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—Jenny

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—Jenny. —Trataba de limpiarse las lágrimas con la mano—. Otra vez mamá me regañó, se enteró de que salgo con... —Se queda pensando—. No, que salía con Armando.

—¿Terminaron?

—Sí, justo hoy.

Es el segundo chico con el que salía este año. Un patán de otra escuela que conoció un día en la heladería. Nunca me cayó bien.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—No. Me dijo: "Si eres una puta como tu padre, entonces vete de mi casa."

A pesar de que no es la primera vez que escucho eso, siempre me sorprendo de lo cruel que puede llegar a ser. Qué horror de mujer. Estoy segura de que Nora ha vivido más cosas, pero no se atreve a contarme algo de su pasado en su antigua ciudad. Me da escalofríos pensar que ellas son físicamente parecidas. No quiero ver a Nora convertida en eso.

—¿Quieres quedarte en mi casa? —pregunto sin pensarlo más—. Ya sabes que a mis padres no les importaría.

Es más, la primera vez que la traje a casa hace dos meses, mi madre se quedó encantada con ella. Creo que quería adoptarla, siempre quiso una segunda hija.

—Gracias, Jenny.

Le ofrezco mi mano y pronto siento como se sujeta a mí. Qué frío está su tacto, seguramente ha estado mucho tiempo aquí. También percibo lo pequeña y suave que es. Qué linda. Cuando se pone a mi lado, compruebo que solo soy más alta por unos cinco centímetros o quizás menos.

—Vas a bañarte una vez lleguemos —dije—. No sería bueno que te enfermes con los exámenes tan cerca. Necesitas mantener tu promedio.

Nora es la segunda con mejor promedio de toda la generación. La he visto esforzarse para conseguir la beca para la Facultad de Medicina, estoy segura de que lo logrará.

—No sé cómo siempre llegas en el momento justo.

Me dedica una ligera sonrisa que me hace apartar la mirada de ella rápido. No quiero que me vea sonrojada.

—Vamos a casa.

*****

A las siete de la tarde, pensé que iba a ser otra tarde-noche solitaria en mi habitación, pero todo cambió con la presencia de Nora. Ambas estamos sentadas sobre mi cama, con pijama y un par de tazas de chocolate y galletas.

Ella está leyendo un libro de mi estantería mientras yo acomodo las fotografías que tomé e imprimí del otro día que salí con mis padres en mi álbum. Hace una hora me resigné a no poder estudiar, pero al menos acabé la tarea.

A pesar de mostrarme calmada, no puedo evitar mirarla de reojo y siento mi cara muy caliente, Nora está usando un pijama mío y le queda un poquito grande. Odio admitirlo, pero soy un poco pervertida.

—Sigue sin gustarme mucho las novelas de suspenso —me dice con total tranquilidad.

Debo mantener la calma, no quiero volverme a poner roja.

—Lo siento, no tengo muchas novelas de romance, prefiero el suspenso y el terror. —Me quedo pensado—. El único libro que tengo así es Sentido y Sensibilidad. Me lo regaló mi madre hace dos años.

—Ese libro ya lo leí, aunque mi favorito de Jane Austen es...

—Déjame adivinar, ¿Orgullo y Prejuicio? —la interrumpo.

—No, Persuasión. —Mira de nuevo al libro que tiene en sus manos—. Me he propuesto acabar de leer este libro, aunque me cueste leer este género.

—No tienes que hacerlo si no te gusta.

—No, tú me recomendaste este libro con mucho entusiasmo y voy a terminar de leer Misery. —Sigue leyendo.

No puedo evitar sentirme feliz.

—¿Por qué te gusta leer, Nora?

Ella se sorprende, para luego morderse un poco los labios. Siempre hace eso cuando trata de no hablar de más.

—Me recuerda a... alguien que se fue. Lo hacía cada noche para mí.

Supongo que debe estar hablando de alguien muy querido, pero no quiero presionarla. Sin embargo, me sorprende todavía más que por fin esté contándome cosas de su pasado. Lo juro, ella es bastante intrigante. Eso me gusta.

*****

Son las once de la noche y ambas estamos juntas en la misma cama. Siempre insisto en dormir en el suelo o en el sillón, pero ella no quiere sacarme de mi cama y llegamos a esta conclusión.

Aunque no es la primera vez, siempre pasa lo mismo, ella duerme y yo no. ¿Cómo podía estar en calma al tenerla tan cerca de mí?

Por más que trato de ser solo una amiga y de olvidarme de tener una esperanza, mi corazón me grita la inevitable verdad.

Nora Sanders es la chica que me gusta.

Hace un año acepté que solo me sentía atraída a las mujeres y es en momentos como estos, desde que conozco a Nora, que desearía haber sido que ella busca, un chico. Por alguna razón, ella quiere un "príncipe". Se me hace tan infantil, pero a la vez tan tierno.

¿Ella se hubiera fijado en mí si fuera hombre? ¿Las cosas hubiera sido más fáciles? Jamás lo sabré.

Yo soy Jennifer Park, su mejor amiga y una mujer.

Yo soy Jennifer Park, su mejor amiga y una mujer

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Perdóname, AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora