36 (Parte uno)

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Margot y Paul, 4:30

Se miraron en silencio por unos momentos. Paul, con las ropas casi completamente mojadas, sosteniendo una pistola en la mano derecha; Margot, con el rostro, cabello, brazos y otras partes del cuerpo visibles manchadas de sangre, con la sangre que estaba empapando los pantalones, comenzando por la entrepierna, que era la parte más visible. Margot recordó lo que Ellie le había dicho de un tal Paul. Un hombre viejo, había dicho, de quizá cuarenta años o más. Pero Margot sentía que ya lo conocía desde antes. ¿No había sido aquel hombre el que había detenido a Deán de que matara a un chico de doce años hacía un tiempo? La coincidencia le parecía asombrosa, pero creíble. Le pareció que era él.

Paul miraba a la chica con gran estupefacción. Estaba manchada de sangre, en especial el rostro, que estaba casi bañado, pero la sangre comenzaba a desaparecer por la lluvia, y los pantalones, que estaban casi empapados, no obstante, la sangre provenía por dentro. A Paul le llegó una idea, pero le pareció demasiado horrible como para mantenerla en su mente por mucho tiempo: ¿Acaso habían violado a esa chica y la habían desgarrado? Alejó aquello de su mente, le parecía horrible, mas no imposible. Le parecía que era la hermana mayor de Ellie, según lo que le había dicho Rose en sueños. Al ver que la chica no respondía, volvió a formular la pregunta:

-¡¿Qué mierda te ha pasado?!

Margot lo miró por unos momentos, y tras vacilar un poco, dijo, eludiendo la pregunta:

-Eres... Paul, ¿cierto?- cuestionó con una voz dulce y débil.

Paul asintió.

-Sí, soy yo. ¿Qué ha pasado?- respondió, acercándose un poco a la chica. Paul pensó que retrocedería, pero no, al contrario, ella también se acercó un poco a él.

-Han venido unos... tipos. Sólo conozco a uno, el otro no sé quién pueda ser. Creo, y estoy casi completamente segura, que ha matado...- tuvo que detenerse para poder resistir lo que estaba a punto de decir-... que ha matado a mi madre. Uno está muerto. Lo... lo maté. Lo siento, pero no tenía opción, estaba asustada y él estaba demente. Y... no quiero ir a prisión. No quería hacerlo, pero juro que... no tenía opción alguna. Lo juro- dijo Margot, mientras unas lágrimas le invadían el rostro. No pudo seguir y rompió a llorar. Paul se acercó un poco más a ella.

-No irás a prisión, chica. ¿Qué pasó con el otro sujeto?- preguntó, intentando sonar calmado, aunque en realidad estaba aterrado-. ¿Sigue con vida?

-Sí, eso creo- respondió Margot, secándose con una mano las lágrimas, mientras que con la otra seguía sosteniendo la pistola.

-¿Y Ellie? ¿Dónde está Ellie? ¿Aún... aún sigue con vida?- interrogó. Deseaba que así fuera, deseaba no haber llegado demasiado tarde.

-¿No se la ha encontrado mientras venía hacia aquí?- preguntó Margot, sintiendo que estaba otra vez al borde del llanto. Paul negó con la cabeza-. Entonces... entonces sigue dentro. Creo que posiblemente está con el otro tipo. No lo sé. Creo que así es.

Un trueno se hizo sonar en el cielo. Paul se percató de que Margot había dado un pequeño salto. Se miraron a los ojos por unos momentos, pero al cabo de unos segundos Margot miró hacia dentro de la casa. Era bella, sin duda, y no merecía estar pasando nada de aquello, nadie lo merecía, pensaba Paul.

-¿Y dónde crees que pueden estar?- dijo él. Tenía que darse prisa, podía quedar muy poco tiempo, o quizá nada, pensaba, pero se negaba a creer lo último-. ¿Dónde?

-No lo sé- dijo Margot, y lo volvió a verlo a los ojos-. No lo sé. No están arriba, de eso puedo estar segura, y tampoco están en la sala de estar ni en la cocina, al parecer. Así que sólo hay un lugar.

El Visitante OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora