó a hacer este ejercicio al principio con lentitud para después hacerlo con mayor rapidez. <<Entra y sale, entra y sale, como me lo enseñaste, papá>>, pensaba Deán, al momento en que pensaba en un cuarto oscuro iluminado por la luz de la luna que se filtraba por la ventana, y a medida que el placer en él aumentaba, el cuarto se tornaba más oscuro. Deán puso las manos en el suelo, al lado de los pechos de Margot, y se inclinó hacia ella, con ambos rostros separados por una distancia de quizá treinta centímetros. Quitó una mano del suelo, sosteniéndose con sólo una, y la depositó en los senos de ella, acariciando y apretando a medida que sentía el orgasmo muy cerca.
Margot sentía dolor y náuseas, sentía cómo la cosa de Deán estaba dentro de ella y cómo el chico la sacaba y la volvía a meter. Sentía un dolor ardiente dentro de sí que crecía. <<Es grande, su cosa es muy grande. Y eso no hace más que empeorar todo. ¡Joder, cómo duele!>>, pensaba. No gritaba, se limitaba a gemir, pero sabía que pronto no lo podría soportar más y se vería obligada a gritar. Tenía el rostro empapado de lágrimas. <<¡Ahora, Margot! ¡Busca! ¡Comienza a buscar! ¡Con una mierda, no te quedes inmóvil!>>, se decía, y tras dudarlo un poco, cuestionándose si acaso importaba, comenzó a palpar el suelo en busca de eso, de ese objeto cuyo nombre no recordaba porque gran parte de ella se enfocaba en el dolor y en el rostro de Deán a centímetros del suyo y a sus senos siendo acariciados por ese monstruo. Se le ocurrió que el chico la vería tocando el suelo en busca del cuchillo (por fin lo recordó), pero al ver su rostro se dijo que estaba tan excitado que seguramente no recordaba ni en dónde estaba. Su mano casi alcanzaba el cuchillo cuando Deán lo metió con tanta fuerza que el himen se rompió. La sangre comenzó a salir de la entrepierna de Margot. Esta vez, ella no pudo suprimirlo más y gritó.
Deán no comprendía del todo lo que estaba pasando, sentía que un líquido lo estaba manchando y al ver hacia abajo vio que era sangre. Su primer pensamiento fue: <<Oh, mierda, se está desangrando. Se va a morir. Mierda, mierda, mierda...>>. Recordaba vagamente que le habían hablado de algo que se rompía dentro de la mujer en la primera vez, pero no sabía qué era ni si salía sangre, ni siquiera recordaba del todo haber tenido una conversación así. <<Ignóralo. Termina con esto y qué más da si se muere, la ibas a matar de cualquier forma, ¿no?>>, se decía, pero dudaba esto último, ahora no sabía si realmente la iba a matar, porque en el fondo... la quería. Era lo único que tenía en la vida y si la mataba tendría que terminar suicidándose porque no tendría nada más porqué vivir y porque había escuchado y visto muchas cosas de la enfermedad y prefería matarse antes que soportar esa tortura. Sin embargo, a pesar de la sangre, no detuvo sus movimientos, seguía introduciendo y sacando, sólo lo había hecho más lento. El éxtasis estaba cerca, luchaba por alcanzarlo y no se detendría hasta lograrlo. Margot gritó, y a oídos de Deán fue un grito de placer con pizcas de dolor. El grito lo excitó, pero también le molestó. Dejó de acariciar los senos de ella y le puso la mano en la boca para suprimir el grito, que se estaba convirtiendo en llanto. <<Un llanto de placer, es de placer porque le gusta y soy bueno en esto>>, pensaba.
-Calla, nena, calla- dijo Deán entre gemidos. El orgasmo estaba cerca, casi lo alcanzaba y se esmeraba en llegar a él. Ni siquiera se había percatado de que seguía sangrando por la espalda. En su mente, el cuarto se estaba tornando más oscuro.
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El Visitante Oscuro
Misterio / SuspensoEllie, una niña de apenas once años, despierta tras haber tenido una horrible pesadilla, la cual no recuerda con exactitud más que dos simples pero estremecedoras palabras: "sangre" y "algo oscuro". Tiene la absoluta certeza de que algo va a ocurrir...