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Diciembre

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Diciembre. Año 2012.

Quisiera decir que hoy es el cumpleaños de Nora, pero no. Fue hace una semana. No pudo tener su cumpleaños libre, pero hoy sí, por lo que quise hacer algo especial. Aunque mi idea inicial era algo entre los tres, Nora dijo que preferiría una noche un poco más entre adultos como ir un restaurante-bar. Lo vi muchas veces con Brianna y Samantha, querían mucho a Nicole, pero a veces les gustaba tener una noche entre adultos.

Luego dejar a Matty en casa de mis padres, regreso a mi habitación y me preparo. Nora está haciendo lo mismo en su cuarto. En mi cama hay dos ropas: un vestido rojo muy hermoso y en el otro un traje de vestir. Hoy vamos a ir un restaurante con terraza muy fino que me recomendó mi jefe.

Qué difícil es decidirme. Me gusta el vestido, pero siento más cómoda el traje y hace algo frío para usar un escote que muestre mi espalda.

¡Ya sé! Voy a decirme lazando una moneda.

*****

Al dar las seis de la tarde, estoy en al pie de las escaleras. La suerte decidió que hoy usara mi traje de vestir de color negro, tacones altos y me sujete el cabello, además de un bolso a juego. Definitivamente, me veo muy bien.

Cuando levanto la mirada hacia arriba, al otro lado de las escaleras, me encuentro a Nora. Está utilizando un elegante vestido azul marino y tacones altos. Se peinó el cabello para hacer ondulaciones en las puntas, por lo que se ve con el cabello más corto. Sus labios resaltan con ese leve color rosas, las mejillas en su cara se ven más coloradas y que decir de su morada, resalta mucho con las pestañas con rímel.

—¿C-Cómo me veo? —pregunta mientras se coloca un mechón detrás del cabello.

—Hermosa —digo lo primero que se me viene a la mente.

—G-Gracias. —Sonríe levemente.

—Te compré algo más. —De mi bolso saco un collar de plata con un dije en forma de manzana—. Feliz cumpleaños.

—Jenny, está hermoso. —Se alegra—. Aunque ya te hice gastar mucho: este vestido, los tacones, la cena.

—Tú no te preocupes por eso, eres la cumpleañera y quiero consentirte todo lo que pueda.

De pronto, Nora me da la espalda y alza su cabello para mostrarme su cuello. También veo que no tiene el cierre del vestido hasta arriba.

—¿Me colocas el collar, por favor? —me pide mientras voltea ligeramente hacia mí.

¿Ella... está roja de la cara? No, debe ser el maquillaje del rubor. Me acerco por detrás y pongo mis manos alrededor de su cuello junto con el collar. Tenerla tan cerca me hace darme cuenta de que todavía sigue oliendo a manzana y lo pálido que su piel en esa zona. No puedo dejar de verla. La plata fría roza su pecho y ella gime un poco, me provoca un escalofrío y ahora siento el corazón agitado.

Perdóname, AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora