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Margot, 4:20

A pocos centímetros de las escaleras, se detuvo. No debía bajar, no sabía dónde se encontraba ese hombre ni qué armas tenía, y ella no estaba segura de poder disparar bien. Si Ellie no había logrado escapar, entonces estaba escondida en algún lugar de la casa, pero ¿en dónde? Margot pensó en el único lugar donde alguien se podría esconder en aquella parte de la casa, y era el sótano. La idea le pareció extraña, ya que sabía que Ellie preferiría estar muerta antes que entrar allí, pero tenía en mente que era una chica valiente y lo soportaría. Así que, si Ellie no había podido huir, ella tenía que hacerlo, huir y buscar ayuda, buscar a ese tal Paul del que le había hablado. Decidió que bajar a enfrentarse a ese hombre era estúpido porque él llevaba todas las ventajas y ella estaba segura que erraría el tiro. Así que tenía que salir de allí, pero, ¿cómo?, se preguntaba. Miró hacia su habitación, pero por allí no se podía salir, la ventana era muy pequeña. <<Ventana, eso es>>, pensó. Miró hacia la habitación de Ellie, con la puerta apenas abierta. <<Seguro que sólo la abrió un poco para que pudiera pasar>>, se le ocurrió, y un instante después se preguntó qué sentido tenía eso. Desechó esos pensamientos y se concentró en uno sólo: la ventana. La ventana de Ellie no era muy grande, pero podía pasar por ella si se lo proponía. Pero la distancia entre la ventana y el suelo no era poco, y podía romperse las piernas. <<No si utilizo sábanas>>, pensó. Eso era, saldría de allí por la ventana utilizando sábanas. Como en aquellos cuentos que había leído de niña en que la princesa escapaba del castillo saliendo por su ventana con esas telas. Margot comenzó a caminar hacia allí, pero se olvidó del dolor y al dar un paso sintió que la entrepierna le estallaría. Miró hacia abajo, y vio que en sus pantalones se formaba una mancha de sangre. Hizo una mueca de dolor y se tapó la boca con una mano para suprimir el grito. Después de unos momentos, el dolor pasó en su mayoría y pudo volver a caminar, a pasos cortos, hasta la habitación de su hermana.

Cuando llegó, caminó hasta la ventana; era un trabajo difícil y llevaba tiempo porque no podía permitirse caminar con rapidez, pero finalmente llegó. Guardó la pistola en el pantalón para poder actuar con más rapidez. Abrió la ventana utilizando las pocas fuerzas que tenía y cuando lo logró miró hacia abajo. Observó la entrada, con la puerta abierta, aunque sin poder verla del todo; el árbol caído y la tierra mojada. No vio por mucho tiempo, sabía que le quedaba muy poco. Sacó las sábanas de la cama de Ellie y las amarró a los pies de esta. Comprobó si podría pasar por allí y observó que podría pero que tendría que encogerse, y no estaba segura de tener las suficientes fuerzas como para hacer eso.

Terminó de amarrar todo y, llevando las sábanas con una mano, se encaminó hacia la ventana e hizo un gran esfuerzo para pasar por ésta, y al final lo logró. Sentada sobre el borde de la ventana, miró hacia abajo y dudó si podría hacerlo y, si lo hacía, dudó si podría sobrevivir. La distancia no era mucha, pero tampoco era poca. La suficiente como para romperse las piernas si saltaba sin más. Y sin pensarlo más, porque sabía que si lo hacía terminaría arrepintiéndose, se lanzó hacia fuera, sosteniendo con todas sus fuerzas las sábanas. Escuchó cómo la cama salía lanzaba repentinamente hacia la pared y cómo la tela se rompió cuando llegó al límite. Margot cayó al suelo, de costado, manchándose de lodo el cuerpo, pero sin ninguna herida. Quedó allí, tendida en la tierra mojada, dejando que la lluvia empapara su rostro, diciéndose que quería estar allí sólo un momento, sólo unos minutos, que estaba muy cansada y que quería relajarse. Sólo un momento, pensaba, sólo un momento para descansar. Una idea aterradora le asaltó: ¿la habrían escuchado? ¿Habrían escuchado el ruido de la cama golpear contra la pared? Sin duda, pensaba, si había alguien en la casa, lo habría escuchado. A menos que estuviera en el sótano, claro, pero eso era improbable. De modo que tenía poco tiempo y debía actuar rápido. Debía llegar al pueblo a buscar ayuda. <<¿Llegar al pueblo? Dios, me llevará horas. Y para ese tiempo, si Ellie no logró escapar, ya estará...>>, pero no quería ni pensarlo. Tocó la parte trasera del pantalón para comprobar si aún conservaba la pistola, y soltó un suspiro de alivio cuando sintió el tacto de algo duro, mojado y frío.

Se levantó con lentitud, segura de que la sangre volvía a salir y que sus pantalones ya estaban empapados. Pero no importaba, había cosas más importantes que unos pantalones mojados de sangre. Comenzó a caminar con lentitud, casi cojeando, hacia la puerta de la casa. <<Qué estúpida, qué estúpida, qué estúpida. ¿Cómo se me pudo ocurrir saltar por la ventana? Tengo que acabar con todo esto, tengo que matar al otro sujeto, porque si no... Ellie morirá. Ya está, lo pensé. Pienso que si no hago algo ahora Ellie morirá. No sé por qué están aquí ni por qué hacen lo que hacen ni cuáles son sus objetivos, pero si amenazan con matarnos, hay que defendernos. Bueno, por lo menos no se esperará que entre por la puerta de entrada. Eso ya es algo. Sólo espero que la puntería no me falle porque...>>. Sus pensamientos se detuvieron de golpe. Cuando estaba a escasos metros de la puerta, las luces de un automóvil la cegaron, y tuvo que taparse los ojos con una mano. El auto se apagó y con esto las luces quedaron apagadas. Escuchó el sonido de la puerta abrirse y unas pisadas que se clavaban en el lodo. <<Oh, no, oh no. Son más, hay más, han venido más personas a matarnos. Dos no eran suficientes, hay más y no podré hacer nada porque no soy tan fuerte. Oh, no, no, no...>>, pensaba Margot en cuanto vio la silueta de un hombre salir del automóvil (que después descubrió que era un Buick porque su padre estaba obsesionado con esos coches), y acercarse a ella. Pero todos esos pensamientos se disiparon cuando escuchó la voz de un hombre, que exclamaba, en una mezcla de preocupación y sorpresa:

-¡Por todos los cielos! ¿Qué demonios te ha pasado?

El Visitante OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora